Para muchos entrenadores, el día siguiente a un partido sirve para que los futbolistas que más minutos tuvieron se recuperen a base de entrenamientos más suaves. Los suplentes o no convocados trabajan con normalidad para no perder el ritmo de entrenamientos. Miguel Ángel Portugal suele hacer esta separación, pero en la mañana del lunes se ha visto obligado incluso a repartir a sus jugadores entre dos campos distintos.

El ya habitual pésimo estado de las instalaciones de los Anexos, dañadas por el uso cotidiano combinado con las lluvias y el frío que caracterizan el invierno vallisoletano, impiden que las sesiones se puedan ejecutar ordinariamente. De hecho, la semana pasada las precipitaciones dejaron el césped en tan mal estado que el técnico puso fin a sus ejercicios y mandó a su plantilla al vestuario. En esta ocasión, los que partieron  en el once titular el domingo contra el Nàstic en el Nou Estadi catalán han entrenado en los Anexos, mientras que sus demás compañeros se han desplazado a Laguna de Duero.

Entre que la jornada posterior a los encuentros sirve para recuperar los músculos más cansados y suele haber dos grupos, no ha sido especialmente extraño que Portugal mandara a los suplentes a la localidad de Laguna, muy próxima a la capital castellana. Dado que el estadio José Zorrilla tampoco está en su mejor momento y bastante tiene con los partidos cada dos fines de semana, vuelve un problema que ya se sufrió con Juan Ignacio Martínez en el banquillo pucelano. Entonces, el míster repartió entrenamientos entre Zaratán, Boecillo y los Anexos, gran preocupación para una plantilla que ya se ha quejado varias veces del estado de las instalaciones en las que, semana a semana, se ejercitan para intentar llegar de la mejor manera posible al choque correspondiente a cada jornada liguera. 

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Sobre el autor
Juan  Navarro García
Periodista y persona por encima de todo. Cofundador de @sexomandamiento. Caer, levantarse, insistir y aprender.