Cuando se contrató a Gerard López como nuevo entrenador del FC Barcelona B se confiaba en que, a pesar de ser el de este año un equipo muy joven, el equipo volviera a ilusionar como lo hizo primero con Pep Guardiola, que subió el equipo a Segunda División B, y después con el actual entrenador del primer equipo, Luis Enrique, que consiguió ascender al filial azulgrana a la división de plata del fútbol español y llevarlo hasta el tercer puesto de la categoría, su mejor clasificación de la historia. Posteriormente llegó Eusebio Sacristán, nombrado recientemente entrenador de la Real Sociedad, con el cuál se consagraron en la Segunda División. Nada más lejos de la realidad, 14 jornadas después, el equipo está sumido en una crisis de resultados que hacen peligrar el puesto del actual entrenador azulgrana.

En números rojos 

3 victorias en 14 partidos. En puestos de descenso. Son números muy por debajo de las posibilidades del equipo que el único aspecto positivo que puede sacar de sus estadísticas, es que está a tan solo un punto de la salvación. La apretada clasificación de la liga es un factor que obliga al conjunto de Gerard a reaccionar inmediatamente. Entre el Atlético Levante, duodécimo clasificado y próximo rival del filial, y el Barça B, decimoctavo en la tabla, tan solo hay tres puntos.

Se le acaba el crédito

El equipo sólo ha sumado uno de los últimos 12 puntos posibles

Poco juego, pocos goles, muchas dudas. El entrenador azulgrana sigue sin dar con la tecla para enderezar al equipo. Cuatro jornadas consecutivas sin conocer la victoria pesan a cualquier entrenador y su trabajo empieza a ser cuestionado. El FC Barcelona no es un club partidario de cambiar de entrenador a mitad de temporada y menos después de la mala experiencia de la campaña pasada cuando la precipitada destitución de Eusebio, entrenador del club por aquél entonces, y la contratación de Jordi Vinyals, que hasta ese momento era el entrenador del juvenil A del Barça, no fue la solución a una situación que acabó con el descenso del equipo. Quizás por eso el club será más paciente con el trabajo del entrenador catalán, pero todo tiene su límite.

Poca experiencia en los banquillos

Dos años al frente de la selección catalana son su única experiencia como entrenador. Un partido cada año no es comparable a la presión de jugar cada fin de semana y la exigencia de resultados de un club como el Barcelona B. A su favor, su etapa de jugador donde ha jugado en multitud de equipos, entre ellos el mismo filial del Barça en los inicios de su trayectoria futbolística y cinco temporadas en el primer equipo azulgrana. Conoce perfectamente los valores de la casa y el estilo de juego del club.

Los azulgrana y sobre todo Gerard, tienen una nueva oportunidad de reivindicarse sumando tres puntos vitales este domingo que serían una gran inyección de moral tanto para los jugadores como para la confianza de la gente en el entrenador del filial azulgrana.