El Real Valladolid volvió a perder y ya son tres derrotas en las últimas cuatro jornadas de la Liga Adelante. El asalto al Estadio José Zorrilla por parte del Real Zaragoza dejó ver claramente los problemas del equipo dirigido por Miguel Ángel Portugal, que no ha sido capaz de lograr que su equipo presentara la candidatura al ascenso cuando más necesario era.

Inoperantes

La derrota como local mostró que este Real Valladolid no está para ascender. La cantidad de puntos que los pucelanos se dejan en Zorrilla no son para estar en Primera. En esta liga los equipos que luchan por la promoción tienen buenos números en su estadio que añaden a las victorias o empates que puedan conseguir como visitantes.

El cuadro pucelano apenas ha sumado seis victorias y otros tantos empates como local en 17 partidos. En total ha conseguido 24 puntos y aunque las comparaciones se dice que no son buenas se ha de mirar de reojo los números que consiguió Rubi durante la temporada. Echando una mirada atrás, se comprueba que el técnico catalán consiguió hacer de Zorrilla un fortín, un lugar inexpugnable donde era muy difícil puntuar. Ello sirvió para que al final los pucelanos lucharán todo el año por el ascenso directo.

El descontento llegó porque ese equipo llegó un punto en que fuera de casa sus partidos se contaban por derrotas y ello evitó aspirar por el ascenso directo. Finalmente, Rubi fue destituido y para esta temporada llegó Gaizka Garitano, que preso de los resultados también fue cesado y en su lugar llegó Miguel Ángel Portugal, cuyos números no distan en exceso de los del técnico vasco.

Pólvora mojada

Si se puede destacar algo de la derrota, es que el Real Valladolid tuvo muchas ocasiones para hacer gol en el encuentro de ayer. Hasta un total de siete remates a puerta que no acabaron por materializarse como es debido.

Juan Villar no tuvo el día de cara puerta

Se podría decir que el conjunto pucelano tuvo la pólvora mojada, pero sería generalizar en exceso, pues quien gozo de las ocasiones para anotar fue Juan Villar, uno de los mejores del conjunto albivioleta. El extremo onubense no tuvo el día de cara puerta y hasta en cuatro ocasiones pudo superar a Manu Herrera, pero la mayoría de sus disparos fueron fuera por los pelos y el fue entre los tres palos fue detenido por el cancerbero.

El resto de ocasiones con las que cuenta el Real Valladolid fueron al bulto, sin poner en apuros al meta del Zaragoza, cuyo único fallo fue un mal blocaje de un saque de falta que acabó por convertirse en el tanto de Manu del Moral, pero el remate fue en línea de gol.

Es cierto que el Pucela mereció más que un gol, pero en el fútbol cuentan los goles y el Zaragoza metió dos en dos disparos a puerta y el Valladolid uno.

Leao volvió

Miguel Ángel Portugal decidió poner ante el Real Zaragoza a André Leao en el medio centro, formando pareja con Álvaro Rubio. El portugués recuperaba la titularidad después de varias jornadas ausente por una lesión que le ha tenido un mes alejado de los terrenos de juego.

Leao sustituyó en el once a Pedro Tiba, uno de los mejores en los pasados encuentros. El mediocentro, ex de Sporting de Braga, tuvo que ver la derrota de los suyos desde el banquillo. El retorno de la pareja de la dupla en el centro del campo de Leao y Rubio no dio demasiados réditos en un mal partidos de todo el equipo.

Fragilidad defensiva y mental

La nota negativa para el Real Valladolid, además de la propia derrota en sí, no fue otra que volvió a encajar. En este aspecto hay varios señalados, incluido el propio Kepa Arrizabalaga. El meta cedido por el Athletic lleva varias partidos ausente o sin estar al nivel que tiene acostumbrada a la afición pucelana. En muchas ocasiones sus paradas han supuesto punto par el cuadro blanquivioleta, pero desde su partido con la sub-21 Kepa parece tener la cabeza en otros asuntos y eso hace que haya balones que se confía que sean blocados por el meta por lo demostrado anteriormente, pero ya no ocurre y terminan al fondo de la red.

La defensa no ayuda a que Kepa pueda estar tranquilo bajo palos

No todos los goles son culpa del vasco, puesto que su defensa no ayuda a que este pueda estar tranquilo bajo palos. Cuando parecía que el Real Valladolid había conseguido la estabilidad defensiva, llegó el partido de Miranda y todas las inseguridades y defectos que se presumían enterrados volvieron a resurgir.

Fallos en la marca, en el pase, en el despeje. En definitiva, graves errores que terminan costando un tanto en contra y el cabreo de toda la afición con su equipo. Poniendo de ejemplo los goles encajados ante el Zaragoza: el primero llega en un centro por la banda en el que balón no despeja nadie y Manu Lanzarote la empala desde la frontal sin nadie en su marca. El segundo llega un barullo dentro del área y que nadie acierta a despejar hasta que Lanzarote pegó al balón, Pedro la rozó, pegó en Kepa y entró llorando.

En dos llegadas el Zaragoza hizo dos goles y se llevó el partido. Tras el primer gol, el Pucela fue capaz de reaccionar y anotar, pero tras el segundo no lo fue y a pesar de que nunca bajaron los brazos, cuando el equipo recibe un tanto hace mucho daño mentalmente a los jugadores y ya no son capaces de sacar adelante el partido.

En 34 partidos que van de Liga, siempre que el contrario se ha puesto por delante en el marcador, el Real Valladolid no ha sido capaz de remontar y ha perdido o tan solo ha empatado. El único partido en que los pucelanos pudieron darle la vuelta al partido fue en Numancia, donde comenzaron perdiendo y le terminaron empatando cuando el equipo estaba con nueve jugadores.