El arquitecto. Ese profesional que se encarga de modelar, construir, establecer los cimientos, de edificios, ciudades o estructuras de diverso tipo. Es la persona encargada de mantener con su ingenio y talento construcciones de enorme magnitud. Alargando esa figura al ámbito futbolístico, emerge la figura de esa jugadora capaz de sostener la estructura de todo un equipo, ayudando en tareas defensivas y otorgando capacidad asociativa e imaginativa a la hora de hilvanar jugadas ofensivas.

No es sencillo encontrar esa figura capaz de manejar el esférico con seguridad y calidad, buscando la mejor solución cuando lo tiene en sus pies, dibujando la jugada más adecuada trazada con compás. No es sencillo encontrar esa figura que parezca tener un idilio mutuo e indescriptible con la redonda, que maneja como un imán. No es sencillo, no es nada sencillo.

Pero a veces aparecen. Y de repente, en tiempo récord, se ganan un sitio en uno de los equipos más exigentes de toda la Primera División. Maite Oroz, la pequeña arquitecta. A sus 17 años (cumple la mayoría de edad a finales de marzo) no se ha perdido ni uno solo de los 17 encuentros ligueros que han permitido al Athletic Club situarse como brillante líder de la élite femenina, acumulando quince victorias y dos empates hasta la fecha. Justo antes de viajar a tierras catalanas para enfrentarse al FC Barcelona, vigente campeón, las leonas cuentan con una ventaja de cuatro puntos. El fútbol que despliega el conjunto entrenado por Joseba Agirre se ha ganado la admiración de todos, y Maite Oroz se ha convertido en una de sus piezas clave.

Inicios rojillos

Osasuna, Navarra y España. Camisetas de rojo predominante, las camisetas defendidas por Maite Oroz en sus inicios deportivos en el complicado mundo del fútbol femenino. La jugadora navarra, nacida el 25 de marzo de 1998, tenía muy claro desde pequeña que su sueño era dedicarse al fútbol. No en vano, a los 6 años ya jugaba al considerado “deporte rey” a nivel nacional. Lo hacía en el Duarte, el equipo de su pueblo. Estuvo allí seis años jugando con chicos, hasta que a los 12 dio el salto a la entidad futbolística por excelencia en la Comunidad Navarra, el Club Atlético Osasuna.

En 2010 la disciplina rojilla contaba con sección femenina. Y ahí empezó Maite a dar sus primeros pasos en un mundo que, tan solo cinco temporadas después, le ha aupado al once de uno de los equipos más importantes del fútbol español. Sus inicios en Osasuna estuvieron marcados por su presencia en la escuadra de fútbol-7 del club, hasta que le llegó la edad de debutar con el primer equipo, que militaba en Segunda División Nacional.

Maite disputó su primer Europeo Sub-17 con jugadoras hasta dos años mayores

Su calidad, técnica y visión de juego no pasaron inadvertidas para la Selección Española, que la convocó para la disputa del Torneo de Desarrollo Sub-16. Al lado de una talentosa generación de jugadoras, como las gemelas Garrote, Laura Pérez, Lucía Fuertes, Bea Beltrán, Elena de Toro, Laurita Domínguez o Cintia Montagut, y siendo ella una de las más jóvenes, Maite se destapó, anotando un auténtico golazo ante Inglaterra desde más . Pese a su escasa altura, la potencia y la colocación del golpeo fueron impresionantes, haciendo imposible la tentativa de la guardameta británica por impedir la obra de arte. La primera de muchas que captaba una cámara. Y primer título con la Selección. La navarra ya asomaba.

Pero las sorpresas y méritos no habían hecho más que empezar. Y es que tan solo dos meses después, Maite recibió la feliz noticia de su convocatoria para la fase final del Europeo Sub-17, que España disputaba en Suiza. Jorge Vilda, actual seleccionador absoluto, no dudó en contar con ella para tan prestigioso reto, pese a que competiría con rivales hasta dos años mayores que ella. Aunque la centrocampista no pudo ayudar al equipo en unas fatídicas semifinales contra Suecia que la tanda de penaltis se encargó de ensombrecer, sí lo hizo en la posterior goleada a Bélgica para alzarse con la medalla de bronce. Fue en el minuto 62, Andrea Falcón se dirigía a la banda y daba el relevo a una pequeña e ilusionada jugadora. Llegaba su momento, un momento esperado y soñado por cualquier futbolista. Maite Oroz debutaba oficialmente con la camiseta de la selección española.

