Llegó la revolución y con ella la ansiada victoria del Real Zaragoza. Con un once totalmente nuevo, el equipo de Carreras consiguió una victoria importantísima, por la necesidad, por el rival y, sobre todo, porque estaban obligados a mejorar las sensaciones transmitidas sobre el césped.

Planteamiento inicial

La revolución del mercado de fichajes invernal se vio traducida por primera vez en una revolución en el once inicial. Carreras abandonó el 4-4-2 de Almería para volver al 4-1-4-1 y dio entrada a prácticamente todos los fichajes invernales del Zaragoza, además de devolver a Morán y Cabrera a la titularidad tras su sanción.

Herrera continuó en la portería y parece ser el elegido de Carreras para el puesto. Guitián entró por primera vez como central para formar una defensa inédita junto a Cabrera, Rico y Campins. La línea de ¾ fue prácticamente nueva, con Ros y Culio actuando de interiores y Lanzarote y Pedro en las bandas, jugando a pierna cambiada para intentar explotar su juego interior.

Un Zaragoza diferente

Era inevitable que se viera a un Real Zaragoza diferente con todos los cambios que propuso Carreras, pero había dudas acerca de cómo congeniarían tantos cambios en tan poco tiempo. Desde un inicio el Zaragoza mostró una mejor lectura del partido, gracias probablemente al cambio de mentalidad de los jugadores. El perfil de jugadores como Ros, Culio, Lanzarote e incluso lo que se pudo ver de Guitián en su primer encuentro (todavía es pronto para evaluarlo) es muy distinto, más favorable a tener el balón.

Ambos equipos salieron con las ideas claras desde un inicio. Otra vez frente a una defensa de tres centrales, el Zaragoza supo como presionar en todo momento. Sin que los interiores saltaran a ayudar a la presión a los delanteros como pasó en Almería, el equipo mantuvo siempre la estructura, a riesgo de retrasar sus líneas pero asegurando evitar espacios interiores. Ángel quedaba prácticamente descolgado en campo contrario, si bien es cierto que el delantero se vacío durante todo el partido. Cuando el Leganés intentaba avanzar líneas por dentro, siempre había algún jugador del Zaragoza cerca.

Más difícil fue cuando esos pases hacía dentro llegaron desde la banda, ya que al bascular hacia el costado Morán si dejaba espacios a su espalda. El Zaragoza supo sacudirse de la presión inicial del Leganés y poco a poco fue imponiendo ese nuevo estilo que parece querer implementar Carreras, saliendo con el balón desde atrás, recurriendo si era necesario al portero o al pase hacia atrás.

Guitián y Campins aseguraron bastantes pases, especialmente el primero, pero esta buena circulación de balón de lado a lado se solía cortar en Cabrera, que buscó el pase largo en muchas ocasiones.

El triángulo: Morán-Ros-Culio

Una de las claves de este nuevo Real Zaragoza es el centro del campo. Morán, Ros, Culio y Gil fueron los mediocentros que actuaron durante el encuentro, lo que deja muy claro el tipo de juego que quiere desarrollar Carreras. Siempre manteniéndose cercanos pero con roles distintos, formando un triángulo que, tanto defensivamente como ofensivamente, intentaba mantenerse, pese a que por las características distintas de los tres a veces se rompía.

Probablemente el que menos apareció de los tres fue Ros. El mediocentro se desgastó corriendo cuando tuvo que defender, a veces por posicionarse mal, y con balón tuvo menos presencia de la que debería, aunque es cierto que en todas esas intervenciones le aplicó sentido al juego, sobre todo a la hora de desahogar al equipo cambiando el juego al lado contrario.

En el lado contrario está Culio. La labor del argentino fue notoria a la lo largo del encuentro. Al margen de un carácter que resalta, Culio fue un incordio a la hora de presionar y estuvo correcto con balón, ofreciéndose y combinando con sus compañeros.

La tendencia de Culio y las bandas

Mientras Ros y Morán actuaron en zonas mucho más centradas, el radio de acción de Culio fue mucho más amplio. El argentino cayó a la banda izquierda una y otra vez, una tendencia que ya se le había podido observar en su anterior club. Esa salida hacia su lado natural, bien sea conduciendo o con un desmarque, se combinaba con los movimientos hacia dentro de Pedro

En la banda contraria Campins apenas ofreció profundidad, ya que a menudo sus conducciones eran hacia dentro y en pocas ocasiones dobló a Lanzarote, que si buscó más una salida exterior. Todo lo contrario se produjo en la banda izquierda, donde Rico siempre se ofrece a dar profundidad y amplitud.

Esto último cambio con la entrada de Hinestroza. Al ser ambos dos jugadores que funcionan mejores pegados a la banda, en ocasiones pueden chocar, aunque precisamente de una jugada entre ambos en la izquierda nació el gol zaragocista. Hinestroza ofreció su versión buena en los pocos minutos que jugó. Actuando de forma mucho más sencilla de lo que acostumbra, sin florituras, desbordando por potencia o habilidad y buscando rápidamente rematadores.

El Zaragoza cambió, aunque es cierto que era inevitable con todos los cambios. Ahora Carreras debe mostrar que esa mejoría no es flor de un día, que los nuevos pueden aportar más con el tiempo y que ese estilo que desea implantar puede realizarse al fin. Si algo está claro es que la competitividad en el equipo ha crecido, lo que aporta más opciones en los cambios y una buena rotación.

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