Dicen que las personas tardamos de media tres segundos en decidir si alguien nos gusta o no. En el fútbol, sin embargo, el plazo se alarga, y el aficionado suele esperar varios partidos para valorar un fichaje. Aunque siempre hay excepciones. Lo de la grada valencianista con Cheryshev, por ejemplo, ha sido amor a primera vista. El extremo ruso, cedido por el Real Madrid, se estrenó como goleador en su primera noche liguera en Mestalla, y la parroquia che despidió a su flamante interior izquierdo con una ovación. No era para menos, ya que había logrado el tanto de una victoria demasiado necesitada en la ciudad del Turia. 

Dennis partió de inicio por banda izquierda en un ataque con muy buena pinta, con Feghouli por la otra banda, Rodrigo de segundo punta y Alcàcer como único delantero centro. Sin embargo, nadie acabó de entenderse muy bien ahí arriba, y a pesar de la apatía de la defensa espanyolista, el Valencia estuvo tan espeso en ataque como acostumbra últimamente. Hubo que esperar hasta la segunda parte, con el cambio de Negredo por Rodrigo, para ver a un equipo che con cierto peligro. El Espanyol, en realidad, ayudó con el cambio de Caicedo,  interpretado por el equipo de Galca como un paso atrás. El equipo blanquiazul dominaba hasta entonces, pero a partir de ese cambio el Valencia pasó a tener la iniciativa. Al final el bombardeo dio sus frutos, y Cheryshev, en su estreno en Mestalla, se lanzó de cabeza, con el alma, para empujar a gol el centro de Feghouli. 

No habría podido imaginar el ruso un estreno mejor en la que será su casa hasta final de temporada. En principio, iba a ser sustituido por Bakkali, pero el tanto del Espanyol hizo que Neville cambiase de planes. Metió a Negredo y le pidió a Cheryshev que aguantara, a pesar de sus calambres. El devenir del encuentro le dio la razón al inglés, y Cheryshev le dio un balón de oxígeno con su gol. Le hacía muchísima falta una victoria al Valencia y a Neville, para espantar los fantasmas de un descenso que ya empezaba a ser un miedo tangible. Por suerte, apareció Cheryshev y, como Bill Murray y compañía en la película de 1984, se puso el mono de cazafantasma para hacer desaparecer todo espectro del campo valencianista. La próxima parada, el campo del Granada, del que Neville y sus pupilos esperan traerse los tres puntos para empezar la remontada en Liga.