El desafío de los miedos. Este partido siempre ha sido característico por la gran rivalidad entre ambos conjuntos, tanto por ser dos de los equipos más punteros y competitivos de la Liga como por las heridas sufridas y provocadas por unos y por otros en el pasado, que no hacen más si cabe que acrecentar esta rivalidad. Sin embargo, en el encuentro de anoche se mascaba la tensión en el ambiente. Los dos equipos, debido a la situación actual por la que atraviesan, necesitaban ganar ya no por alejarse el uno del otro en la clasificación sino para seguir creyendo en ellos mismos, sobre todo el equipo andaluz: en su estadio y ante su afición necesitaban más que nunca seguir con la dinámica ganadora, sobre todo, después del varapalo sufrido en la Uefa Champions League.

Aunque el descrédito y la desconfianza en el banquillo rival era mucho mayor, de hecho, parece ser que fue el propio Nuno el que en el día de ayer comunicó a Peter Lim sus intenciones de abandonar el club, incluso antes del partido.

Mucha llegada para tan poco remate

El encuentro no tuvo color, prueba de ello son las estadísticas: 15 disparos (tan solo 5 a puerta) por parte del Sevilla por 0 del Valencia. También los saques de esquina evidencian el gran desequilibrio: 17 botados por el conjunto de Unai por 0 del de Nuno. El guión del partido estaba claro: un Sevilla volcado al ataque con juego por banda y con Llorente como punta de ataque y un Valencia atrás, agazapado y recogido, con la única misión de poder salir a la contra y pillar al equipo andaluz desprevenido. Pero ni eso, ya que a la falta de ambición del equipo ché, hay que sumarle la superioridad numérica que desde el minuto 35 gozó el equipo local tras una justa expulsión por doble amarilla de Joao Cancelo. Más tarde, esta superioridad se vería incrementada por la expulsión de otro jugador valencianista, Javi Fuego, ya bien adentrada la segunda parte. Esta acción en el centro del campo dejaba al Valencia muy mermado físicamente y con nueve jugadores. Pese a ello, en el descuento tuvieron su oportunidad con una falta colgada área pero esta vez, el destino, quiso que la victoria tuviese un justo destinatario aunque el partido no sea recordado por el gran juego desplegado por el equipo hispalense.

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En la delantera, ante la baja de Gameiro y la idea de juego de Emery, le tocó ser de la partida a Fernando Llorente. El riojano sudó lo suyo: buscó el remate, recepcionó para crear segundas jugadas e incluso intervino en la elaboración de algunas. En sus botas tuvo una muy clara, que a punto estuvo Vitolo de remachar al fondo de las mallas. Y en un testarazo tuvo otra, que fue repelida por una de las novedades de Nuno, el guardameta Ryan que defendió la portería valencianista en detrimento de Jaume (sin duda, el mejor jugador del Valencia en lo que llevamos de temporada).

Emery tiene donde elegir

En las bandas es donde el técnico vasco puede estar más satisfecho, tanto por la derecha como por la izquierda. Especial mención merece Sergio Escudero, debutante en partido oficial y autor del único tanto del encuentro. Además de un óptimo partido tanto en defensa como en ataque. Por la derecha, está el emergente brasileño Mariano que con su facilidad para el desborde y la llegada hasta línea de fondo parece estar ganándole la partida a Coke, aunque dependiendo de las exigencias del rival el técnico decide a quien alinear. Si un pero tiene el brasileño es su falta de precisión en algunos centros, pese a ello, fue el mejor en el partido de ayer. Por tanto, Unai donde mayor variedad y posibilidades tiene es en los laterales (junto a la delantera), ya que cada uno con sus diferentes aptitudes, están demostrando que saben y quieren jugar en este Sevilla.