El Madrid recibía al PSG en un duelo de altura mermado por las bajas y Benítez lo intentó enmendar con algunos ajustes respecto a lo que venía funcionando. Rafa cambió el habitual y pragmático 4-3-3 por el 4-2-3-1 que funcionó semanas atrás en París, con la salvedad de que los jugadores puso sobre el césped no se ajustaban del todo al sistema usado. El Madrid no solo repitió el sistema expuesto en el Parque de los Príncipes, sino que también la idea inicial. Presionar arriba, taponar la recepción de Motta o el primer pase vertical y recuperar el balón para, a través de él, controlar el partido o atacar en función de la altura de dicha recuperación. Es por ello que Rafa repitió el 4-2-3-1, aunque cambió demasiadas piezas.

Kroos, que estuvo más cerca de Cristiano que del balón, se ubicó como mediapunta para intentar tapar el pase hacia Motta o de Motta. Por detrás de él formaron como doble pivote Modric y Casemiro, aunque dio la sensación de que ellos lo entendieron como un trivote. En los últimos partidos Casemiro ha sido mediocentro y ha tenido a sus lados a Luka y Kroos, pero esta vez, con Toni muy adelantado, el brasileño no terminó de dar ese paso hacia la izquierda que formaría un doble pivote más lineal con un reparto más equitativo del ancho del campo. Fue esa zona, la del interior izquierdo, la que más tarde usaría el PSG y Di María para jugar al fútbol.

El PSG jugó con un 4-3-3 en el que Di María fue el centro de todo

La lesión de Verratti mejoró a los suyos

El cuadro de Blanc por su parte salió con su clásico 4-3-3. El PSG trató de llevar a cabo su particular propuesta de fútbol, pero se topó con un Madrid que comenzó dominante, presionando muy arriba y bien y teniendo el balón. El dominio duró lo que Verratti en el campo, apareciendo entonces el primer suceso importante del partido. Sin el genio italiano el PSG no tenía el principal ejecutor de su plan A, y como carece de B, lo fió todo al primero que pasara por allí. Y pasó el que siempre pasa, Ángel Di María. El PSG de Blanc y Verratti pasó a ser el de Di María y el argentino lo revolucionó todo. El rosarino se reencontró así mismo sobre el césped que le vio dar auténticas exhibiciones y sumó una más para la causa. Esta vez el Madrid lo sufrió, y lo sufrió porque no supo cómo pararle. El PSG, con Ángel en el lugar de Verratti, salía airoso de la primera línea de presión del Madrid. Los blancos esperaban tener tiempo para juntar líneas si la presión sobre la salida del cuadro parisino no salía bien, pero en lugar de un controlador Verratti, el PSG encontró a un agitador Di María que actuó en una zona más central de la que inició el partido.

Los visitantes verticalizaban los pases y se instalaban en campo contrario muy rápido. Ahí Ibra se movía entre líneas, Cavani y Maxwell hacian el campo largo y ancho por el lado izquierdo, Matuidi se soltaba y Rabiot y Motta encontraban a Ángel en la zona del interior derecho con mucha frecuencia y facilidad. El ex del United, sin Verratti, organizó desde ahí el juego, activó a sus compañeros y dejó el carril para Aurier, quien desconectó a los componentes del carril izquierdo del Madrid. Con sus subidas Sergi fijó primero a Marcelo y luego a Nacho, y las pocas ayudas de Ronaldo cuando se cambió a ese costado hicieron el resto. Modric vigilaba el sector derecho y Casemiro no daba abasto. El brasileño tenía a su espalda a Ibra, por la derecha a Matuidi, por todos lados a Di María y muy lejos a Kroos. Ángel tenía espacio para correr y también para lanzar y como corrió y lanzó el PSG pasó por encima del Madrid, aunque no remató la faena. Varane estuvo imperial y cuando este era superado faltó acierto en el remate y en el último pase.

La entrada de Vázquez y el cambio de sistema mejoraron al Madrid

Con Lucas en la derecha, Isco y luego Kovacic ayudaron en el sector izquierdo

En la segunda parte Benítez tiró de pizarra, corrigió y frenó levemente la sangría. Los cambios reestructuraron el sistema y este pasó de un desordenado 4-2-3-1 a un 4-4-1-1 que ocupó mucho mejor los espacios, sobre todo los de la banda izquierda. Kroos seguía lejos de Casemiro y era superado muy fácilmente, pero el brasileño encontró en Benítez y Vázquez un poco de aire. Rafa sacó a Lucas y cambió de banda a Isco, lo que provocó que el Madrid tuviera más profundidad por la derecha y más efectivos por la parcela izquierda. Casemiro ya no estaba solo ante Di María, al que veía doble, ni ante Aurier y posteriormente Lucas Moura. El Madrid, sin embargo y  como viene siendo habitual, da un paso hacia atrás con marcador a favor y el PSG comienza a creerse que es una equipo grande de verdad, de los que aspiran a disputar la final de la Champions. El cuadro parisino creció a la misma vez que lo hizo Di María, el protagonista inequívoco de la noche. El PSG pareció mutar el sistema y cambió a un 4-4-2 en rombo en el que Di María actuaba en el vértice superior con total libertad de movimientos para liarla allá por donde quisiera. Motta, Rabiot y el resto de sus compañeros encontraban al ex ‘22’ merengue, quien se encargaba de superar líneas mediante conducciones o pases, siempre en vertical y siempre haciendo mucho daño por el sector izquierdo del Madrid.

Cuando el PSG perdía el balón, o el Madrid lo recuperaba, se sucedía otro de los hechos importantes del partido. La presión alta del PSG y la mala salida de balón del Madrid. Sin movimientos entre líneas ni por delante del balón, el conjunto francés centraba su presión sobre Casemiro, quien recibía muy incómodo siempre y sobre todo sin apoyos. La lesión de Marcelo y la lejanía de Kroos eliminó casi por completo la vía de salida de balón del Madrid. Modric tampoco estuvo acertado y el PSG ya no solo se instalaba con comodidad arriba, sino que también robaba en campo rival. La gris noche de Ronaldo tampoco ayudó a que el Madrid pudiera estirarse y meter miedo a la adelantada zaga parisina por lo que solo algunos hechos puntuales hicieron que el PSG se llevara un merecido premio del Santiago Bernabéu. El PSG con Di María a la cabeza se presentó ante Europa en la presente edición de Champions mientras que el Madrid, a pesar de las bajas y del mal partido, sigue mostrando su fiabilidad.

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