Las Palmas inició el partido con una indolencia hacia su rival bastante grande; los amarillos no estaban teniendo en cuenta la entidad de un Valencia que, a pesar de las circunstancias deportivas que vive actualmente, sigue siendo uno de los grandes de España. En ese sentido, el fútbol que estaba desplegando Nili era de lo más destacado, el canterano estaba cómodo y se mostraba con mucho descaro. Sin embargo, a pesar de que el control de la posesión era insular, la primera jugada peligrosa llegó de las botas de un Alcácer que aprovechó un error de Culio para llegar a la portería grancanaria. Aún así, el delantero che erró el mano a mano con un Raúl Lizoain que estuvo atento y rápido.

Mucho juego con el portero y otra lesión en apenas veinte minutos

Los amarillos habían iniciado bien el choque, pero la presión de Valencia incomodaba la salida de balón y eso le daba muchos quebraderos de cabeza a los defensas grancanarios, la UD arriesgaba demasiado con sus pases hacia el portero y los valencianos achuchaban mucho. El Valencia estuvo más entero durante los primeros compases Esa presión obligaba a Raúl Lizoain a desplegar sus dotes como centrocampista, teniendo que realizar regates bastante comprometidos para evitar el empuje de los hombres de arriba del conjunto entrenado por Gary Neville. El Valencia estaba mucho más entero, su circulación de pelota buscaba el error de la zaga amarilla, pero los defensas amarillos aguantaban bastante bien ante las acometidas de su rival.

Los minutos pasaban y Las Palmas había perdido bastante el control de la posesión, los de Quique Setién perseguían sombras sobre el césped de Mestalla. Poco a poco, la explosividad del Valencia bajó y la UD respiraba un poco, incluso encontraba algún camino para irse para arriba, aunque la mala suerte aparecería de nuevo para seguir cebándose con los insulares: Vicente Gómez quería coger desprevenida a la defensa valencianista, pero el envite con Danilo Barbosa hizo que el canterano amarillo cayese de mala manera, lesionándose una de sus clavículas y teniendo que gastar un cambio sin haberse cumplido los primeros veinte minutos.

Demasiadas pérdidas en el medio campo

A Las Palmas le estaba faltando mantener la pelota, cocinar un poco más las jugadas y evitar pérdidas tontas en el medio campo. La entrada en el campo de Roque no cambió demasiado el panorama y el equipo amarillo seguía sin asomarse por la portería de Ryan con peligro real. Mientras tanto, el Valencia seguía buscando irse hacia arriba, pisar área, generar peligro y obligar a Raúl a intervenir. Tras unos minutos un tanto más tranquilos, los valencianistas quisieron probar suerte con un cabezazo de Rodrigo que Lizoain mandó a córner de forma acrobática; la realidad se hacía patente y la UD no estaba en la línea de los últimos partidos.

Cuestión de hambre

El Valencia estaba con ganas y con hambre, la Copa del Rey es una ventana muy importante como para no querer entrar por ella, para no querer mejorar su temporada a través de ella. Las Palmas tenía claro que su participación en el torneo del K.O era más bien una cuestión de ilusión, pero eso no era suficiente como para poner en aprietos al conjunto local. Gracias a ello, se podían entender y de buenas maneras el por qué de muchas de las cosas que estaban sucediendo sobre el césped de Mestalla hasta el momento.

Nili se desmelena, Las Palmas se ajusta y Zahibo regaló un gol

Los amarillos tenían que aprovechar los momentos de respiro que el Valencia le concedía, algo que intentaban traducir en posesiones largas, intentando construir su fútbol desde atrás. Zahibo regaló a la UD un gol sin merecerlo Con el paso de los minutos, Las Palmas parecía que iba subiendo enteros, mejorando prestaciones y combinando mejor. El Valencia dejaba a un lado su presión y la UD se crecía un poco más, algo en lo que Nili estaba siendo el mejor; otra vez el canterano se sumaba al ataque y lo hacía de buenas maneras, con criterio y con ganas, convirtiéndose en lo más potable del cuadro amarillo en apenas treinta y cinco minutos.

No obstante, el canterano que iba a convertirse en protagonista era Zahibo; el jugador valencianistas cometió una falta sobre Momo que sería una losa para los suyos; el propio Momo botó esa falta y la colgó sobre el área che, allí esperaban varios jugadores amarillos, pero fue Zahibo el que, con cabezazo sutil, metió el balón en su propia portería en un intento de despeje. Sin merecerlo, Las Palmas se había puesto por delante y le ponía las cosas muy difíciles a un Valencia al que le estaba faltando un poco más de pólvora en la parte de arriba.

Quizás era demasiado premio para el conjunto de Quique Setién, pero el fútbol en muchas ocasiones es así de caprichoso.

Despierta el Valencia sin éxito

El gol abrió de nuevo el hambre del Valencia, los che se quisieron crecer más todavía y fueron a por el partido, aunque sin demasiado éxito. El tanto no había cambiado nada del guion del partido, pero Las Palmas se estaba manteniendo con una solidez y una solidaridad defensiva muy importante, tanto como para aguantar las embestidas de su rival. Las acometidas sobre la portería de Raúl regresaron, pero era en ese momento cuando más chispa le faltaba a un Valencia que ya temía que el Deja Vú de los pitidos se hicieran realidad al descanso.

Las Palmas seguía manteniéndose muy férrea, los amarillos se habían encontrado un regalo y no podían desaprovecharlo. Alguna que otra vez más se asomaron por el área de Ryan, pero Las Palmas no cambia de cara en la parte de delante, donde le sigue faltando crear con un poco más de peligro, aparecer con un poco más de criterio.

