El Madrid ganó y lo hizo bien, curando parte de sus heridas y siguiendo la línea ascendente cogida tras caer goleado frente al Barça. Desde esa fecha, el Madrid de Benítez ha ido recuperando efectivos, subiendo el nivel de forma de muchos de ellos y estableciendo unas pautas que se muestran con continuidad. Frente al Malmo, el equipo de Rafa volvió a colocarse bajo un 4-3-3 que parece cada vez más asentado en el cuadro blanco. Además se volvió a ver a James en la posición de interior izquierdo –aunque permutó con Kovacic en algunos momentos del partido-. Dos novedades con respecto al inicio de temporada que volvieron a dar resultados en el último partido de la fase de grupos. El Madrid cerró la liguilla invicto y como líder del grupo, gracias a una goleada encabezada por un hambriento Ronaldo y un sediento Karim Benzema. El luso volvió a partir desde la posición de extremo izquierdo, pero se movió por todo el frente del ataque y pisó área con mucha frecuencia. Desde ahí marcó, desde la derecha asistió y desde la izquierda inició muchas de sus arrancadas. El delantero galo por su parte también se movió mucho, y bien –como de costumbre- pero además pisó mucha área –como esta temporada-. Benítez le tiene picado, y el francés está en modo “delantero centro goleador”.

Arbeloa, Casilla, Kovacic o Casemiro tuvieron su oportunidad

Benítez salió al Bernabéu con un once plagado de actores secundarios. Las lesiones y lo poco trascendente del partido motivaron al entrenador madrileño a darle uso a su ideal de darle descanso a las piezas más fatigadas. El encuentro sirvió para volver a ver a Pepe liderar al equipo desde la defensa, para que Marcelo sumara minutos tras su pequeña lesión, para que Ronaldo cogiera confianza y también para que Benzema y James siguieran con su puesta a punto. Además, suplentes con un rol importante dentro de la plantilla como Casemiro, Isco o Kovacic volvieron a demostrar que la camiseta blanca no les queda grande.

El Madrid inició el partido con el ya habitual 4-3-3. Danilo, Nacho, Varane y Arbeloa formaron la primera línea de cuatro, Casemiro fue el pivote, con James y Kovacic a sus lados como interiores. Arriba en punta estuvo Benzema, con Isco y Ronaldo partiendo desde los costados. En transición defensiva el equipo mantuvo el esquema, quedando los tres delanteros un poco descolgados mientras que James trabajaba en el retorno acompañando a Casemiro y Kovacic.

El Madrid quiso ganar y golear, y lo consiguió

El Malmo puso mucho de su parte para salir goleado

El bajo nivel del equipo local contrastó con las ganas de agradar y marcar de los delanteros del Madrid, muy bien asistidos por Casemiro, quien iniciaba y por James y Kovacic, los enlaces. El Madrid se instalaba con rapidez y tremenda comodidad en campo contrario. Casemiro encontraba sin problemas a los interiores, y ahí James y Kovacic se dieron un festín de pases, regates y conducciones que rompían líneas enemigas. Además, por delante tuvieron siempre cantidad de apoyos. Isco salía de la banda para apoyar entre líneas, al igual que hacía Benzema, quien liberaba el área para Ronaldo. El francés fue el motor del Madrid, y lo hizo desde la punta del ataque. Él se movía y provocaba movimientos en sus compañeros y desbarajustes en la defensa rival. La falta de intensidad del Malmo ayudaba en todo momento, y el cuadro local entraba por donde quería, y fueron ocho las veces en las que llegó a la cocina. Si en ataque el Madrid estuvo bien, en defensa también lo estuvo. No en la posicional, porque el cuadro visitant apenas inquietó, pero sí en la presión alta, que hizo que el Madrid recuperara muchos balones muy arriba. Tras pérdida casi siempre había un rápido cambio de rol que hacía que los jugadores blancos más cercanos al balón apretaran y recuperaran el balón cerca de la portería rival. En ese momento todo volvía a fluir. James la pedía, Kovacic regateaba, Isco daba apoyos y Ronaldo y Benzema marcaban uno detrás de otro. Fue una noche plácida que dejó muchas cosas positivas en un Madrid que empieza a crecer a base de victorias, buen juego y goles.

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