Las alegrías, aunque a medias, también llegaron con su selección autonómica. Fue en 2014. La selección navarra sub-16 se distanciaba de la horrorosa temporada para sus equipos, con el segundo descenso consecutivo del Lagunak y las desapariciones de Osasuna y San Juan, y celebraba un meritorio pase a la fase final de la categoría. Maite fue una de las principales artífices de semejante éxito pero, todavía sin explicación razonable, no acudió a la definitiva cita para la disputa de las semifinales, que se perderían ante Catalunya.

Palmarés de escándalo

Bronce continental, campeona y subcampeona de Europa y subcampeona del mundo. Todo eso como sub-17, todo eso en apenas dos años. Tras la citada primera presea y el comentado debut oficial con la selección de la categoría, Jorge Vilda siguió apostando por ella en posteriores eventos. Aunque la alta competencia en el centro del campo, con jugadoras de también enorme talento como Patri Guijarro, Aitana Bonmati, Pilar Garrote o Leles Carrión, hizo que su aportación se viese relegada a un segundo plano.

En la Ronda Élite clasificatoria para el Europeo, en el 8-0 frente a Rumanía, anotó su primer gol oficial; en el propio evento continental disputó 22 minutos contra Escocia en la fase de grupos; y en el histórico Mundial de Costa Rica jugó contra Paraguay en la fase de grupos y los últimos minutos de la final ante Japón. Sin duda, una espectacular generación de jugadoras que consiguió alzarse con dos subcampeonatos, el europeo y el mundial. Y Maite estaba entre ellas. La de Duarte fue integrante y partícipe de uno de los éxitos más rotundos del fútbol femenino español.

Maite formó con Patri Guijarro y Aitana Bonmatí un triángulo futbolístico admirable

Aunque su palmarés era ya más que envidiable, su juventud también. Así, mientras la gran mayoría de internacionales ascendían a categoría sub-19, Maite Oroz fue una de las pocas que continuaba por edad. Con Jorge Vilda escalando con el grupo al que hizo subcampeón del mundo, Pedro López era el encargado de llevar las riendas de la nueva generación sub-17. Cambio de seleccionador, pero no de estilo. Y eso benefició a una Maite que encajó como anillo al dedo en una selección en la que ganó en importancia, convirtiéndose en pieza clave. Formando centro del campo con Patri Guijarro y Aitana Bonmatí, las tres configuraron un triángulo futbolístico admirable que hacía las delicias del buen aficionado al fútbol de toque.

Y así fue como la pequeña arquitecta se convirtió en indispensable. Titular indiscutible, fue una de las líderes futbolísticas de esa talentosa generación sub-17 que, por tercera vez en la historia, levantó el campeonato continental. Sus tres goles en la Ronda Élite (dos a Rumanía y uno a Bélgica) ya presagiaban un papel diferencial que continuó asumiendo en Islandia, aunque se perdiese la final por lesión, siendo sustituida por Paula Fernández cuando tan solo habían transcurrido 16 minutos.

Con este maravilloso galardón, y acudiendo cojeando al delirio final una vez silbó el colegiado, terminaba Maite Oroz su etapa como internacional sub-17. Una etapa que finalizó con trece encuentros disputados (ocho de ellos titular), cuatro goles y 672 minutos. Ahora, ocho meses después, continúa demostrando su importancia en el entramado futbolístico nacional, siendo una habitual en las convocatorias de la selección sub-19 del propio Pedro López, que prontamente iniciará el reto de clasificación para el próximo Europeo y con la que (dependiendo de acontecimientos) podría disputar un nuevo Mundial, en este caso Sub-20. Pero ésta ya será otra historia.

