Celta de Vigo - Valencia CF: ajuste de corbatas

El Celta de Vigo de Eduardo Berizzo, propietario de elogios y vitoreos hasta la extenuación, alcanza un punto crítico de la temporada. Superada la primera decena de encuentros con sobriedad y ubicados en la tercera - ¡tercera! - posición de la clasificación, los vigueses comienzan su particular batalla contra la irregularidad. Habiendo aprendido duras lecciones de los dos años previos, parece que los vástagos del Municipal de Balaídos poseen ya en sus piernas la experiencia suficiente para no tropezar con la misma piedra una vez más.

Los futbolistas celestes llegan a la undécima jornada, fecha maldita el pasado año (a partir de ese momento se encadenaron diez partidos sin ganar), con la moral por las nubes. Tras vencer a Sevilla, Barcelona, Villarreal y Real Sociedad entre otros, en la mayoría de las ocasiones haciendo gala de una sobriedad temible para sobrellevar situaciones críticas, el Celta se mantiene a tres puntos del dúo que lidera la clasificación y sigue presentándose como la propuesta fresca, valiente y atrevida llamada a convertirse en el quebradero de cabeza de todo grande que ose llamar a su puerta.

Por su parte, el Valencia de Nuno Espírito Santo no llega con la misma plenitud emocional. Pese a su sólida victoria el pasado fin de semana en Mestalla en el derbi valenciano ante el Levante, lo cierto es que el equipo ché sigue sin encontrar el punto de forma que le permitió brillar la pasada campaña. Todo ello pese a mantener el bloque prácticamente íntegro, siendo la baja de Nicolás Otamendi la única sensible sufrida durante el periodo estival. La reciente derrota ante el Genk belga en la Champions League brinda una doble lectura. Por un lado, la del cansancio obvio al que llegan sometidos los futbolistas. Por otro, la de su más que demostrada impredecibilidad.

Seguir tejiendo

Pese al continuo océano de confeti dentro del cual parece estar habitando el Celta de Vigo, si algo se tiene claro en las Rías Baixas es que, en la Liga BBVA, nadie les va a regalar nada. Si bien es cierto que el nivel exhibido hasta el momento por los discípulos de Berizzo y el transcurso de los acontecimientos han encajado de manera casi poética, la realidad es que los objetivos no se cumplen hasta el momento exacto en que llegan a materializarse. Dentro de la propia filosofía del entrenador vigués está inscrita con fuego esta verdad.

Pese a todo, parece que en el seno del Celta las buenas noticias no se cansan de llegar. La última, la de la aparición casi milagrosa del chileno Pablo Hernández, Cuando ya no se le esperaba, el protegido de Eduardo Berizzo ha hecho sonar las campanas con una violencia inaudita, erigiéndose como el principal generador de fútbol del centro del campo vigués y aparcando su tradicional apatía sobre el césped para adoptar un dinamismo metamórfico que lo ha convertido en un futbolista totalmente diferente al que era hace apenas unos meses. Su conjugación con Augusto Fernández (quien regresa tras sanción) y Daniel Wass es ya totalmente armónica en el centro del campo celeste.

Atrás, la sanción de Cabral volverá a obligar a Berizzo a formar con la pareja catalana de centrales conformada por Fontàs y Sergi Gómez. El gran momento de forma del segundo contrasta en cierta medida con la debilidad del primero, quien no tuvo ante la Real Sociedad precisamente una de las mejores actuaciones de su carrera deportiva. La ausencia del argentino, sin embargo, permitirá al gerundense reivindicarse y demostrar los motivos por los cuales todavía merece un puesto en el centro de la zaga viguesa. Esa zona del campo en la cual llevaba dos años siendo líder.

Por último, todo parece indicar que en la delantera viguesa habrá rotaciones ante el Valencia. Pese al buen estado de forma de un Iago Aspas que suma ya seis tantos en esta temporada, sus pequeñas molestias y su carga de partidos hacen que los focos se tornen hacia la figura del sueco John Guidetti, quien, con casi total seguridad, tendrá su segunda oportunidad como titular desde su llegada a Vigo. El nórdico, quien se estrenó como goleador ante el Barcelona, buscará ante otro equipo grande como el Valencia incrementar su cifra de tantos anotados.

¿Quién es el grande aquí?

Para el Valencia de Nuno, encontrarse séptimo al cabo de diez jornadas no es precisamente un fracaso, aunque sí una ligera decepción. Lo cierto es que la regular segunda vuelta del pasado curso, maquillada por la espléndida primera mitad de año realizada por el equipo, ya hacía prever que lo más probable sería que la fiesta no se prolongase demasiado en los aledaños de Mestalla. Un estadio, el de Mestalla, en el que se han podido escuchar silbidos regulares a lo largo de los últimos meses, algo extraño tratándose de un equipo que disputa la máxima competición europea.

La portería valencianista ha sido la ubicación que mayores alegrías ha deparado al equipo en la presente temporada. Tras las lesiones de Diego Alves y Mat Ryan y la evidente falta de adaptación de un Yoel que volverá a no encontrarse con su exequipo y su exafición, el canterano Jaume Doménech ha emergido como un meta ágil, sobrio e incluso espectacular por momentos, digno incluso de disputar la titularidad con todo el plantel sano. Por delante de él, la ausencia de Otamendi se está notando más de lo previsto. Pese al buen nivel de Gayà y el ascenso de Joao Cancelo, el centro de la zaga se ve desprovisto de carácter. La presencia de Mustafi, algo desdibujada ante la ausencia de su usual compañero, no ha podido ser correspondida con el nivel de Rúben Vezo ni de Aderlin Santos.

Por delante, la falta de continuidad está siendo el gran problema. Ni Enzo Pérez (ausente en Balaídos), ni Dani Parejo ni André Gomes han logrado convertirse en los futbolistas que fueron el pasado año. En ataque, sólo Alcácer y Feghouli han mantenido la compostura. Las diferencias entre Álvaro Negredo y el entrenador portugués han terminado por apartar al madrileño de los planes de un Nuno que ha acabado de colocar a la grada valencianista en su contra. Encontrar el gol, pues, es más complicado que nunca entre tanta tormenta.