El Barça volvió a noviembre o incluso a mayo en Riazor, dicharachero en campo ajeno y dominante entre trincheras, expresada su buena salud en el nexo sempiterno de Messi. Los trazados imposibles del 10 los enmarcó Luis Suárez, autor de los dos primeros goles del Barcelona, asistente en el tercero y de nuevo anotador en el cuarto y el quinto. No existe futbolista más conveniente para revertir situaciones adversas que el charrúa, puro instinto, febril en todos los envites y amigo de la oportunidad. Así se explica el gol que abrió la lata: Suárez se fajó con Sidnei en el felpudo de Manu Fernández e hizo bueno el servicio de esquina de Rakitic, a los diez minutos: 0-1.

Dudas blaugranas 

La buena predisposición azulgrana, igual que el domingo ante el Valencia en el Camp Nou, requería botín para no caer en el abatimiento y la duda. El plan salía de cara pero el Barcelona acusó su fragilidad y a punto estuvo de meterse el Deportivo en el partido tras el 0-1. Borges desechó dos ocasiones francas, una propiciada por un pase de orfebre de Lucas y otra por un error visitante que subsanó Bravo con un buen achique.

No existe futbolista más conveniente para revertir situaciones adversas que Luis Suárez, puro instinto
 

Los muchachos de Luis Enrique se despojaron de la diana que les acompañaba desde el clásico y, como si de una vacuna se tratara, se vieron sumidos en un estado de inmunidad que propulsó a los volantes y liberó al tridente con la excepción de Neymar, que hubo de esperar hasta las postrimerías de la contienda para espantar a Belcebú. Errático, el brasileño confirió amplitud pero no exhibió descaro ni arrojo para desbordar como solía un par de meses ha.

Messi aparece y Suárez sentencia

La rudimentaria estrategia del Dépor servía para inquietar al tierno Bartra, inédito en un once desde octubre, cuando fue titular contra el Eibar en el Camp Nou. El impetuoso Mascherano adolecía la falta de centímetros ante el espigado Oriol Riera, vencedor en el litigio aéreo y granjeando segundas jugadas en el perímetro de Claudio Bravo. En los momentos de mayor inquietud azulgrana, Messi dispensó una píldora divina a Luis Suárez, una asistencia excelsa que cruzó con descaro la defensa gallega para alcanzar al 9 y acomodarse en la portería de Manu: 0-2. 

Suárez, Bartra y Neymar celebran un gol
Suárez, Bartra y Neymar celebran un gol
Fuente: FCBarcelona.cat 

El Barça recuperó sus constantes habituales y mitigó su propio desasosiego mediante la pausa paternalista de Iniesta. Un envío cruzado del manchego habilitó a Alves en el vértice derecho del área y éste le puso el caramelo en la boca a Luis Suárez, que se atragantó de mala manera cuando ya paladeaba el hat-trick. El charrúa se pudo redimir poco después, a la salida de camerinos, con una asistencia primorosa a Rakitic, que respondió al instinto del indómito uruguayo con un empalme certero: 0-3. 

Messi constató de nuevo su influjo y, caño mediante, le regaló la tercera anotación a Suárez en un calco del cuarto gol en el Bernabéu: 0-4. Insaciable, el charrúa rubricó el póker y la consiguiente manita, le devolvió la gentileza al compañero Lionel previa engañifa con el taco a Sidnei y hasta asistió a Neymar para el definitivo 0-8. Entre medias, Marc Bartra rindió tributo a los dioses con el gol de la noche, por estético y simbólico: anticipó con vehemencia puyolesca, dribló como el mejor Messi y acribilló a Manu Fernández como el Suárez menos misericordioso. 

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Javier Sámano
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