La Copa del Rey volverá a la capital insular este jueves ante la nueva Real Sociedad de Eusebio Sacristán, escuadra ante la cual los de Setién consiguieron su última victoria en Liga hace casi un mes y que precisamente trajo consigo la destitución del por aquel entonces técnico de los txuri-urdines, el escocés David Moyes.

Un torneo que en los años más recientes se le ha dado bien a la UD, al contrario que en otras temporadas en las que los isleños siempre caían a las primeras de cambio. Una competición que sirvió incluso de trampolín para enganchar dinámicas de resultados que difícilmente se pueden apreciar: recordemos el curso 12/13 cuando la entidad dirigida en aquel momento por el aragonés Sergio Lobera solo había ganado en una ocasión después de nueve partidos jugados en Liga. Tras ganar en la tercera ronda a partido único al Racing de Santander por 4-2 se encadenó una racha de 14 encuentros consecutivos sin conocer la derrota, algo que no se apreciaba desde hacía mucho tiempo en la isla y que fue la confirmación definitiva de que Las Palmas lucharía por conseguir el ascenso aquel año.

Con la llegada de los enfrentamientos a doble partido, se eliminaría heroicamente al Rayo Vallecano y, finalmente, los isleños serían eliminados por un equipo también de Primera División, el Real Betis Balompié, en octavos de final. Una situación casi idéntica a la de la temporada 13/14, en la cual, tras vencer al Sabadell y al Herculés, los grancanarios quedarían apeados de la Copa por otro equipo de Primera como era la UD Almería en dieciseisavos de final (1-3 en la ida y 0-0 en la vuelta en los Juegos del Mediterráneo).

(Fotografía: Página Web Oficial de la UD Las Palmas)

Y mismo panorama tuvo lugar en el certamen pasado, el del ascenso con Paco Herrera. Una Unión Deportiva que había iniciado la Liga Adelante de una forma inmejorable y que afrontaba su primera cita copera después de sumar siete puntos de nueve posibles en las tres primeras jornadas tras ganar como local al Llagostera y al Lugo y empatar en el Iberostar Estadio ante el Mallorca. Dicho rival sería el elegido por el sorteo para el enfrentamiento que tendría lugar en la segunda ronda. Los amarillos ganarían finalmente 0-2 con goles de Guzmán Casaseca y del canterano Leo Ramírez de falta directa, confirmando, pues, la gran impresión que se dio al aficionado amarillo en las tres semanas anteriores.

En la tercera ronda, el destino depararía a los insulares el CD Numancia, a mediados de octubre y ante un contrincante ante el que se volverían a enfrentar tres días después, con un mismo resultado final y también en el Estadio de Gran Canaria. Encuentro que no exigiría mucho a los pupilos entrenados por el técnico catalán y en el que se acabaría venciendo 2-0, goles, de nuevo, del extremeño Guzmán a los cuatro minutos de juego y un golazo de chilena difícil de olvidar de Asdrúbal Padrón en el segundo tiempo, dejando constancia de que no anda falto de recursos y de calidad. Las Palmas solo había cedido, a esas alturas, en una única ocasión, ante el eterno rival, el CD Tenerife, en el derbi regional jugado en el Heliodoro Rodríguez López en la sexta cita.

Casi dos meses más tarde, la UD ya conocía a su rival, un rival otra vez de la Liga BBVA y que debutaba en ese momento en la Copa por su condición (puesto que los equipos de Primera no entran en juego hasta los dieciseisavos), como es el caso de los amarillos en este curso. Sería el Celta de Vigo de Eduardo Berizzo- ante el que se hizo un auténtico ejercicio de superación en la jornada 3 de Liga- el encargado de evitar que los 'pío-pío' soñasen con llegar lejos.

La ida se disputaría en Gran Canaria el 2 de diciembre con una victoria por 2-1 y sin achicarse ante un conjunto que era (y sigue siendo) una de las auténticas revelaciones de la Liga de las Estrellas. Marcarían Hernán Santana, con un espectacular gol desde la frontal del área, y Marcelo Silva tras un gran remate de cabeza. Santi Mina anotaría para los celestes desde los once metros y tal gol compensaba las posibilidades de pasar de ronda de ambos para la vuelta en Vigo.

En Balaídos, los amarillos sufrieron el volcamiento de un Celta que tenía que dar una buena imagen ante su afición y no verse fuera de la competición tan pronto. Larrivey a los 19 minutos y Santi Mina a los 31 parecían allanar el terreno para los gallegos. No obstante, la UD no se daría por vencida tan pronto y recortaría distancias empatando la eliminatoria con un gol de cabeza de Nauzet Alemán al inicio de la segunda mitad. Se sufriría, sin embargo, una expulsión con más de 20 minutos por disputarse aún, después de que Aythami Artiles recibiera dos amarillas entre el 61 y el 68. Y cuando todos abogaban por una inmimente prórroga, el habilidoso extremo Fabián Orellana se sacaría de la nada un disparo pegado a la cepa del poste ante el que nada pudo hacer Lizoain.

Vuelve, pues, un torneo que trae muy buena memoria a la entidad de Pío XII pero que muchos clubes no lo consideran como relevante puesto que opinan que crea una acumulación de partidos extensa, lo cual puede conllevar posteriores lesiones, sanciones... Es comprensible. Pese a ello, los amarilos, en los tiempos más recientes,en concreto en los últimos tres años, han valorado esta competición como una oportunidad de incrementar su nivel de competitividad e incluso de soñar con cotas altas como ocurría antaño, cuando se llegaron a disputar unas semifinales de Copa del Rey ante el todopoderoso FC Barcelona siendo un recién ascendido a la Segunda División. Se espera, sobre todo, que el duelo ante la Real Sociedad haga recuperar las buenas sensaciones que se vieron ante este mismo equipo justo antes del parón de selecciones y ante el Valencia en Mestalla. Históricamente, pocas veces ha fallado la Copa a los amarillos y pocas veces han fallado los amarillos a la Copa. El aficionado amarillo espera que sea así a partir de este jueves.