Corría el minuto 80 de partido, el Atlético ganaba en Mestalla por 1-2, ante la negatividad del resultado, Neville se vio en la necesidad de introducir a otro delantero, por ello optó por llamar a Álvaro Negredo. Cuando el inglés se disponía a dar las últimas indicaciones al vallecano, Torres se internaba por la banda derecha siendo derribado por un Santos que veía la segunda tarjeta amarilla y dejaba al Valencia con un futbolista menos con 10 minutos por delante para empatar.

A partir de este momento, se sucedieron los acontecimientos que derivaron en un esperpento a ojos de todo el mundo. El inglés, tal vez en una decisión precipitada, decidió que debido a las circunstancias era más necesaria el ingreso de otro central como Abdennour, pese a ir perdiendo. El tunecino se quitó la sudadera rápidamente y se disponía a salir al terreno de juego prácticamente sin calentar, mientras que un enfadado Negredo tiraba una botella de agua al suelo en su regreso al banquillo mientras maldecía la racanería de su entrenador. 

Mestalla pide a Negredo

Por su parte, un ambicioso Mestalla no entendió el giro de los acontecimientos y empezó a corear el nombre del exdelantero del Manchester City, fue entonces cuando los numerosos ayudantes de Neville llamaron al novel preparador para hacerle entrar en razón y argumentarle que era mejor retirar a Fuego y pasar a jugar con una zaga de tres y con dos puntas en pos de buscar el tanto del empate.

Neville finalmente accedió a la petición popular y volvió a llamar al '7' valencianista en detrimento de Abdennour, ante las risas de algunos de los componentes del banquillo valencianista por la situación vivida y el vaivén de decisiones ante el asombro general.

Aunque lo cierto es que la situación de graciosa tenía poca, ya que el desorden, las discrepancias y la tardanza en la toma de una decisión tan trascendental para el devenir del partido hicieron que el conjunto blanquinegro desaprovechara cinco cruciales minutos para encerrar al combinado colchonero en busca del empate, y para más inri, recién entrado, por fin, Negredo, Ferreira Carrasco sentenció el encuentro aprovechando los espacios dejados por una maltrecha e insuficiente zaga, ante la resignación de una parroquia valencianista que acababa de presenciar el esperpento en primera persona.

Posteriormente, en rueda de prensa, Gary Neville explicó que la decisión había sido consensuada con todo el cuerpo técnico, ya que fueron los que le hicieron entender que había que ir a por el partido, y que de ninguna manera había cedido a la presión popular, excusándose en que fue todo una confusión.

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Sobre el autor
Valentín Clavo
Derecho en la Universidad de Valencia. Apasionado del fútbol.