Y llegó la décima. Por desgracia para la UD Almería, no se trata de ningún título de relevancia internacional, sino que el conjunto almeriense a conseguido encadenar diez partidos seguidos sin saber lo que es ganar. El equipo rojiblanco no consigue esa victoria que rompa la dinámica negativa y ve impotente como pasan las jornadas. Lo que al principio se achacaba a la falta de picardía de una plantilla muy joven en una categoría llena de veteranos de guerra, para después diagnosticar un estado de ansiedad por no conseguir los resultados dibujados durante la pretemporada, ha terminado por destapar las carencias reales de la plantilla. Tras más de dos meses sin conseguir llevarse los tres puntos, la afición no aguanta más, tanto es así que despidió al equipo con pitos al término de cada parte.

La estapa de Joan Carrillo en la UD Almería parecía contar una historia. En el primer partido en Mallorca conoció la realidad del equipo, en el segundo conseguía no perder el partido en los últimos minutos, la semana pasada se quedaba imbatido por primera vez en la temporada y llegaba, por imperiosa necesidad, el turno de la primera victoria. Así lo había reconocido el propio Carrillo en la rueda de prensa previa al partido, y así lo parecía mostrar en su alineación: entraban Pozo y Cristian como grandes novedades, para paliar las carencias demostradas por el equipo en ataque.

Antes de comenzar el partido se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas de los atentados de París.

Al margen de los pitos con los que la afición despidió al equipo, también hubo más noticias en las gradas del Mediterréneo. Por un lado, a Joan Carrillo le tocó seguir a sus jugadores desde uno de los palcos del estadio, ya que le tocaba cumplir el primero de los tres partidos con los que ha sido sancionado. También se pudo ver por la grada de Tribuna al exrojiblanco Charles. Aprovechando el parón en Primera División provocado por los partidos de selecciones, el jugador brasileño se pasó por Almería para ver a su primo, el delantero brasileño de la Ponferradina, Yuri.

El partido comenzó de manera inmejorable para la UD Almería, en la primera llegada al área rival, Lolo Reyes recogía un balón rechazado en la frontal y lo mandaba al fondo de red. El equipo almeriense se ponía por delante muy temprano, pero en lugar de aprovechar ese gran comienzo para hacerse con el control del partido, no volvió a acercarse con peligro al área rival. El plan de ataque de Joan Carrillo parece bastante básico: balón arriba para que Fernando Soriano lo ganara y atacar a partir de la segunda jugada. El problema aparecía cuando el balón tocaba el suelo, el equipo almeriense no conseguía asentarse en el campo rival con el cuero controlado. Una vez que el balón iba a ras de césped, no había ningún plan de ataque. Ni Pozo ni Quique conseguían recoger los pocos balones que conseguía bajar Soriano, y cuando tenían éste en su posesión no encontraban ningún desdoblamiento por banda, ya que ni Antonio Marín ni José Ángel se caracterizan por su aportación ofensiva (para ser honestos, José Ángel no es ni lateral). A la ausencia de alternativa de juego por banda, se sumaba la ausencia de calidad por el medio. Fatau y Lolo Reyes destruyen pero no elaboran, mientras tanto, a Montoro se le está poniendo cara de Julio Álvarez. La inoperancia rojiblanca en ataque llegó a tal punto que la mayoría de las jugadas del primer tiempo acabaron en los pies de Casto, para desesperación de la grada.

Pese al golpe recibido nada más comenzar el partido, la Ponferradina no se fue del partido. Detectó rápidamente dónde se encontraba la debilidad de su rival y atacó por ahí: el objetivo era José Ángel. El canterano de la UD Almería fue la gran sorpresa del once y, pese que durante el calentamiento se pensaba que actuaría como central, desplazando a Morcillo al lateral, fue el jugador sevillano el que ocupó el puesto de Dubarbier. La descolocación de José Ángel durante gran parte de la primera mitad fue un regalo para Acorán, que entraba por la banda derecha generando muchísimo peligro. Del resto del ataque se encargaría Yuri, uno de los mejores delanteros de la categoría de plata. Utilizando su físico imponente y asistido por Acorán, Yuri dio el primer aviso con una doble oportunidad que primero dio en el palo y finalmente se perdió por encima de la portería de Casto. No perdonaría poco después desde el punto de penalti, después de que Cuéllar cometiera dicha infracción sobre el propio Yuri tras el lanzamiento de un saque de banda.

Así se llegaba al final de los primeros 45 minutos, con empate a uno en el marcador y con una afición local muy cabreada con su equipo.

El segundo tiempo sobró totalmente. Pese a que Iago Díaz y Chuli entraron por Soriano y Cristian Herrera, la UD Almeria siguió mostrando su ya característica inoperancia en ataque. La grada local no cantó ni un "uy", las únicas jugadas de ataque llegaban a balón parado, pero sin peligro real. Ante esta situación, la Ponferradina se mostró tranquila y controló el partido durante toda la segunda mitad. Conscientes de su superioridad y de la tendencia de la UD Almería de crearse sus propias ocasiones en contra, los jugadores de la Ponferradina dejaron correr el tiempo en la segunda mitad y decidieron apuntalar el punto. La entrada de Montoro a diez minutos del final, tampoco cambió la dinámica del encuentro. El jugador valenciano llegó como una petición expresa de Sergi Barjuan y era el elegido para llevar la batuta del equipo en el centro del campo. Tres meses después, su principal valedor no está y su rendimiento brilla por su ausencia, como ya se ha dicho antes, su caso recuerda al de Julio Álvarez.

Al finalizar el encuentro, la afición volvía a despedir al equipo con silbidos. El partido que debía suponer el punto de inflexión, terminaba siendo otro jarro de agua fría. Esa sensación la transmitieron perfectamente los jugadores al abandonar el terreno de juego, cuyas caras lo decían todo.

Fotografía: Diego Carmona

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