La  figura del central probablemente haya sido la que más cambios ha sufrido en los últimos tiempos. La era de los centrales tradicionales ha abierto paso a una nueva generación de zagueros, cuyas principales virtudes distan de las de sus antecesores. En el central del presente han pasado a primar aptitudes tales como la velocidad, el manejo de balón o el pase, por encima incluso de sus capacidades defensivas. Por suerte, la diversidad de este deporte aún permite la supervivencia de aquellos arquetipos que, no hace mucho, dominaban el panorama mundial. Tomás Ruso forma parte de ese exclusivo grupo.

Tomás Ruso es el arquetipo más puro del central clásico

El alicantino es, pese a lo que los cambios temporales dicten, la viva imagen del prototipo de central clásico. Un defensor cuya gran validez no es otra que la de defender. Austero y poco vistoso, sí, pero tremendamente sólido, sobrio y seguro en cada una de sus intervenciones. Un tipo que sabe exactamente donde situarse en cada acción, para así no verse obligado a corregir con tacklings cargados de artificio. Que jamás conduce el cuero en eslalons de 50 metros colmados de estética y potencia, pero que igualmente nunca se permite perder la posición dentro del área.

El mejor retorno

Tras tres semanas alejado por lesión, Tomás Ruso volvió a la zaga grana el pasado domingo en Jumilla, y su equipo lo notó. Vaya si lo noto. En uno de los campos más difíciles de la liga, (únicamente Marbella y UCAM habían logrado vencer allí) el Real Murcia venció y brilló, pero no sin embarrarse hasta las rodillas. Un embarre que asusta a ese central moderno de elegante alta gama y donde el zaguero tradicional se siente como pez en el agua.

Un nuevo clinic del alicantino cuando más lo necesitaba su equipoDespués de una primera parte grana muy productiva, el Jumilla desplegó todo su potencial ofensivo en la segunda. Fue tormenta perfecta de centros laterales, libres directos y envíos verticales sobre la base grana, en la que los poderosos arietes vinícolas debían hacer prevalecer su enorme potencia física. Sin embargo, para desgracia local, el Murcia contaba con su particular escudo antiaéreo. Al igual que en tantas otras citas esta temporada, Ruso completó unos 90 minutos casi perfectos.

Tomás Ruso en un lance del choque ante el Jumilla | Imagen: Viente Vicéns (AGM)

Insuperable en el juego aéreo, perfecto en la colocación, sin un solo error que remarcar… un nuevo clinic del alicantino cuando más lo necesitaba su equipo. Los dos últimos choques ante Almería y Mérida, pese a saldarse con una victoria y un empate, habían dejado muchas dudas sobre el nivel defensivo del Murcia, que tuvo que verse obligado a tirar de la alargada sombra de Fernando. Sin embargo, el partido en el Altiplano parece haber cortado la hemorragia, algo en lo que seguro ha tenido mucho que ver la vuelta de Tomás Ruso. Ese central cada vez más atípico que, sin quererlo, nos traslada al fútbol de otro tiempo.