El puesto de delantero centro en el Deportivo sigue sin tener un referente claro, tras gozar de grandes jugadores en esa posición como los inolvidables Bebeto o Makaay, la afición lleva tiempo sin ver a un jugador adueñarse de esa posición y hacerla vibrar con sus goles. La temporada pasada se rumoreó la posibilidad de fichar a un jugador contrastado como Mitroglou pero al final el Dépor se tuvo que conformar con un acabado Hélder Postiga que dio un rendimiento ínfimo. Para solucionar esta laguna en la plantilla se hizo en enero con un viejo conocido de la Liga, Oriol Riera.

El catalán formado en la Masia, donde brilló en el Barça B al lado de Messi, había dejado muy buenas sensaciones en la temporada 2013/2014 cuando militó en el Osasuna, dando su mejor rendimiento y dejando uno de los mejores goles de la Liga, con un espectacular remate de espuela frente al Villarreal. Su buen rendimiento ocasionó que hiciera las maletas a Inglaterra para fichar por el Wigan del Championship. Pero no se consiguió adaptar a la liga lo que hizo que retornara a España para fichar por un Deportivo necesitado de goles y en un momento delicado. Su comienzo fue interesante pero poco a poco los fallos se fueron acumulando, especialmente sangrante fueron los vistos en el derbi frente al Celta donde falló un gol a escasos metros de la línea de gol, que fueron minando su confianza y metiéndolo en un pozo del que parece que no consigue salir.

Pero también hay que decir cosas en favor de Oriol, siempre que sale al campo se deja la piel, pelea y lucha hasta el final y no deja de intentarlo, aparte de eso su gran envergadura hace que puede bajar muchos balones, y le quita trabajo a Lucas cuando juegan juntos. Además puede ser un buen revulsivo saliendo desde el banquillo para colgar balones cuando se busca el gol desesperadamente. Aparte Oriol ha demostrado en Osasuna que es un delantero capaz de marcar sus 15 goles, vitales para un equipo que a priori aspira a salvarse. Pero su principal problema es la confianza, ni siquiera en un partido como el del Espanyol donde habría marcado hasta Taborda, consiguió ver puerta y cuando a un delantero no le sale nada entra en un circulo vicioso difícil de salir, aunque hay casos que le pueden dar esperanza como el de un viejo conocido de la afición herculina, Rubén Castro que pasó de no salirle nada a ser el máximo goleador de la historia del Betis.

Con lo cual el principal problema de la falta de gol de Oriol, quizás sea más mental que fútbolistico, pero cada vez que salga al campo y tenga la portería delante, debe de olvidarse de sus fallos, y debe pensar yo soy Oriol Riera, yo comandé un equipo con Messi, yo brillé en La Liga y marqué goles que habrían firmado los mejores delanteros del mundo, yo soy Oriol Riera y voy a ser el nueve con el que el Dépor lleva años soñando.