El Real Betis cosechó un  valioso empate en Riazor, satisfactorio tras los resultados del resto de equipos que vienen apretando desde el sótano liguero, merced a los tantos del sorprendente Musonda y un renacido Vargas.

A pesar del punto conseguido ante uno de los clubes de moda del panorama español, los pupilos de Juan Merino volvieron a retrarar las dudas suscitadas en jornadas anteriores, empleando un juego paupérrimo e inofensivo a la par que dudosamente atractivo, repleto de numerosos errores defensivos que de no ser por la salvadora figura de Adán, bien podrían haber causado una dolorosa derrota.

Los enanos vuelven a crecer en el circo defensivo

Si algo acusó el equipo en los noventa minutos, fueron las constantes pérdidas de balón que propiciaban el contragolpe gallego, que acompañado de la ineficacia de los zagueros a la hora de salir al corte o mostrar superioridad en balones aéreos condenaron a un equipo impotente. Bruno, Montoya y Vargas, este el único que superó la prueba, repitieron en el once acompañados del bárbaro Westermann, que reaparecía en un terreno de juego tras dos meses en el dique seco.

La ineficacia de los defensas en la pugna aérea acompañada de la inestabilidad en el centro del campo, desaparecido durante los noventa minutos, generaron un vacío tremendo en zona de tres cuartos que la aprovechó a la perfección el conjunto deportivista, que acechó una y otra vez el marco de Adán constantemente con cuatro y cinco jugadores en zona de remate. Precisamente, los dos puntos mencionados acarrearon los tantos locales. Un centro de Lucas Pérez lo aprovechó a la perfección Bergantiños, que cabeceó a la red en el corazón del área ante la impasible mirada de N’Diaye, sapiente del error cometido en la marca.

En la segunda mitad, el arreón deportivista lo culminó Fayçal Fajir que remató en el segundo palo a placer tras el garrafal fallo de Lucas Pérez, precisamente rematando igualmente solo ante Adán.

Adán llama a la puerta de la selección

El cancerbero madrileño volvió a demostrar que es uno de los arqueros de moda, demostrando con creces su meritoria temporada que bien puede valer una llamada de Del Bosque. El jugador verdiblanco desbarató una y otra vez los intentos locales, desatando la impotencia de los delanteros gallegos, impasibles ante el gigante bajo palos que paraba una y otra vez.

Si los tres puntos no se quedaron en Riazor es gracias a su sobresaliente actuación, que combatió los errores defensivos y evitó males mayores de una posible derrota que hubieran metido de nuevo en serios apuros al conjunto de La Palmera.

Efectividad letal

Si bien es latente la dependencia del club hispalense a la pólvora de Rubén Castro, los pupilos de Merino aprovecharon a la perfección los dos únicos tiros a puerta que disfrutaron en los noventa minutos, batiendo por partida doble a un impasible Lux. Musonda demostró una vez más ser el hombre de moda en Heliópolis cabeceando la magnífica asistencia de Vargas. Precisamente el peruano se reivindicó anotando también el segundo gol tras un potente libre directo al borde del área.

El lateral izquierdo reflejó lo único positivo en el saber futbolístico de Merino, la indudable preparación física que parece haber relegado a un segundo plano la escasez preparación de Mel durante su periplo en Heliópolis, demostrando estar en forma y recuperando sensaciones.