No hay mal que cien años dure. Y el Granada no iba a ser una excepción. Los nazaríes se impusieron por 2-0 al Athletic de Bilbao en un partido gris para brindarle a su público la primera victoria en casa de la temporada. Laporte en propia puerta y Success fueron los autores de los goles. Sandoval sale reforzado de una jornada, en la que los andaluces salen del descenso.

Ganar o ganar. El Granada CF no tenía otra si quería dejar el farolillo rojo y tomar un poco de aire. Los rojiblancos se enfrentaban a uno de los equipos más en forma de La Liga: el Athletic de Bilbao. Sandoval se olvidó de jerarquías y se cargó de la convocatoria a Piti y Thievy para otorgar la titularidad al canterano Peñaranda.

Un comienzo soñado

El partido no pudo empezar mejor para los nazaríes. Los aficionados todavía se estaban acomodando en sus asientos cuando un centro sin aparente peligro de Success desde la izquierda terminó en gol. El debutante Peñaranda esperaba en el punto de penalti, cuando Laporte, en un intento de despeje fallido, envió el balón al fondo de las mallas. Era el minuto cuatro. Todavía quedaba un mundo. La gran incógnita era saber cómo reaccionarían los locales al verse tan pronto por delante en el marcador.

El encuentro entró en terreno de nadie. El Athletic intentaba hacerse fuerte con el balón pero no lograba dominar. El Granada se protegía para salir a la contra. Ninguno de los dos equipos conseguía profundizar en área contraria. El ritmo de la primera mitad fue de más a menos hasta caer en un estado soporífero.

Los últimos cinco minutos de la primera parte fueron los más movidos. En el 43’ Andrés tuvo que lucirse para desviar una falta lejana magistralmente ejecutada por Beñat. En el descuento el portero murciano volvió a ser protagonista pero, esta vez, por un error. El meta salió mal por alto y el esférico cayó en botas de Aduriz, que remató a merced. Rubén Pérez se lanzó y evitó lo que era un gol cantado. El público de Los Cármenes se fue con el susto en el cuerpo al descanso. La sensación general era que el Granada tenía que hacer algo más para no depender de una fortuna que normalmente le es infiel.

Laporte, el mejor aliado

La segunda mitad empezó vibrante. Como si de un combate de boxeo se tratara ambos conjuntos lanzaron un directo a la mandíbula del rival nada más comenzar. El primero fue del Granada. Una buena combinación finalizó en botas de Success, que disparó alto. Los bilbaínos no tardaron en responder. Beñat , con un precioso pase a la espalda de la defensa, dejó a Iñaki Williams mano a mano contra Andrés, que aguantó bien y salvó el empate.

A partir de esa jugada, llegaron los mejores momentos de los vascos. En el 53’ Raúl García conectó un cabezazo a la salida de un córner que se estampó en el palo derecho de la portería local. De Marcos se hizo con el rechace y disparó a bocajarro, pero un felino Andrés se hizo gigante para evitar la igualada. Los andaluces sufrían más que nunca. Para colmo, Miguel Lopes se lesionó y tuvo que retirarse para dar entrada a Foulquier.

El Granada atravesaba sus peores momentos cuando apareció Peñaranda. El venezolano aprovechó las dudas de Laporte para cambiar la inercia del partido en dos jugadas. La primera fue un solo un aviso. El canterano se marchó en velocidad del defensa francés para plantarse frente a Iraizoz y rematar desviado. La segunda terminó en gol.  Laporte falló en la entrega y dio el balón a Rober, que combinó con Peñaranda. El joven atacante se bregó con la zaga vizcaína y asistió a Márquez. El catalán remató desde dentro del área en semifallo pero el balón cayó en la zurda de Success, que no perdonó. En el banquillo, Sandoval y Lopes se fundieron en un abrazo eterno.

Una hora de juego y el partido no podía pintar mejor para el Granada. El público no terminaba de creérselo. Demasiado bonito para ser verdad. Pero esta vez sí que era la buena. El guion no tenía guardado un final de sorpresas y llantos. El gol de Success durmió un encuentro, en el que no sucedió nada más. Rochina y Nico López entraron para dar refresco a un conjunto que disfrutó de los minutos más tranquilos de la temporada.

El Granada no jugó su mejor partido pero volvió a ser un equipo. Todos remaron en la misma dirección para lograr tres puntos vitales. Los resultados de la jornada provocaron que los granadinos salieran del descenso en un cuádruple empate a 10 puntos. La próxima cita es en La Rosaleda contra un Málaga que es el nuevo colista. A seguir sumando.