Sacar el lado positivo a una derrota por 4-0 puede parecer inverosímil o incluso algo arriesgado y extraño, pero lo cierto es que la Real pese a caer por cuatro goles en el Camp Nou ante el equipo de Messi, Neymar y Suárez saca conclusiones positivas.

Presión organizada

La presión que se vio el dia de Anoeta ante el Sevilla estaba en duda de si se haría en el Camp Nou, ante un Barça que cuando rompe la primera línea de presión tiene la mitad de la faena hecha. La Real salió sin complejo alguno y mantuvo presión arriba a la defensa desde el minuto 1 hasta el 90, minutos que con el marcador ya resuelto y los blaugranas buscando el gol de Messi, la Real continuó con esa presión que a punto estuvo de convertirse en gol con tres oportunidades claras de Bruma. 

Rigor táctico

No estaba Illarra por sanción, y a última hora se cayó Markel de la convocatoria por un pequeño problema muscular, por lo que la Real se plantaba en el Camp Nou sin pivote defensivo. Eusebio puso a Pardo y Granero, pareja en la que Moyes confió durante toda la temporada pasada, en el doble pivote. Las líneas estuvieron bien estructuradas en todo momento, cerrando espacios interiores al Barça. La defensa achicaba espacios enseguida con el consecuente problema de dejar muchos metros a la espalda, cosa que el Barcelona aprovechó para incorporar a los laterales y por ahí llegaron los goles (dos de ellos a centro de Alves, uno de Mathieu y el último tras jugada de Neymar en banda izquierda). A pesar de ello se vio a un equipo que sabia en todo momento donde posicionarse y que hacer. 

Con el balón aún queda trabajo

A pesar del buen trabajo sin balón en temas de presión y colocación, con la posesión la cosa va a mejor pero aún queda trabajo por delante. El equipo cada vez juega mejor pero aún falta mucho trabajo y poco tiempo de margen por delante, por lo que se antoja unas duras semanas para el equipo de Eusebio. Los jugadores se ofrecian y querían el balón pero aún no se tenían todos los automatismos cogidos de lo que quiere el entrenador. 

Los próximos dos partidos, ante Las Palmas en Copa y Eibar en casa, deben marcar el rumbo del equipo de ahora hacia adelante y ver si hay margen de reacción o mejora, o será un año difícil para todos.