No fue un gran partido de fútbol, el del sábado en Riazor. Lo disputaron dos equipos atenazados por sus propias urgencias: la de ganar después de una racha desastrosa para el Dépor, la de tratar de salir del descenso para el colista Levante. Ambos conjuntos ofrecieron un pobre espectáculo ofensivo y enfocaron sus esfuerzos en minimizar los riesgos de encajar una derrota.

Puso algo más sobre el verde el Dépor, obligado por ser local a buscar con más ahínco la meta contraria. Al final le bastó con un ramalazo de calidad y un rechace afortunado para lograr unos tres puntos balsámicos que le dan más de media salvación.

Volviendo a los orígenes: 1-4-4-2 con Lucas y Luis Alberto en la delantera

Víctor cambió el sistema de tres centrocampistas con el que venía jugando el Deportivo desde la recuperación de Celso Borges, y en su lugar recuperó el  1-4-4-2 habitual de esta temporada. Para ello sacrificó a Álex Bergantiños y volvió a juntar a Luis Alberto y Lucas en la delantera, confiando de nuevo en la chispa y compenetración de la pareja de oro blanquiazul.

Más sorprendente fue la inclusión de Cani por Fede Cartabia, ya que el argentino venía de hacer dos buenos partidos como titular, gol incluido al Málaga, pero Sánchez del Amo optó con Cani por un interior de corte más asociativo para enlazar el centro del campo con la pareja atacante. Lo cierto es que el maño, aunque de forma intermitente, fue el más desequilibrante del ataque coruñés. Pero también lo es que la entrada de Fede en el segundo tiempo levantó al equipo hasta el gol. Por lo tanto, y teniendo en cuenta que Fajr es fijo para Víctor, Cani y Fede dejaron el debate abierto con su actuación.

Nervios, errores y poco fútbol

La primera parte fue un horror del que apenas se pueden rescatar supervivientes. El Deportivo cargó el peso de sus ataques  sobre sus carrileros. Luisinho y sobre todo Juanfran percutieron una y otra vez por sus bandas y ejecutaron numerosos centros al área; pero éstos no fueron efectivos porque ni Lucas ni Luis Alberto acudían con codicia al remate. Ninguno de los dos son delanteros que destaquen por su juego aéreo, y a los centrales del Levante les bastaba con estar bien colocados para evitar ocasiones.

En cuanto al juego interior, los blaugranas ahogaron el centro del campo coruñés y Mosquera volvió a sufrir para ordenar al equipo. Cani se ofrecía contínuamente para buscar rendijas en las huestes levantinas y, aunque perdió varios balones en pases arriesgados, fue el único que aportó desborde y profundidad a las jugadas ofensivas. Por su parte Fajr y Borges se batían el cobre para imponerse a los rocosos centrocampistas levantinistas y los dos delanteros se veían obligados a buscar la pelota lejós del área. Mucho sudor y poco juego.

Durante esta fase los errores en el pase se sucedieron y causaron más de una discusión entre los jugadores. Así transcurrió el partido hasta el minuto 43, cuando la pared entre Cani y Lucas rompió el marcador y la monotonía. El gol premiaba el esfuerzo sin brillo del Dépor.

Demasiada tensión tras el empate

En teoría el 1-0 debería asentar el juego blanquiazul, pero no dio tiempo a comprobarlo ya que Rossi empató el partido unos minutos después de la reanudación. A partir de ahí el Deportivo se diluyó entre la ansiedad y la impotencia pero tuvo la suerte de que el Levante no quiso ir a por el partido, un planteamiento conservador que le costaría caro a los valencianos.

La salida de Fede Cartabia finiquito el hastío con dos regates que justificaron el precio de la entrada. El argentino sí atacó al veterano Juanfran, despertando dudas de por qué hasta entonces no se había intentado explotar la vía de agua del lateral levantinista. Sin embargo, como ocurría en la primera parte, no había quién rematara los centros, por lo que el Dépor amagaba pero no pegaba. El partido pedía un nueve y Víctor tenía dos en el banquillo, pero no los sacaba.

El técnico madrileño volvío a apurar los cambios y hasta el minuto 80 no dio entrada a Riera. Tres minutos con un nueve bastaron para conseguir el gol. Fue en el primer centro con Oriol Riera en el area, lo que generó una descompensación en las marcas blaugranas de la que se aprovecharon primero Luis Alberto y luego Lucas Pérez.

Al final del partido los protagonistas reconocieron que lo más importante fue ganar y romper con la racha. Sin duda alguna éso fue lo mejor de un partido tosco, sí, pero que debe servir para sosegar los ánimos e inyectar confianza en los jugadores. La victoria les deja a un paso de conseguir la permanencia, el único y verdadero objetivo de este Dépor. Los tres puntos aliviaron a jugadores, cuerpo técnico y afición, y esperan que ésta les impulse a recuperar su mejor versión en el tramo final de una temporada tan bipolar como meritoria.