Decía Jorge Manrique que cualquier tiempo pasado fue mejor. No podría definir de mejor manera la temporada del Córdoba Club de Fútbol. Cada jornada que pasa el equipo da un pasito para abajo y no puede evadirse de los recuerdos que le trae la primera vuelta, aquella vuelta en la que el equipo ganaba partidos de forma consecutiva, en la que dejaba la portería a cero, en la que ganaba en El Arcángel. Sin embargo, ahora la situación es completamente diferente y lo peor que se puede hacer es remontarse al pasado y remitirse a una frase repetida una y otra vez por el club en todos sus estamentos: "si este equipo lo consiguió en la primera vuelta, tiene capacidad para hacerlo en la segunda". Esto es un error, aquello ya pasó, las circunstancias son distintas y merece la pena mirar atrás. 

Echando la vista atrás, una vuelta exactamente, el Córdoba recibía en su estadio a la SD Huesca, un viejo conocido en El Arcángel. El Córdoba llegaba al partido como líder de la categoría y con el objetivo de afianzarse aún más y distanciarse de sus competidores. Jornada 13, justo en fin de semana de los atentados terroristas de París, por lo que comenzó con un minuto de silencio en su memoria. No era un buen fin de semana, y los aficionados cordobesistas acudían al estadio a olvidar todo y disfrutar de su equipo. Sin embargo, en una fecha tan lejos de la actual, ya se dejaba asomar el drama de los minutos finales

El Córdoba llegaba de perder en Albacete, misma situación que ahora, y se enfrentaba a un Huesca en crisis en las últimas plazas. No podía disponer de Andone ni de Razak, ambos con su selección. Estas bajas fueron intrascendentes en el partido pues el equipo local salió muy enchufado en todo momento. Con llegadas continuas, el Córdoba acechaba con facilidad la puerta defendida por Leo Franco. A través de acciones peligrosas con remates de segunda jugada, raro era que el Córdoba no se pusiese por delante. Dos ausencias de esta jornada, Víctor Pérez y De Tomás firmaban las mejores ocasiones al comienzo y Stankevicius terminaba la primera mitad con una bonita jugada personal que salía por poco. El ataque del Huesca era inexistente.

Tras el descanso, Leo Franco fue sustituido, cuando estaba siendo el mejor de los suyos. Siete minutos después de empezar, Fidel entraba por la derecha, jugada muy habitual en aquel tramo de temporada, para driblar a Carlos David y poner a su equipo por delante. El Córdoba jugaba a placer, la afición disfrutaba y ya se veía líder. Sin embargo, el Huesca empezó a entonarse en los minutos finales. El primer tiro a portería de los aragoneses llegaría de las botas de Mérida a ocho minutos del final. Pocos minutos después, con la afición nerviosa, Machís realizaba una estupenda jugada personal por la derecha y de lanzamiento cruzado a la derecha de Falcón anotaba el empate. El Arcángel se calló, lo que parecía una fiesta se convirtió en una decepción después del gran partido firmado por sus jugadores.

Esta vez no será muy diferente, si bien el juego de los blanquiverdes se ha resentido mucho. El Córdoba deberá entrar al partido con mucha intensidad, apretando desde el principio, creando ocasiones y cuidando minuciosamente las internadas de los rápidos jugadores oscenses como Machís, que en cualquier contra te puede poner el partido en contra. Será un partido físico, de mucho choque y cualquier detalle decidirá el devenir del encuentro. 

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