Después de su frió adiós en Manchester, como ya había sucedido en Barcelona, pocos sospechaban que en Bélgica Valdés volviera a levantar un título. Menos aún cuando el equipo que le contrató era el Standard de Lieja, que estaba al borde de quedar fuera del play-off que se disputa en Bélgica para conquistar la liga.

La única vía de escape para la triste afición del Standard era la Copa Belga. Cuando el portero catalán llegó al equipo, los de Lieja ya estaban en semifinales, y con el exazulgrana en la portería lograron eliminar al Genk para llegar a la gran final. Allí les esperaría el Brujas como claro favorito para llevarse el título.

Motivados por ser el mejor regalo que le podían hacer a su afición, los hombres de Yannick Ferrera salieron muy enchufados al encuentro. Buena prueba de ello se vio en el minuto 17, cuando después de una gran pared en la frontal del área, Dompe definía raso para adelantar al Standard de Lieja.

La afición del Standard rugía, esperanzada con su equipo. En el minuto 27, un tiro libre de Rafaelov, en el que Valdés no pudo hacer nada más que observar cómo se colaba en su arco, acabó suponiendo el empate. De nuevo, tocaba volver a remar para levantar el título.

En los inicios de la segunda mitad, Diaby recibió una falta en el centro del campo. Enfadado por la acción, el centrocampista del Brujas golpeó con el pie a su infractor y en ser visto por el árbitro acabó recibiendo una roja directa. Una expulsión muy rigurosa.

El Standard volvía a creer en la gesta, y a falta de 5 minutos para el final llegó el tanto definitivo. Dossevi centró por banda derecha, y Santini aprovechó un fallo en la salida de Butelle para conectar el cabezazo que acabaría resultando crucial.

Todo pudo cambiar en el último minuto del encuentro, cuando Valdés salvó a su equipo saliendo rápido en mano a mano. Gracias a ello, el Standard de Lieja alivia sus penas en la Liga con la consecución del título copero, y Valdés vuelve a sonreír al lado de un trofeo.