El Ebro se aleja de la Copa tras la derrota por 1-0 en el campo de La Florida, donde un tempranero gol de Ortega sirvió para que los puntos se quedaran en Portugalete

El encuentro comenzó de la peor manera posible debido a un robo de balón portugalujo que desembocó en el citado tanto de Ortega cuando solo se habían disputado dos minutos de partido, lo que supuso un duro mazazo para los futbolistas dirigidos por Emilio Larraz. La reacción no se hizo esperar, ya que los visitantes se hicieron enseguida con el control del juego y empezaron a acercarse a las inmediaciones de la meta defendida por Giralt, que se mostró muy inspirado en esta primera mitad, mientras que los de casa creaban peligro solo a balón parado gracias a los potentes lanzamientos de falta de un Larreategi que ponía en aprietos a Montoya.

Así las cosas, y con el viento como protagonista no invitado, los zaragozanos fueron poco a poco asediando el área contraria, pero en estos momentos se produjo una de las jugadas desgraciadas del día, ya que Edu García sufría una lesión en el tobillo derecho y tenía que dejar su lugar a Cana. Ello no restó mordiente ofensiva al Ebro, que contó con claras ocasiones para empatar en esta recta final del primer tiempo, pero entonces se topó con un espectacular Giralt, que tras detener una falta lanzada por Cana, provocó el aplauso del público cuando ya en el descuento realizó una triple intervención a disparos de Cana, Gabarre y Draman. De este modo, los portugalujos mantuvieron la puerta a cero y se retiraron a descansar con la mínima ventaja de 1-0 en el luminoso.

En la reanudación, los aragoneses volvieron a llevar el peso del partido asumiendo el control del juego y de la posesión, pero los vascos aprovechaban la más mínima oportunidad para lanzar rápidos contragolpes con los que ponían en algún que otro aprieto a sus rivales. Mediada esta segunda mitad, los de La Florida, que habían sufrido la lesión de Vega, se quedaron con un futbolista menos por la expulsión de Ioritz Bilbao, pero esta circunstancia no fue aprovechada por los de Zaragoza, cuyo juego era demasiado plano.

El Ebro se estrelló ante el muro dispuesto por Axier Intxaurraga a pesar de dominar el juego durante prácticamente todo el partido. El dominio, sin embargo, fue estéril y los tres puntos se quedaron en Portugalete.