Llegaba el colista a Vigo en el momento más oportuno, con el Celta inmerso en una sequía goleadora que ya se extendía a tres partidos ligueros, saldados con otras tantas derrotas. Urgía una reacción, una solución en forma de goles y de confianza, tocada tras la repentina partida del capitán.

A grandes problemas...

Eduardo Berizzo se decantó por una fórmula valiente, muy valiente. Precisamente, la receta que reclamaba un sector del celtismo desde el inicio de temporada: una delantera en la que pudiesen convivir Iago Aspas y el héroe de la eliminatoria copera ante el Cádiz, John Guidetti. Pero, y ahí está lo novedoso de la apuesta, los dos futbolistas no compartieron punta de ataque. Iago Aspas, zurdo cerrado, quedaba situado a la derecha, mientras el sueco actuaba como 9 y Orellana, en la mediapunta.

Eduardo Berizzo se decantó por una fórmula valiente, muy valiente, para buscar el gol

Para el resto del equipo destacaba la elección de Sergio como portero, y la vuelta de Hugo Mallo al centro de la defensa, lo que daba descanso a Sergi Gómez y permitía a Jonny jugar en su posición natural, el lateral derecho. En el doble pivote actuaron el Tucu Hernández y Daniel Wass.

Sin timonel

Precisamente fue la sala de máquinas la que provocó que el Celta no se hiciese con el control del partido. Acostumbrados a jugar por delante de Augusto, los dos pivotes adelantaron algo su posición, y una zaga sin Fontàs sufría para hacerles llegar el balón. Como ya se ha visto otras veces, los recursos eran pelotazos de Sergio o balones a los costados, donde sobre todo Planas intentaba conectar directamente con Bongonda o con Orellana.

Con este desarrollo de los acontecimientos, la flamante delantera del equipo quedaba aislada al borde del área, esperando balones que no llegaban, y sin capacidad para ponerle remedio al gran problema de los últimos tiempos, el disparo entre los tres palos.

Guidetti, de dulce

Afortunadamente, el Celta tenía en el campo a John Guidetti, que parece gozar de ese estado de gracia que en ocasiones atraviesan los delanteros, y que conviene aprovechar. Algo que saben veteranos curtidos en mil batallas como Orellana, Aspas o Wass. Tras el lógico periodo de adaptación a la banda, el moañés aprovechó un envío del chileno para asistir con la derecha al sueco, al que bastó un toque sutil para abrir la lata.

John Guidetti goza de ese estado de gracia que en ocasiones atraviesan los delanteros, y que conviene aprovechar

Había que aprovechar el viento favorable, y Daniel Wass no perdió más tiempo. Colocó otro balón que dejó a Guidetti mano a mano con Mariño. Su vaselina es la constatación de su buen momento. Uno de esos remates que le entran al delantero en racha, pero que el poste repele sin piedad ante el ariete en crisis.

La sentencia, el peor remedio

Al Celta le cuesta entrar en calor tras pasar por el vestuario. Le ocurre al inicio de los partidos, y también en la reanudación. Es entonces cuando da un pequeño paso atrás, y deja que su rival lleve al peso del juego, aunque solo sea unos cuantos minutos. Contra el Levante, la experiencia volvió a repetirse, pero el equipo vigués no falló. Es más, consiguió el 3-0 en otra jugada llena de precisión y de mala intención que resolvió Aspas.

La única forma efectiva que, hoy por hoy, tiene el Celta de defenderse, es atacando

Sin embargo, y por difícil que resulte de entender, la sentencia trajo consigo la peor cara del equipo vigués. Es entonces, cuando ven la victoria más cerca, cuando los de Berizzo se entregan definitivamente al rival desencadenando los problemas en defensa y la histeria colectiva en Balaídos. Porque, si algo es seguro, es que este equipo no está hecho para defenderse.

Con el partido casi perdido, el Levante se estiró y estuvo cerca de conseguir una remontada épica, y de infligirle al Celta una de esas derrotas que persiguen a un equipo durante el resto de la temporada, como ese empate cedido ante Las Palmas hace media Liga que sobrevoló Balaídos, y de qué manera, mientras caían los goles. La defensa era absolutamente incapaz de detener las acometidas del colista, que ya no tenía nada que perder. Es extraño que no se contemple reforzar una línea que sufre tanto cuando el rival se estira. Porque la única forma efectiva que, hoy por hoy, tiene el Celta de defenderse, es atacando. Y así consiguió un cuarto gol, obra de Orellana, que puso otra vez tierra de por medio y convirtió en insuficiente el tercer gol granota. Una huida hacia adelante que ha servido para volver a la senda de la victoria, pero que no oculta las dificultades que atraviesa el Celta cuando tiene que defender un resultado favorable, y que afloraron en las tres últimas victorias en Balaídos, tras las conseguidas ante el Sporting y el Espanyol.