El flamante colíder de la Liga BBVA se marca un reto aún mayor en su calendario. El Real Madrid será el próximo visitante del Celta en Balaídos, el sábado 24 a las cuatro de la tarde, en una cita a la que los de Eduardo Berizzo llegan henchidos de moral tras una victoria de prestigio en Vila-real.

No obstante, el técnico argentino ha querido recompensar el esfuerzo de sus jugadores por haber logrado un bregado triunfo sobre la bocina. La plantilla disfrutará mañana, martes, de un día de descanso, rompiendo así la habitual programación de entrenamientos que recogía una constante actividad desde el lunes hasta el día del partido. Ni siquiera el hecho de jugarse en sábado y de contar, así, con solo cuatro días de trabajo en A Madroa parece un obstáculo para el cuerpo técnico. Los futbolistas celestes llegarán con las pilas cargadas al encuentro contra los de Benítez.

Sesión a puertas abiertas para abrir la semana

Es más, el optimismo reinante en el club a todos sus niveles motivó que el entrenamiento llevado a cabo esta mañana se desarrollase a puertas abiertas, de modo que los aficionados que así lo quisieron pudieron presenciar el trabajo de los jugadores y ovacionar su buen momento de forma; cualquier duda sobre el vínculo plantilla-grada parece ya propia de un pasado lejano.

Solo entrenarán cuatro días antes de medirse al Real MadridA partir de entonces, miércoles, jueves y viernes, en sesión matinal –diez y media de la mañana, como es habitual– y a puerta cerrada, serán los días donde el 'Toto' extenderá su mesa de experimentos para poner a prueba a un rival hipotéticamente superior. Será en esos tres entrenamientos cuando los futbolistas trabajarán los aspectos más puramente tácticos con la meta de tumbar a uno de los pocos equipos que fueron capaces de derrotar al Celta en sus dos choques de la pasada Liga –el Villarreal, que sucumbió este fin de semana, era otro de ellos–. Como es costumbre, la plantilla tendrá un nuevo descanso el domingo, día después del partido.