A pesar de haber nacido en 1964 en Zenica, Ratković comenzó a hacerse un nombre en el mundo de fútbol en Serbia, cuya nacionalidad adoptó antes de que estallase el conflicto en los Balcanes. Llegó al primer equipo del Estrella Roja en 1987 aunque no jugó con los de rojiblanco en la temporada 1990/91, la misma en la que se proclamaron campeones de Europa ante el Olympique de Marsella. Sí lo hizo al año siguiente, justo a tiempo para anotar en su currículum una Copa Intercontinental conseguida ante Colo Colo. Su caché no era el mismo de los Jugović, Pancev, Prosinečki o Savićević y quizá por eso fue posible su fichaje por el Celta en el verano de 1992, ya con 28 años a sus espaldas.

Ratkovic, primero por la izquierda en la fila inferior, celebra la Copa Intercontinental conquistada con el Estrella Roja (Foto: tipovi1x2.net)
Ratkovic, primero por la izquierda en la fila inferior, celebra la Copa Intercontinental conquistada con el Estrella Roja (Foto: tipovi1x2.net)

Durante su primera temporada vestido de celeste el de Zenica se ganó rápidamente la confianza de Txetxu Rojo, el técnico que rescató al club olívico del purgatorio de la Segunda División. Muy pronto consiguió su primer tanto como jugador céltico, el cual significó la suma de tres puntos en la visita a Las Gaunas que tuvo lugar en la tercera jornada de liga. En aquel curso Ratković participó en 27 encuentros del campeonato doméstico y rozó los 2.000 minutos de juego.

Repertorio balcánico en El Molinón

De aquella campaña conviene rescatar un encuentro correspondiente a la jornada 18, que se disputó en El Molinón el 17 de enero de 1993. El Celta llegaba en decimocuarto lugar, con 14 puntos, a tan solo dos de la zona de promoción de descenso. El Sporting, dirigido por el holandés Bert Jacobs, totalizaba 19 unidades y miraba hacia la parte alta de la tabla. A pesar de que la situación invitaba a un claro favoritismo local existía un dato que preocupaba a la parroquia gijonesa. Los de rojiblanco apenas habían sido capaces de marcar cuatro tantos como locales durante las primeras 17 jornadas de liga y dos de ellos habían llegado desde el punto de penalti. Un balance realmente pobre para un equipo que pretendía mirar hacia Europa.

El clásico 5-4-1 de Txetxu Rojo en El Molinón (17/01/93)
El clásico 5-4-1 de Txetxu Rojo en El Molinón (17/01/93)

Con un minuto de juego Javier Manjarín tuvo en sus botas la ocasión que pudo cambiar el rumbo del partido. En un mano a mano con Santiago Cañizares el asturiano cruzó la pelota en exceso y perdonó el 1-0. Fue un error que costó muy caro a los de casa, que no acertarían a chutar entre los tres palos del Celta hasta más allá de la hora de juego. Mientras tanto los de Rojo comenzaban a controlar el partido y a dibujar peligrosos contraataques. Especialmente incisivo se mostró Milorad Ratković, quien sacó un potente disparo que atajó el guardameta Rodri en dos tiempos. También Gudelj iba a disfrutar de una buena oportunidad que rechazó el poste asturiano. Vicente y Engonga se adueñaron de la parcela central del terreno, de manera especial tras la lesión del local Óscar, quien debió abandonar el campo al filo de la media hora. Sin embargo el marcador no se movió antes del intermedio.

Con la llegada de Fernando Castro Santos el serbo-bosnio recuperó su mejor nivel

A la vuelta de vestuarios el Celta iba a salir con decisión a por los puntos, muy necesarios en aquella fecha. Dos goles conseguidos en tan solo cuatro minutos iban a dejar completamente aturdido al Sporting. El primero llegaba por mediación de Ratković, quien definía con pierna derecha —su pierna ‘mala’— tras un apurado remate de Vlado Gudelj que rechazó Rodri. El segundo lo anotaba Gudelj tras un claro penalti que supuso la expulsión de Abelardo. Con el Sporting en la lona, Jorge Otero rubricaba el 0-3 que certificaba que los dos puntos viajaban hacia Vigo. La media hora final sobró y el Celta conseguía incrementar la distancia con los equipos que se encontraban abajo. Celta y Sporting finalizaron aquella campaña empatados a 34 puntos en la zona templada de la tabla.

