En un campo de categoría como es El Sadar apenas se pueden dejar espacios para los errores o los defectos. La definición y la falta de pegada condenaron al Albacete Balompié en tierras navarras en un encuentro en el que el empate era un resultado más que merecido. Los de Luis César entraron más centrados al choque que su rival, que se valió con el tanto de Nino para calmar la tensión y la incertidumbre iniciales. Bien pudo marcar Samu nada más arrancar en una bonita jugada, y también lo pudo hacer Rubén Cruz para haber puesto el 1-1 de penalti, pero su disparo lo detuvo el meta Nauzet. A pesar de la derrota, se dio una buena imagen, con ese fútbol elaborado y esas ideas claras que brillaron por su ausencia hace seis días, determinando en Pamplona cuál debe ser el camino a seguir.

Núñez, orden y jerarquía en el centro del campo

Sorprendieron los manchegos esta vez para bien, con Edu Ramos y Núñez en el medio dejando atrás los fantasmas vividos la pasada semana contra el Zaragoza. Importante fue la presencia del capitán extremeño en la sala de mandos, canalizando el juego de los suyos. Empezaba muy activo el choque, con los disparos encarando ambas áreas incluso antes de cumplirse el primer minuto. Estas dos primeras llegadas fueron solo una carta de presentación, dejando finalmente que se calmaran los dos equipos, evitando el intercambio de golpes.

Esto parecía beneficiar al Alba, que en los primeros instantes estuvo mucho más asentado sobre el césped que su rival, sin dejar a Osasuna que mantuviera la posesión. Los de Enrique Martín, insistían con balones largos, a fin buscar a Roberto Torres o Nino, dos de sus hombres más determinantes. De hecho fue el propio Torres el que rompió el hielo con un disparo cruzado a los 18 minutos que se marchó rozando el palo derecho de Juan Carlos.

Nino, el desatascador

Como efecto, el conjunto navarro empezó a meterse en el partido y a equilibrar la balanza, pasando a tener mayor dominio del esférico. Esto supuso que los albaceteños redujeran su influencia arriba. A los 24 minutos, los rojillos golpeaban primero. Nino, tras un buen recorte de Javi Flaño a Antoñito, la empujó al segundo palo, tocando primero en la madera hasta introducirse dentro. Primer tanto y Osasuna, sacudido de la presión inicial, se llevó el choque hasta sus intereses.

A partir de la media hora se vio a un Albacete distinto al que salió en los primeros diez minutos. Perdió influencia en el aspecto ofensivo, recurriendo sin demasiada fortuna al balón parado, todo ello ante rival con la moral por las nubes y con un gran trabajo defensivo. Samu, el más peligroso de los suyos, decayó en el juego y eso lo acusaron sus compañeros. Carmona, por la izquierda, no encontraba grandes espacios para encarar. Estaba bien plantado el conjunto de Luis César, pero falto de pólvora en ataque. Así, el Alba terminó el primer acto de más a menos.

Santi Jara, para levantar la moral

Luis César era consciente de lo que estaba en juego y movió rápidamente sus fichas. Adrià Carmona, que protagonizó una peligrosa falta nada más empezar, era sustituido por Santi Jara, pasando Samu a jugar en su posición natural. Él por la izquierda y el interior almanseño a la derecha. Con esta fórmula intentaba el Albacete venirse más arriba con algún efecto y reactivar sus bandas. A los 10 minutos, un rechace en la frontal lo recoge Paredes estuvo a punto de batir a Nauzet con un fuerte disparo que se marchó a saque de esquina.

Poco después el árbitro señalaba a los 13 minutos de la segunda mitad un penalti a favor del Albacete. En un saque de esquina botado por Jara, Miguel Flaño agarraba a Rubén Cruz y el colegiado no dudó. Pero el utrerano lanzó flojo y el meta local retuvo la pelota sin demasiadas complicaciones. Un gran mazazo para los manchegos, que desperdiciaron una grandísima oportunidad en el momento más oportuno para haber igualado.

Sin fortuna, ni desde los 11 metros

Esta fallida ocasión dejó intactas las posibilidades del conjunto visitante de alcanzar el empate. Más que cerrar lo más pronto posible el choque, los osasunistas buscaban un fútbol más intenso, que interrumpiera toda elaboración y toda ocasión de peligro. Le faltaba definir en el remate final, pero el ímpetu Albacete no doblegó ni terminó sucumbiendo como en la primera parte al dominio de Osasuna, incómodo y expectante por ver la reacción de los de Luis César, que además quitó a un mediocentro para meter más mordiente arriba con César Díaz.

Pero el objetivo, que era igualar el marcador, no se llevó a cabo y terminó con una nueva derrota, la tercera consecutiva de un Albacete, que visto el partido, plantó cara en todo momento al líder de la categoría, aunque en un campo tan imponente y vibrante como es El Sadar, toda pegada, aunque sea sólo una pequeña porción, puede ser decisivo para que los equipos visitantes puedan tocar madera en este complicado escenario.

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