La victoria frente al Real Oviedo no fue una victoria cualquiera, sino una muy sufrida por los distintos condicionantes que hubo a lo largo de todo el partido y también por el puesto conseguido tras ella.

La primera posición vuelve a ser del Córdoba CF, y para conseguirla, el conjunto blanquiverde tuvo que desplegar su mejor juego, y aunque se vio durante parte del partido, hubo también muchas sombras que hay que solucionar.

Los extremos como protagonistas

El Nuevo Arcángel estaba empezando a acostumbrarse a los goles de Florin Andone, y aunque estuvo igual de luchador que siempre, ésta vez los actores principales en los goles serían dos distintos, aunque uno de ellos ya empieza a ser cada vez más habitual.

El ataque del Córdoba pasó por las botas de dos nombres principalmente, Fidel y Nando. El primero está siendo cada vez más importante en los ataques blanquiverdes, y así se ve en su clasificación por el pichichi de la Liga Adelante con cinco goles, uno menos que Florin Andone. La jugada individual por la banda derecha yéndose de varios rivales fue espectacular, y tras disparar con fuerza y desviarla un poco un defensa, Fidel consiguió abrir la lata del partido.

Por su lado, el canterano ché está cogiendo cada vez más importancia y experiencia dentro de la plantilla. La calidad que tiene es indudable, pero también la facilidad con que hace su trabajo, y así lo demostró en el segundo gol del Córdoba, aunque como se vió posteriormente estaba en posición de fuera de juego.

Cambios forzados

Las lesiones fueron uno de los condicionantes claves en el partido para el Córdoba. Oltra no tuvo más remedio que dar entrada a tres jugadores por las lesiones de tres pilares del equipo.

Las dos primeras llegaron muy pronto, y ante unas molestias que notaron Stankevicius y Héctor Rodas, prefirieron no arriesgar y solicitar el cambio, dando así entrada a Dalmau y Gálvez.

La tercera llegó ya casi al final del partido, donde Víctor Pérez sintió algo extraño en su gemelo y solicitó el cambio, dando así entrada a Markovic.

Un canterano con garra

Antes de que comenzase la temporada, Oltra ya declaraba no necesitar más hombres de los fichados, ya que veía que con algunos canteranos la defensa estaba más que formada.

En el partido frente al Real Oviedo se notó dichas declaraciones en la práctica con la alineación de Abel en el lateral izquierdo para sustituir a Domingo Cisma.

El canterano blanquiverde fue pieza clave para detener a Susaeta y a Johannesson en cada ataque asturiano, y aunque tuvo un fallo en la jugada del gol visitante, fue un muro ante los demás ataques, demostrando así una gran madurez frente a su inexperiencia en esta categoría.

Doctor Jekyll y Míster Hyde

El Córdoba tuvo dos caras muy distintas, y es que ante la avidez y frescura de la primera parte, parece que en el descanso el equipo se tomó el antídoto del Doctor Jekyll para convertirse finalmente en Míster Hyde.

El juego cambió del toque y ataque a encerrarse en la defensa y esperar los ataques constantes del Real Oviedo, el cual pudo empatar el partido hasta el último minuto.

Dos versiones muy diferentes del equipo en cada parte del encuentro que contrastaban entre sí y que debe solucionar José Luis Oltra, ya que esto es algo muy peligroso si quiere seguir en la primera posición de la Liga Adelante.