Ratkovic pegado a la banda izquierda (Foto: fameceleste.blogspot.com)
Ratkovic pegado a la banda izquierda (Foto: fameceleste.blogspot.com)

Milorad Ratković fue el hombre más destacado del encuentro y ofreció buena parte del repertorio con el que deleitaría a Balaídos durante los años siguientes. Aunque justo es resaltar que el gol que marcó no fue uno de sus clásicos ya que su pierna derecha era precisamente uno de sus puntos flacos. Quiebros, conducciones brillantes, cambios de ritmo en carrera y disparos que se vieron aquella tarde en El Molinón se convertirían en marca de la casa para el extremo serbo-bosnio, quien logró dos tantos más en aquel curso. Sin embargo, si hay que destacar un encuentro de la temporada 1992/93 ese fue el disputado en Balaídos ante el Barcelona de Johan Cruyff. Ratković, pese a no marcar, exhibió todas sus virtudes para volver loca a la zaga blaugrana en un memorable choque que los de Vigo ganaron por 3-2. Su perfil de futbolista comprometido y trabajador siempre encajó a la perfección en el Celta de los 90 y sus arranques de potencia y calidad terminaron por traducirse en puntos para el equipo, incluso teniendo en cuenta que la regularidad no figuraba entre sus mejores virtudes.

Rentabilidad a medio plazo

Al año siguiente el extremo balcánico jugó menos en la competición doméstica. Con todo, superó los 1.700 minutos en liga y desempeñó un destacado papel en la Copa del Rey, en la que el Celta se plantó en la final. En el Vicente Calderón sus conducciones y quiebros no sirvieron esta vez para desatascar un encuentro muy cerrado que desembocó en una agónica tanda de penaltis de resultado adverso para los de celeste. Su único tanto en liga marcó el camino para una importante victoria en Balaídos ante el Real Madrid, que sirvió de base para unas últimas jornadas de mucho sufrimiento en busca de una permanencia que finalmente se consiguió en Pucela.

Once que disputó la final de la Copa del Rey de 1994 (Foto: foro.delcelta.com)
Once que disputó la final de la Copa del Rey de 1994 (Foto: foro.delcelta.com)

Se iniciaba el curso 1995/96 con la llegada al banquillo de Carlos Aimar en sustitución de Txetxu Rojo. Ratković comenzaba con buen pie y conseguía dos goles en los primeros cuatro encuentros de liga. Sin embargo, una lesión durante un encuentro de copa en Palma de Mallorca iba a enviarle al dique seco durante cerca de cuatro meses. El de Zenica no volvió a alcanzar la titularidad hasta la última jornada de liga, en la que el Celta certificó una nueva permanencia, esta vez en Las Gaunas.

En los últimos años ha cambiado el banquillo por los despachos, en los que viene desempeñando diferentes labores de ojeador

Con 31 años y los primeros problemas físicos serios parecía que la luz con la que el balcánico iluminaba la banda izquierda se comenzaba a apagar. Pero contra todo pronóstico, la campaña 1995/96 iba a ser la más completa de Milorad Ratković con la elástica azul cielo. Con la llegada de Fernando Castro Santos el serbo-bosnio recuperó su mejor nivel y rozó los 2.900 minutos entre liga y copa. Su producción goleadora alcanzó los cinco tantos, todos ellos en encuentros en los que el Celta no perdió. El equipo, muy sólido desde que el técnico pontevedrés asumió el mando, terminó en la undécima plaza, con ocho puntos de margen sobre los puestos de promoción de descenso.