En el Athletic, como en casa

El éxito a nivel de selección también se trasladó a nivel de club, aunque no sin lágrimas iniciales. El descenso del primer equipo masculino del Atlético Osasuna a la Liga Adelante terminó con la desaparición de la primera plantilla femenina. Pese a la gran temporada realizada por las chicas navarras en Segunda División, el club rojillo decidió prescindir de su sección fémina. Ante este panorama, y el comentado desalentador contexto que sumaban Lagunak o San Juan, Maite Oroz no tuvo más remedio que abandonar su tierra para continuar su progresión.

Aunque dura, en menos de dos años la decisión tomada por Maite se ha tornado en inmejorable. El cambio: Pamplona por Bilbao. El premio: un ascenso meteórico acorde a su calidad. Ya titular habitual en todo un Athletic Club, la centrocampista (que alterna posiciones de mediocampo con otras más escoradas a banda) es pieza clave en la espectacular temporada que está firmando el conjunto bilbaíno, habiendo disputado los 17 encuentros ligueros.

Maite acumula cinco titularidades consecutivas con el Athletic

Pero no todo ha sido llegar y besar el santo. Maite aterrizó en la disciplina vasca el verano de 2014, y paulatinamente ha ido subiendo los peldaños de una escalera rumbo a la Primera División. Con ficha con el filial rojiblanco, que compite en el grupo 2 de Segunda División, disputó toda la temporada 2014/15 con la segunda escuadra bilbaína, que finalizó segunda el campeonato, por detrás de un Oiartzun que posteriormente ascendería a la máxima categoría nacional. Mientras otras compañeras iban disputando algún encuentro liguero con el Athletic, casos de Sheila Elorza, Jone Bilbao, Marta Perea, Jone Ibáñez o Ainhoa Álvarez, Maite continuaba construyendo un primer camino que finalizó con 16 goles y 28 partidos disputados en la división de plata (contando liga y copa).

Todo cambió desde su proclamación como campeona de Europa sub-17. La salida del banquillo de Juan Luis Fuentes, que figuró como primer entrenador del Athletic durante cuatro temporadas, trajo consigo la llegada de Joseba Agirre. El nuevo técnico no tardó en darse cuenta del potencial de una pequeña jugadora a la que ha convertido en esencial desde que tomase la batuta de la nave bilbaína.

Aunque haya disputado todos los encuentros ligueros hasta la fecha, su incursión en el equipo ha sido progresiva. No en vano, la primera titularidad le llegó en la quinta jornada, en la victoria por la mínima en Lezama frente al Rayo Vallecano; y su primer tanto en Primera se fraguó en la undécima semana de competición, curiosamente en la manita endosada a la Real Sociedad en el derbi. Pero la verdadera inclusión de Maite en el equipo titular ha llegado en 2016. La pequeña arquitecta suma cinco jornadas consecutivas partiendo de inicio en el actual líder de la Primera División, ante rivales tan exigentes como el Atlético de Madrid (3-0), el Levante (0-0) o el Valencia (2-1). En total, suma siete titularidades en esta campaña 2015/16. Poco a poco, puliendo el diamante, el Athletic tiene a su perla.

Galardonada en su tierra

Juega lejos de su tierra, pero esto no ha hecho más que agrandar su categoría. Nadie en Navarra olvida el gran quehacer de Maite Oroz dentro de sus fronteras, así como tampoco fuera de ellas, llevando el nombre de la autonomía por España, Europa y el mundo. Por esa razón, y pese a la lejanía actual, desde su casa se ha decidido corresponder a su calidad y éxito.

Y es que el Gobierno de Navarra decidió otorgarle el Galardón Deportivo a la mejor deportista navarra femenina del año 2015, mérito que ha compartido con el ciclista Juan Peralta. Todavía no ha cumplido los 18 años, pero su trayectoria es ya envidiable. Y lo mejor de todo es que son sus primeros pasos, pasos que ha conseguido dar en apenas cinco años. Lo mejor está por venir. Nadie lo duda. El fútbol femenino nacional no puede más que congratularse por la estelar aparición de jugadoras de ese calibre. Ahora toca seguir trabajando muy duro. Elegancia, visión de juego, desparpajo y talento. Hay fútbol para largo, hay arquitecta para largo.

Fotos del cuerpo: UGS Visión, UEFA, SeFutbol.