Cuarta derrota consecutiva del Real Betis como local. El conjunto de Pepe Mel intentó adoptar una tipología de juego similar a la desempeñada lejos del Villamarín. El trivote dispuesto por el técnico madrileño se desmontó cuando en el minuto siete Xavi Torres cometió un error de benjamín. A partir de ahí, la nula capacidad de creación de los medios centros hizo que Rubén Castro viviera permanente aislado y que Joaquín terminara por desfondarse entre el intento de crear juego y las ayudas constantes a Piccini.

El plan pierde su sentido en siete minutos

La premisa era evidente. Tratar de igualar el partido en el fango, donde el Atlético de Madrid es el maestro de la liga española. Tanto Digard como Xavi Torres se encargaron de perseguir sombras durante todo el primer acto. Si grosero fue el error del medio de Jávea en el gol, dañino fue para el espectador ver a N`DIaye “combinando” con Rubén Castro y llegando a posiciones adelantadas. Mel privó a su equipo de un jugador creativo, ya sea Dani Ceballos, Portillo y Van der Vaart. Quienes lo terminaron pagando –además de los aficionados al fútbol- fueron Joaquín y Castro.

Atrás, Piccini sufrió en cada jugada las envestidas de Filipe Luís y Carrasco. El lateral italiano fue un muñeco a merced de los rivales. Los centrales rayaron a buen nivel tratando de apaciguar los agujeros de los laterales. Varela se mantuvo firme pues pocas fueran las subidas de Gámez, más pendiente de taponar los intentos de Cejudo. Muy voluntarioso el cordobés pero escaso de calidad. Debe jugar, pues el Betis no cuenta con otros extremos.

El Atlético deja con vida al Betis

Sin duda, lo mejor del partido para el Betis fue el resultado. La falta de acierto rival ante la meta verdiblanca permitió que alguno creyese en el milagro. Siempre puede haber un resbalón, un gol en propia puerta o un chispazo de Rubén Castro. Griezmann y Carrasco gozaron de dos ocasiones clarísimas antes del descanso. Sin embargo, la más peligrosa en clave heliopolitana llegó en las botas de N´Diaye, en la única ocasión en la que el conjunto de Pepe Mel logró romper líneas. El disparo del senegalés rozó el final de la grada de Gol Sur.

La entrada de Dani Ceballos en el descanso por el sobrepasado Xavi Torres no dejó muchos réditos. El canterano pidió el balón, intento combinar con los compañeros pero cayó en la maraña del Atlético. De sus botas salió la mejor jugada en verdiblanco que terminó con un disparo de Cejudo que despejó Oblak con un paradón a córner. Fue la única ocasión de verdadero peligro del Betis. A medio gas el Atleti logró calmar el romo juego local.

Nula capacidad de creación

Preocupa la nula capacidad de creación del Betis. Consciente de ello, Pepe Mel decide apostar por un equipo excesivamente romo en lugar de darle galones a Ceballos, el único jugador diferente con el que cuenta en su plantilla. Es más, con el cambio en el descanso deja a las claras que su plan en el Villamarín no puede girar en torno a tres mastodontes. Dejarle todo el peso del juego a Joaquín lo va a terminar fundiendo.

Defender no significa hacerlo con cuatro jugadores de ese corte. Ya se ha demostrado a lo largo de la temporada que el Betis puede juntar líneas con Portillo, Van der Vaart o Ceballos. Se trata de trabajar al equipo y otorgarles distintas funciones a los jugadores. Como se demostró ayer, jugar con tres medios centros defensivos no garantiza que no recibas ocasiones. El Atlético de Madrid debió golear en el Villamarín.