Veteranía y adiós

Más ajustado iba a resultar el final de la temporada siguiente, en la que el equipo céltico se enfrentó al Real Madrid de Fabio Capello con la necesidad de vencer en la última jornada de liga. En aquel partido no jugó Ratković, quien sí vino contando durante todo el curso con la confianza de Fernando Castro Santos. En liga tan solo pudo marcar un tanto de penalti al Hércules y un doblete en la victoria por 4-2 ante el Sevilla. Sin embargo la diana que convirtió en los cuartos de final de la Copa del Rey situó al equipo en semifinales. Una vez en la penúltima ronda y con el Betis como rival, Ratković marcó durante el encuentro de vuelta celebrado en Balaídos el tanto que igualaba la eliminatoria. En esta ocasión no fue suficiente para alcanzar una nueva final ya que Alexis Trujillo, a tres minutos del final, dejaba helado Balaídos y evitaba la prórroga.

Ratkovic durante un derbi de la temporada 1996/97 (Foto: lagaleriadelfutbol.blogspot.com)
Ratkovic durante un derbi de la temporada 1996/97 (Foto: lagaleriadelfutbol.blogspot.com)

Con la llegada de Jabo Irureta se pondría prácticamente el punto final al periplo del extremo de Zenica con la camiseta del Celta.  Las únicas titularidades de que disfrutó durante el curso 1997/98 tuvieron lugar en la Copa del Rey, mientras que en liga participó en cinco encuentros en los que totalizó poco más de 100 minutos de juego. Su concurso fue meramente testimonial en una campaña en la que los de Vigo dieron por fin el ansiado salto hacia la zona noble de la tabla y lograron, tras más de un cuarto de siglo, la clasificación para la Copa de la UEFA.

El extremo serbo-bosnio no brilló durante su etapa en el Sevilla (Foto: yojugueenelsevillafc.blogspot.com)
El extremo serbo-bosnio no brilló durante su etapa en el Sevilla (Foto: yojugueenelsevillafc.blogspot.com)

Finiquitada su época en Vigo y con 34 años, el interés de Fernando Castro Santos por el extremo de Zenica posibilitó su pase al Sevilla, por entonces en la División de Plata. Ratković, lejos ya de su mejor forma, todavía disfrutó de la confianza de su técnico hasta que este fue cesado a finales de la primera vuelta. El único gol que consiguió con el equipo hispalense tuvo lugar en una eliminatoria de copa ante el Cacereño. Con la marcha de Castro Santos y la llegada de Marcos Alonso las puertas se le cerraron para siempre y fue dado de baja para liberar una ficha en el mismo día en que finalizaba el mercado de invierno. Sin opciones para buscar otro equipo, el serbo-bosnio decidió colgar las botas.

Regreso a Vigo

No pasó demasiado tiempo hasta que Milorad Ratković regresó a Vigo para incorporarse al organigrama del Celta. Sus primeras tareas tuvieron mucho que ver con la formación de las categorías inferiores y ejerció durante ocho años como técnico. En los banquillos no llegó muy lejos aunque sí actuó como segundo de Milo Abelleira en el Celta B durante la temporada 2002/03. En 2009 sonó como futurible del Pontevedra en una operación que no llegó a cristalizar. En los últimos años ha cambiado el banquillo por los despachos, en los que viene desempeñando diferentes labores de ojeador. Antiguos futbolistas del club como Borja Oubiña, Mario Bermejo o Santiago Castro también permanecen en el club a la caza de jóvenes talentos que puedan surgir por el mundo.

Ratkovic habla con Óscar Pereiro, en una instantánea de mayo de 2014 (Foto: atlantico.net)
Ratkovic habla con Óscar Pereiro, en una instantánea de mayo de 2014 (Foto: atlantico.net)

Aunque no alcanzó la internacionalidad absoluta, el extremo balcánico siempre figurará como uno de los grandes futbolistas que pisaron Balaídos. Sus arrancadas, la potencia de su zurda y su compromiso con el club dejaron una huella imborrable. Y aunque no trascienda, no resultaría extraño que su trabajo en la sombra tuviese mucho que ver con los progresos alcanzados en los últimos años con la cantera céltica. Con fichajes como el de Milorad Ratković por el Celta en 1992 la rentabilidad para el club olívico está garantizada.