El Athletic Club afronta en la noche del miércoles un duro reto. Ha de buscar dejar sentenciada la eliminatoria copera. A priori puede parecer una tarea fácil, sobre todo si se desconoce la identidad del rival. No obstante, el contrincante no será otro que el FC Barcelona. Así, dos Reyes de Copas se verán las caras en la ida de los cuartos de final del torneo del K.O. que dará comienzo a partir de las 21:00 horas en San Mamés.

Sin embargo, los leones afrontan este duelo con la ilusión de volver a repetir la hazaña de la última vez que se vieron en una eliminatoria con ida y vuelta. Todos los aficionados rojiblancos sueltan una ilusionada sonrisilla cuando, por un momento, recuerdan aquel mes de agosto, en el que la tropa de Valverde sentenció firmemente ante un doblegado Barcelona aquel mágico 14 de agosto y finalmente, logró hacerse con la Supercopa de España el día 17 en el Camp Nou. 

El día que brilló la ilusión

Muchas lágrimas vertidas, muchos partidos en los que el Barça se imponía a un noble Athletic, pero sobre todo, muchos trofeos que el capitán rojiblanco no podía levantar porque lo hacía un jugador blaugrana. Había sed de venganza y el destino quiso brindar a los bilbaínos una oportunidad de oro para vencer al combinado catalán.

Así llegó el día 14 de agosto del pasado año y con él, la ida de la Supercopa de España. Los rojiblancos llegaban abrumados después de haber arrancado la pretemporada antes de lo previsto debido a los partidos europeos que habían de afrontar para poder disputar la Europa League y el Barcelona, por su parte, aterrizaba en Bilbao tras haberse impuesto al Sevilla en la Supercopa de Europa.

Sin embargo, como si ningún precedente existiera para ellos, saltaron al césped de San Mamés los 22 protagonistas. Iraizoz, Laporte, Eraso, San José, Beñat, De Marcos, Susaeta, Etxeita, Aduriz, Balenziaga y Sabin Merino, fueron los elegidos por Ernesto Valverde para hacer historia y así lo hicieron. González González, árbitro de esta noche en San Mamés, también fue testigo en aquella ocasión del buen hacer del Athletic, que 13 minutos después de saltar al verde del coliseo vizcaíno ya veía como Mikel San José les adelantaba en el marcador gracias a un zarpazo desde muy lejos que sorprendió a Ter Stegen. Así comenzó un sueño.

El Athletic se vino arriba mientras su afición lo laureaba. Los leones comenzaron a dejar sin argumentos a los culés, merced de una presión altísima. Pedro cerca estuvo de empatar el partido, pero erró, despertando aún más la furia de los leones y sobre todo, la de Aritz Aduriz. El siempre incansable “20” del Athletic recibió un buen centro de Sabin Merino para que con su testa hiciera el segundo tanto a favor de los locales. Aduriz se llevó el balón del encuentro tras firmar un hat-trick De otro centro llegaría el tercero, de nuevo Aduriz se encontró con el cuero en sus pies y volvió a batir al cancerbero visitante. La guinda del pastel, llegó tras un penalti que Alves cometió sobre Etxeita y que de nuevo, Aduriz se encargó de trasformar en la sentencia del partido.

Soñar es de valientes, aunque esto ya no era un sueño, sino una realidad. La Supercopa estaba un poquito más cerca a falta de la visita al Camp Nou. Cualquiera en su sano juicio no hubiese sido capaz de plantar cara al temible FC Barcelona que ya cargaba con cuatro trofeos a sus espaldas, pero aquella noche de verano, el Athletic lo hizo.

El camino del éxito

El Athletic pisó el estadio blaugrana con paso firme. No podía dudar si quería hacer buena la goleada en la ida y así lo hizo. Al arreón inicial que tuvieron los culés, en el que no faltaron las ocasiones, la tropa de Ernesto Valverde sobrevivió sin demasiados sobresaltos aunque con la prudencia metida en el cuerpo.

Messi dio esperanzas a los suyos al adelantar al FC Barcelona en el marcador. Los nervios rojiblancos empezaban a florecer, pero poco después Piqué fue expulsado por mostrar su disconformidad al asistente. A pesar de la inferioridad numérica, la tropa de Luis Enrique lo siguió intentando, aunque sin demasiada fortuna. Aduriz, sin embargo, sí que consiguió ver puerta y así, sentenció una eliminatoria que siempre estuvo marcada por los colores rojo y blanco.

Así, tras 31 años de espera, el capitán del Athletic, Carlos Gurpegui, levantó un trofeo, dejando una imagen que sin duda está grabada en la retina de todos los seguidores del equipo bilbaíno. No parece fácil repetir una hazaña de tal envergadura, sobre todo, tras los últimos enfrentamientos coperos en los que catalanes y vizcaínos se han visto las caras, y los dos últimos enfrentamientos ligueros que preceden a este encuentro. No obstante, como dijo Antonio Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.