En el barrio Pumarín, al sur de la ciudad asturiana Gijón, se conocieron con siete años Luis Enrique y Abelardo. Ambos coincidieron en el mismo colegio allá por los años 70 y desde que compartieron recreos juntos, fueron inseparables. Y lo de inseparables no es un decir, y es que jugaron juntos al fútbol sala en el Xeitosa, juntos pasaron a los infantiles de su equipo de toda la vida, el Sporting de Gijón, y juntos al equipo La Braxa. Pero en el 1988, el Sporting quiso recuperarles para su filial, el Sporting Atlético y poco después, casi a la vez, como todo lo que llevaban haciendo durante 10 años, cumplieron el sueño de debutar en el primer equipo. Primero lo hizo Pitu y finalmente Lucho.  Un año después, Luis Enrique consiguió sumar 14 goles con el Sporting y metió al equipo en la UEFA gracias a un gol en el último partido de la temporada. La gran temporada del asturiano hizo que, el Real Madrid le fichara y, por primera vez, sus caminos se separaran. Aunque no sería para siempre.

Empezando por la derecha arriba, Abelardo y Luis Enrique en el Sporting de Gijón | Foto: La Vanguardia)
Empezando por la derecha arriba, Abelardo y Luis Enrique en el Sporting de Gijón | Foto: La Vanguardia)

Y es que parece que el caprichoso fútbol ha querido que la complicidad de estos dos asturianos se desarrollara también en el terreno de juego, no sólo en Gijón, sino que también jugando a nivel de la selección nacional o en clubes más allá de Asturias. Compartieron mismo escenario primero en la sub-21, luego participando en los Juegos Olímpicos de Barcelona donde se hicieron con el oro y también con la absoluta. Y aunque estuvieron años sin defender los mismos colores de un equipo en nuestro país, como siempre, volvieron a hacerlo. Abelardo fichó por el Barça en el 1994 y dos temporadas después, lo hizo Lucho.

Abelardo y Luis Enrique con el Barça | Foto: Sport
Abelardo y Luis Enrique con el Barça | Foto: Sport

Y lo que son las cosas, pero nuevamente, el deporte rey quiso que ese equipo, el cual volvió a juntar a ambos amigos, esté dirigido por Lucho. Pero también que el equipo que les vio crecer, esté bajo las órdenes de Pitu.

Quizá para la mayoría, el partido de hoy sea uno más de Liga. Sea ese partido de Liga que no se jugó en esa jornada 16 y que hemos tenido que esperar hasta hoy para verlo. Pero para los asturianos y aficionados del Sporting e incluso para muchos culés, será un partido con un tinte más especial que de costumbre. Pero sobre todo, es un partido único tanto para Abelardo como Luis Enrique. Los dos amigos juntos de nuevo en un mismo estadio por algo que les ha unido desde tan niños. Juntos pero separados, eso sí. Porque hoy El Molinón acogerá a dos personas especiales para el club, dos personas que, empezaron a soñar con lo que un día serían bajo la mirada del estadio gijonés y sus miles de aficionados.

La emoción está servida. Lucho vuelve a casa por un día, vuelve y ahí le espera, sentado en el otro banquillo su compañero de trayectoria. Siendo rivales como técnicos por primera vez.  Y es que al final, todo vuelve a lo mismo. Porque pasan los años y sigue siendo difícil entender a Pitu sin Lucho y a Lucho sin Pitu, a pesar de tomar caminos diferentes, sigue siendo difícil. Y tan cierto es esto que hoy,  el fútbol, ha querido reunirles en un mismo campo de nuevo. En ese mismo campo de fútbol.