Muchas cosas le salieron mal al Getafe el sábado en el Bernabéu, algunas de ellas incluso antes de jugar. El planteamiento de Fran Escribá soprendió a propios y extraños, pues, seguramente en uno de los duelos en los que el equipo debía ser más sólido atrás, el valenciano alineó a Lacen como único mediocentro defensivo. Sin caer en el ventajismo de analizar y criticar a posteriori, el plan de partida de los azulones merece un repaso.

La baja de Juan Rodríguez, habitual junto al argelino, condicionó inequívocamente la alineación, pero eso no hizo menos sorprendente el plan del técnico. Con Medrán también fuera de los terrenos de juego, en su caso por lesión, Bernard Mensah parecía la opción más lógica para reforzar las labores de contención y dificultar la circulación blanca, pero, por las razones que fuese, vio prácticamente todo el partido desde el banquillo. Esto, sin duda, debilitó enormemente el centro del campo de los azulones, que permitieron a Kroos, Modric y James recibir, pensar y jugar con demasiada tranquilidad.

El plan de Escribá era tener más el balón, pero faltaban jugadores con características para recuperarlo

Escribá reconoció en rueda de prensa que la presencia de Víctor Rodríguez en esa posición tenía como fin que el equipo tuviese más balón, pero este plan fracasó en todos sus aspectos. Las posesiones del Getafe duraban apenas unos pocos segundos, pero el mayor problema con el que se encontraron en su intención de tener el balón fue con que eran totalmente incapaces de recuperarlo. Con Lacen desbordado en su labor destructiva y agotado cuando recibía el balón para iniciar el juego, los espacios que encontraron los hombres del Real Madrid para tocar a su antojo y generar ocasiones fueron enormes.

No obstante, el mal partido no puede achacarse íntegramente al planteamiento. Para que esta arriesgada estrategia pudiese tener opciones de funcionar, la intensidad y hambre del equipo debían ser superiores a las del rival durante los 90 minutos, y eso fue algo que no ocurrió prácticamente en ningún momento. Fusionando estos dos factores se puede entender fácilmente el mal partido de los azulones en el Bernabéu, factores que no deben repetirse el viernes ante la Real Sociedad si los de Escribá no quieren volver a verse con el agua al cuello.