Después de la polémica arbitral el técnico gijonés salió en rueda de prensa a reivindicar lo que desde el punto de vista del entrenador del Sporting de Gijón se está convirtiendo en una falta de respeto continua  para un club centenario del futbol español. ”Este club tiene ciento once años de historia, ya que me sancionen, que me metan cincuenta partidos, es una vergüenza”.

Abelardo compareció serio, destilando en sus palabras el sentir de una ciudad entera y de un equipo al que se le ponen más trabas de lo normal para conseguir sus objetivos, quizás con una dosis de rabia acumulada, la rabia que sentía al ver a los guajes “destrozados, impotentes y con lagrimas en los ojos” dentro del vestidor visitante del Nuevo Estadio de Los Cármenes después del partido vital que se había disputado ante el Granada CF minutos antes y que dejaba un marcador adverso para el Real Sporting.

Después de ver como al equipo asturiano le anulaban un gol por un fuera de juego milimétrico, milímetros de error para el asistente, ya que no parecía posición de offside, llego la jugada que desató las iras de Abelardo en la rueda de prensa posterior, la milimétrica visión en jugadas anteriores paso a ser borrosa y el colegiado percibió penalti en un piscinazo de Barral dentro del área de penal del Real Sporting, en la que es el mismo delantero gaditano el que arrolla a Omar Mascarell por detrás, penalti y gol de El Arabí. “Ha sido una vergüenza, nos jugamos la vida, me siento robado y no es hoy, es que el año pasado nos pitaron un penalti en la jornada cincuenta y cinco” tiraba de ironía el Pitu.

Abelardo también dejo un pequeño recado al club y no es la primera vez que el míster hace público que “ yo no soy portavoz del club, yo soy el entrenador” y ayer dejo ver su sentir de nuevo comentando que “ya que igual el club no lo dice, lo voy a decir yo, me siento robado, es una vergüenza”.

Abelardo exaltado por el “escándalo de partido” subía el tono en rueda de prensa y dejaba claro un deseo, “nos vamos a salvar, muy a pesar de mucha gente, nos vamos a salvar y espero que el domingo el Molinón sea una Bombonera a reventar”.

Se vio a un entrenador  del que todo seguidor o aficionado del Real Sporting de Gijón debería estar orgulloso, ya que con el corazón en la mano, exaltando sentimiento rojiblanco y con un punto retador, dolido por las lagrimas de sus guerreros exhaustos, dolidos y mal tratados por el bendito fútbol, les apoyo y les arengo desde la sala de prensa como un líder, como un padre, y afirmo que “tengo unos chavales destrozados, me c… en diez, estos chavales se dejan la piel cada domingo, con guajes de dieciocho años, de diecinueve años y están llorando ahí destrozados, destrozados, pero me c… en la madre que lo pario, vamos a dejarnos el alma, nos vamos a salvar”.

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