Hubo un tiempo en que "O noso derbi" centraba las miradas de todo España, Galicia era el epicentro del fútbol español y el Dépor-Celta era el partidazo de la jornada. En sus filas tenían jugadores que hacían las delicias de los espectadores y por los que los niños se peleaban para tenerlos en sus colecciones de cromos. Pero había dos que eran especiales tanto por su calidad como por su carácter único. Uno era de sangre caliente y el otro frío como el hielo, uno brasileño y el otro ruso, el yin y el yang del fútbol que cuando se encontraban daban lugar a una auténtica lucha de gigantes.

Como el propio Djalminha reconoció, Mostovoi junto con otros buenos jugadores comandó un gran Celta, pero que nunca llegó a estar a la altura de un Deportivo que hizo historia y que tuvo a uno de los mejores jugadores que se han visto pisar el césped de Riazor, Djalma Feitosa Dias, el gran Djalminha. Nació con genes de futbolista ya que su padre fue defensa en un Palmeiras que viviría su gran época en el 96 en gran medida grácias al buen hacer de su hijo. Djalminha fue un jugador único, con un caracter especial de eses que tienes que dejar libertad porque no era un futbolista, era un artista y te pueden ganar un partido ellos solos. Djalminha era calidad, sus malabarismos, sus pases, sus goles todavía siguen guardados en la retina de todo aficionado deportivista, pero especialmente aquella mágica noche en Coruña frente al Real Madrid cuando esculpió una lambretta digna de estar en un museo, y es que Djalminha era de esa clase de jugadores que siempre se motivaban y aparecían en los partidos importantes.

Pero para día importante, aquel 18 de diciembre de 1999, el partidazo del Plus, con un Dépor en lo alto de la clasificación y un Celta pisándole los talones. La tensión es total, especialmente entre dos jugadores, Djalminha y Mostovoi, insultos y provocaciones durante todo el encuentro hasta que ocurre una escena que pasa a la historia, la colleja del brasileño con respuesta en forma de escupitajo del ruso. En lo deportivo, Djalminha volvió a vencer una vez más, fue decisivo asistiendo a un Turu Flores que una vez más volvió a ejercer de bestia negra celeste marcando el gol de la victoria. No fue una victoria cualquiera, en el vestuario deportivista ese día se convencieron de que podían ganar la Liga, y así lo hicieron meses después demostrando una vez más quien mandaba en Galicia.

Este sábado los protagonistas serán otros, un coruñés y un gaditano, Lucas Pérez y Nolito, otros dos gigantes del fútbol actual que seguramente dejen imágenes y momentos que se recordaran en unos años, pero lo importante es que una victoria deportivista sirva como aquel día para convencer al Dépor de que este año se harán cosas grandes.