De esa manera, el descanso hizo acto de presencia y Las Palmas se iba a los vestuarios con algo de tranquilidad, quizás demasiada para lo vista sobre el verde.

Aguanta Las Palmas, pero Alcácer no perdona demasiado

Esos quince minutos de asueto no cambiaron demasiado lo que se había visto en la primera mitad. Las Palmas continuaba un tanto acongojada en la parte de atrás del campo, ya que no podía tener el dominio de la pelota. Alcácer no perdonó una de las más claras que tuvo A pesar de ello, una de las premisas que sí se observaron desde el inicio de este segundo acto fue que la UD ya no se obcecaba en sacar el balón jugado, si tenían que pegar un pelotazo hacia delante se hacía sin problemas. El Valencia se acercaba con peligro y tanteaba a Raúl, con muchos balones colgados sobre el área, pero parecía que Alcácer no estaba teniendo su mejor día de cara a gol.

En ese sentido, la defensa de la UD estaba aguantando cada intento che de subir hacia arriba era desactivado de una manera u de otra. Además, los amarillos parecían estar asomándose con un poco más de criterio por la portería de Ryan, algo en lo que Culio tuvo mucho que ver. Un disparo del argentino tanteó al guardameta australiano aunque no fue lo suficientemente peligroso como para poner en aprietos a los valencianistas, pero por lo menos se terminaba una jugada después de mucho tiempo sin tantear al portero local.

De esa manera, cuando más arriba se venía el equipo de Setién, una jugada bien enarbolada por parte del Valencia en el borde del área le dio a los che el gol del empate; Alcácer agarró la pelota y sacó un disparo perfecto que acabó en el palo contrario de un Raúl que poco pudo hacer ante la acción del capitán del Valencia.

Un Valencia que iba a por el partido

El gol le había sentado muy bien al Valencia, los de Gary Neville cogieron carrerilla y seguían empeñados en hacerle daño a Raúl Lizoain. Los locales querían más y Las Palmas no podía con el ímpetu de un equipo, el valencianista, que no le estaba dejando jugar nada. La continuidad en el trabajo físico y en el desgaste del Valencia, les estaba llevando a amarrar a una UD que no conseguía levantar la cabeza para desarrollar su fútbol. En esas circunstancias, Las Palmas no podía hacer otra cosa que buscar como sea quitarse de encima a su rival, pero no había manera de conseguirlo de una forma adecuada.

Presión inconexa que Las Palmas no aprovecha

La exigencia física a la que estaba siendo sometido el conjunto amarillo le pasaba factura. El Valencia presionaba mucho y a Las Palmas le faltaba frescura para sacar el balón. El partido se estaba yendo hacia un final apretado donde un error iba a ser condena para cualquiera de los dos. Las Palmas adoleció de velocidad y movilidad en la parte delantera del terreno de juego El mundo se les echaba encima, pero el Valencia tenía que bajar de vez en cuando el pistón, porque si no le iba a faltar gasolina en el final del choque. Esos instantes de relajación, fueron aprovechados muy bien por los pupilos de Setién, que otra vez intentaban construir su juego con más paciencia y espacio, pero no había manera de aprovechar esos minutos.

En ese sentido, los problemas que se habían visto en otros partidos aparecían de nuevo en una UD Las Palmas a la que le faltaba movilidad y velocidad, se volvía a notar que esta historia de la Copa no iba demasiado con los amarillos, que estaban bastante más pendientes de lo que sería el partido del lunes que éste. Poco más podía hacer el conjunto grancanario, había sacado petróleo con un tanto que se encontró y sin merecerlo, ahora sólo podía intentar aguantar como pudiesen el resultado más favorable posible.

Neville pone toda la dinamita

Los cambios delataban a Neville, el británico sacó toda la pólvora que pudo y puso en el campo lo mejor de su ataque. Los che miraban hacia la portería de Raúl Lizoain con ganas de perforarla, pero la defensa de Las Palmas estaba concentrada y asentada. Las llegadas no eran constantes, pero sí que dejaban caer las intenciones de uno y otro equipo.

Sin embargo, ni Negredo ni Alcácer eran capaces de encontrar algún pase de sus compañeros lo suficientemente bueno como para hacer efectivo ese peligro que desempeñaban en sus intentos de ponerse por delante.

Los minutos pasaban y la hora se le hacía a un Valencia que estuvo a punto de sentenciar cuando un balón de Gayà le cayó a los pies de un Negredo que definió bastante mal.

Las Palmas respiraba y Mestalla no se lo creía, había sido mejor que su rival pero no había conseguido meterle mano.

Nili de lo mejor de una UD bastante floja

El partido se iba a consumir con un empate con el que Las Palmas sacaba bastante más de lo merecido. El Valencia se fue hacia arriba y no acertó en las ocasiones que tuvo. Negredo desperdició una ocasión demasiado clara muy cerca del descuento Una vez la presión del conjunto valencianista terminó de desaparecer, Las Palmas estuvo mucho más cómoda a la hora de sacar la pelota, pero el Valencia puso mucho más en su intento por ir a buscar un segundo tanto. De lo más destacado de este partido fue el encuentro de un Nili descarado y con muchas intenciones de declararle a Setién que está preparado para jugar en el primer equipo. El canterano se vació y demostró cualidades en un encuentro del que Las Palmas sacó demasiado sin merecerlo. 

VAVEL Logo
Sobre el autor