El Rayo Vallecano, decimoquinto clasificado de la Liga BBVA, visita éste sábado uno de los campos más difíciles de toda la Liga BBVA, el Camp Nou. Se enfrentará al FC Barcelona, uno de los clubes que peor se les da a los de Paco Jémez.

Esta clase de partidos, además de bonitos, son muy especiales para un jugador en particular. Paradójicamente, las posibilidades que tiene el Rayo Vallecano de poder puntuar en el Camp Nou pasan por un jugador que despuntó en sus categorías inferiores, siendo la gran joya de la cantera azulgrana a finales de la década de los 90:

De Rábade a Sant Joan Despí

Nacido en un pequeño pueblo de Lugo, Roberto Trashorras empezó desde bien pequeño a jugar a lo que un día se convertiría en su profesión y pasión: El fútbol.

Con apenas 8 años llega a las categorías inferiores del Villalbés, equipo cercano a Rábade, pueblo en el que nació. Roberto escaló paso a paso por las categorías inferiores del modesto club, llegando a jugar, primero con la selección de Lugo y más tarde en la selección gallega, donde comenzó a despuntar año tras año e hizo que se fijaran en el bastantes clubes.

Es en 1996, a la edad de 15 años, cuando el FC Barcelona y Roberto Trashorras se cruzan por primera vez en el camino. El club catalán, al verle en un partido de la selección gallega, decide llamarle a sus filas. Roberto no lo dudó ni un solo instante pese a la distancia (más de 1000 kilometros) y llegó a lo que fue su casa hasta 2003: La masía.

Creando al arquitecto

Cómo pasa con los primeros amores, pese al paso de los años, algo ha quedado ligado entre Roberto y el FC Barcelona. El gusto por el último pase, la posesión y el dominio de la pelota son algunos de los resquicios de un gran amor que por causas ajenas a la calidad del gallego no pudieron cuajar.

Los comienzos fueron muy buenos. La adaptación de Roberto fue extraordinaria y pronto sería uno de los jugadores más importantes de la cantera del FC Barcelona. Lo extraño era la demarcación de Roberto pues jugaba de delantero centro debido a su corpulencia.

Pronto se ganó, por su parecido con el argentino Juan Sebastián Verón, el apodo de “la brujita del mini” y fue cuando se cruzó con el ex jugador del Celta de Vigo y por aquel entonces entrenador del Barcelona B, Quique Costas. El decidió retrasar la posición de Roberto a la de media punta, debido a las numerosas asistencias que estaba dando con el filial en segunda B.

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El balón que rozó el larguero en Riazor

Trashorras, tras realizar una genial temporada con el equipo filial del Barcelona, sabía que la temporada 2001-2002 sería muy importante para él. El actual entrenador del FC Barcelona por aquel entonces, Carles Rexach llamó al gallego para que realizara toda la pretemporada con el club blaugrana.

Llegó así el 8 de Agosto de 2001. El Barcelona ganaba 3-4 al Wisla de Cracovia en la fase de clasificación para la liga de campeones y en el minuto 86, Roberto Trashorras debutaba como profesional al entrar al terreno de juego por, paradójicamente, el actual entrenador del FC Barcelona, Luis Enrique.

Pasados dos meses de competición, llegó el día más esperado para la brujita del mini. El 7 de Octubre de 2001, Trashorras es convocado con el primer equipo del FC Barcelona para el partido ante el Deportivo de la Coruña en Riazor. Pasados 20 minutos de la segunda parte, Roberto entró en el terreno de juego sustituyendo a Alfonso Pérez.

El marcador terminó dos a uno a favor del club gallego, pero Trashorras pudo cambiar el devenir del partido cuando un jovencísimo Xavi Hernández botó un saque de esquina que sería peinado por Carles Puyol en el primer palo, llegando el balón a Roberto Trashorras, que, de volea, envió el balón a escasos centímetros de la portería del Deportivo de la Coruña.

No sabemos que hubiera sido de la carrera de Trashorras en caso de que ese tiro hubiera acabado en gol, pero, tras finalizar esa temporada, el idilio FC Barcelona – Roberto Trashorras se acabó.

Llegada al eterno rival, pasos por Segunda y consolidación en su tierra

Los años siguientes de Roberto serían un vaivén de distintas situaciones. Llega al filial del Real Madrid, eterno rival del FC Barcelona, donde tenía una promesa del argentino Valdano, dos años terminándose de formar en el filial blanco y llegada al primer equipo.

Pese a que realizó dos grandes temporadas, incluso siendo uno de los baluartes del ascenso del Real Madrid Castilla a segunda división, Valdano no cumplió con su palabra y el gallego decide marcharse.

Tras Real Madrid, llegan Numancia y Las Palmas, equipos donde Trashorras consiguió demostrar su calidad, confirmándose como jugador indiscutible en ambos clubes. La segunda temporada que realizó en el club canario, marcando 9 goles en 28 partidos, le permitió volver a Galicia para fichar por el Celta de Vigo.

En el club gallego cuaja cinco grandes temporadas. El media punta llegó a Balaídos en un proceso de galleguización por medio del club y pronto deslumbró como fichaje estrella. Le dieron el “10”, con todo lo que eso conlleva, y pronto se convirtió en el jugador distinto que es.

Cinco temporadas después, Celta de Vigo y Roberto Trashorras llegan a un acuerdo para la rescisión de su contrato. Llegaba el momento de aterrizar en la capital.

El metrónomo de Vallecas

Cinco temporadas lleva Trashorras en el humilde barrio de Vallecas. Es el capitán del equipo franjirrojo y sin duda uno de los jugadores más queridos de todo el equipo.

La llegada de Paco Jémez fue definitiva para que Trashorras pudiera desarrollar esos conceptos que aprendió en la masía y exprimió en Valdevebas, Los pajaritos y Balaidos.

Han pasado catorce temporadas, pero, como el buen vino, Trashorras va mejorando con los años. El arquitecto y metrónomo, que mueve a su antojo al que es, desde hace un par de años, el club de su vida, vuelve a la ciudad que le vio crecer, y desde los bajos de las instalaciones de la Masía resuena ese… ¿Y si hubiera entrado esa volea?