Si un equipo de fútbol carece de ganas, sapiencia técnica y gol, la empresa estará destinada a hundirse. El Real Betis Balompié volvió a demostrar una imagen impropia de un conjunto que milita en la élite nacional, incapaz de ocasionarle peligro a un Getafe que venció con lo mínimo. La ineficacia técnica de Mel en plasmarle intensidad a sus jugadores volvió a demarcar la tónica de un encuentro que deja muy tocados a la escuadra verdiblanca, inhabilitado para responder al duro mes de enero que se le presenta.

En dias como el de hoy, el aficionado bético se pregunta lo mal que ha debido actuar en otra vida para merecer la situación actual del equipo, una entidad moribunda inmersa en una enfermedad cancerígena desde hace una década, incapaz de brindar alegrías a una hinchada harta de ver como jugadores, cuerpo técnico y directiva menosprecian y muerden la mano que les da de comer.

Primera mitad prescindible

Los primeros cuarentaicinco minutos de juego no pasarán a la historia por ser una oda al deporte rey. Los azulones entraron en liza sin sorpresas aparentes, con Álvaro Rodríguez como única referencia ofensiva. Por el contrario, Mel quiso darle protagonismo al dominio del esférico e introdujo a hombres habilidosos con la pelota como Portillo o Ceballos, protegidos por el habitual doble pivote. Arriba, la dupla de Jorge Molina y Rubén Castro, un duo vejado por el paso de los años.

La pelota echó a rodar y tras el pitido inicial, un encuentro marcado por el miedo de ambos conjuntos a encajar gol, que hizo de la primera mitad una parte sin peligros. Solo el desborde de Pedro León hizo estragos a la zaga verdiblanca en alguna ocasión aislada. El transcurso del reloj otorgó peso al juego verdiblanco, merced a las contadas combinaciones de Portillo y Ceballos. A pesar de ello, la incapacidad del conjunto bético para pasar de zona de tres cuartos y enlazar algún balón óptimo con la dupla atacante inhabilitó las opciones de un equipo negado de cara a gol.

A pesar de ello, una ocasión aislada pudo darle ventaja previa al descanso al Real Betis. Un saque de esquina botado por Juan Vargas lo remató magistralmente Pezzella, pero Guaita voló para atajar notablemente el esférico y evitar un gol que bien pudiera haber cambiado el devenir final del encuentro. Igualmente replicó Sarabia en el arco contrario, pero el mediapunta azulón se lió cuando encaraba el marco verdiblanco.

Las estadísticas del encuentro al término de la primera parte demostraron las carencias ofensivas de ambos conjuntos, con un solo remate entre los tres palos por parte del Getafe y ninguno en el cuadro verdiblanco.

La victoria, erigida en utopía

Con las tablas en el marcador, ambos conjuntos saltaron al tapete del Coliseum Alfonso Pérez con la firme intención de no encajar gol y buscar el gol que otorgara una victoria importantísima de cara a las aspiraciones de madrileños e hispalenses.

Los de Pepe Mel mejoraron notablemente su imagen y se adueñaron del esférico, atacando con duras intenciones el marco defendido por Guaita. Dani Ceballos se echó  el equipo a la espalda y comenzó a demostrar el por qué es el jugador con más calidad de la plantilla, pero los nulos ofrecimientos de la punta de ataque lastraron sus opciones. Precisamente, la mojada pólvora de la zona atacante verdiblanca evitó que los visitantes se adelantaran en el marcador. N'Diaye por partida doble tuvo en sus botas el gol que pudo abrir la lata, pero ambos disparos se marcharon rozando el palo izquierdo de Guaita. Y en el fútbol, cuando perdonas...

Cuando menos lo merecía llegó el tanto azulón. El exdelantero periquito Álvaro Vázquez aprovechó a la perfección un buen envío de Lago para hacer el primero, dejando en evidencia a la zaga bética. El tanto local hizo mover ficha a Mel, que introdujo a hombres como Van Wolfswinkel, Joaquín y Van der Vaart para otorgar algo más de movilidad a los suyos y renovar a unos jugadores agotados físicamente, por muy sorprendente que pareciera merced al nulo esfuerzo físico que le impuso el Getafe.

A pesar de la entrada de savia nueva, los de Fran Escribá supieron manejar a la perfección el devenir del encuentro, buscando y encontrando algo esencial en partidos de este calibre, que el fútbol brillara por su ausencia. La efectividad en el mediocentro de hombres como Juan Rodríguez y Lacen, acompañada de la ineficacia verdiblanca hicieron correr el reloj sin que los verdiblancos ocasionaran peligro alguno, dejando patente la raquítica situación en la que se encuentra inmersa el Real Betis Balompié.

El pitido final otorgó una victoria oxigenante a los de Fran Escribá, que dejan el colchón con el descenso en nueve puntos, soñando por qué no con cotas más altas. Por el contrario, los verdiblancos acumulan ya más de 450 minutos sin conocer el gol y enlazando ocho encuentros sin ganar, demostrando ser un conjunto moribundo y sin rumbo. El tiempo de Mel en la entidad hispalense parece haber llegado a su fin. Consciente de ello, su cara tras el gol local parecía confirmar lo su anunciado final.

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