Lunes. Partido a las 20:30. Una brisa invernal soplaba en Cornellà-El Prat y poco más de 20 mil valientes se acercaron al templo blanquiazul para ver el partido que cerraba la 28ª jornada. Espanyol contra Rayo Vallecano. Parecía un partido más, pero no. Los jugadores lo sabían, los técnicos lo sabían y los aficionados también. El encuentro era una auténtica final entre dos rivales obligados a apartarse de la zona peligrosa de la tabla. Esta vez, fueron los pericos quien, a base de insistencia, terminaron cosechando un triunfo que confirma los buenos resultados del esquema de Galca.

Abraham, como la pasada segunda vuelta

Galca salió al campo con su dibujo ya habitual que tantas alegrías está dando al equipo. Un 4-1-4-1 con Diop como ancla, Asensio y Burgui en bandas y Gerard Moreno como único punta, dejando al ecuatoriano Caicedo en el banquillo. A la espera de un Rayo dominador de la posesión, la consigna para los blanquiazules era clara: presión intensa y salida rápida al contraataque. Así llegó el primer gol del partido. Marco Asensio roba un balón en la derecha, encara a su marcador y pone el esférico raso para que Abraham supere a Yoel con un disparo raso a palo corto.

Abraham no solo fue protagonista en el tanto del partido. Fue una pieza fundamental en la distribución del juego y también en acciones defensivas. La titularidad que se ha ganado la agradece en forma de su mejor versión. De la misma forma que la temporada pasada, el futbolista catalán se presenta como un valioso comodín en el centro del campo.

El Rayo, con la efectividad por bandera

Las contras y el juego de combinación del Espanyol dañaban al conjunto de Vallecas. Yoel fue el mejor de los suyos evitando en más de una ocasión que los locales doblaran su ventaja. Las quinielas apuntaban al tanto de los pericos, pero Bebé tenía otros planes. En el primero disparo a portería que tuvieron, los de Jémez igualaron el marcador. El silencio se apoderó de Cornellà por un momento tras otro disparo lejano del mismo Bebé que a punto estuvo de colarse por la escuadra. Lejos de acobardarse, la grada espoleó a los suyos con cánticos de “este partido, lo vamos a ganar”. Se vislumbraba un final entretenido.

Hernán hace estallar a la grada

Tras el cambio de Roco por Abraham, el desenlace de infarto parecía quedar atrás. La entrada de un central en la medular buscaba amarrar el partido, toda una declaración de intenciones en clave defensiva y más tras el partido que estaba jugando el diez perico. Cosas del destino, fue Roco el que puso el balón al área que terminaría en el fondo de las mallas. El apoteósico trallazo de Hernán Pérez desde fuera del área dio alas a un Espanyol que necesitaba los tres puntos para dejar por el camino un rival directo.

Dos notas negativas

A falta de tres minutos para terminar el partido, Víctor Sánchez pasó de lo que pudo ser la gloria a la miseria absoluta. Tuvo en sus botas la sentencia del partido pero remató flojo y por el centro. Tras el fallo, salió como el mismísimo Usain Bolt a romper la contra visitante y lo consiguió. Eso sí, con una falta que suponía su segunda amonestación en el partido. En la misma acción, las protestas de Diop también le costaron una tarjeta amarilla al futbolista senegalés. Era la que completaba un ciclo de cinco. Ambos mediocentros no podrán jugar ante otro rival directo como es el Granada, este próximo lunes, en el estadio Los Cármenes.