Morir sobre el verde. Pelear hasta el final. Sufrir por mantenerse. Caer y volver a levantarse. El fútbol es un deporte que da alegrías, sonrisas, satisfacciones, emociones, llantos, desilusiones… Una mezcla de sentimientos que ninguna persona puede llegar a controlar. Un balón decide un destino para un equipo que pugna con otros 19 en una de las mejores ligas del mundo y cuando llega mayo se cierra el telón. Muchos son los que festejan los objetivos conseguidos y otros los que viven una auténtica pesadilla, eso es el fútbol.

El Levante es ese equipo que está viviendo una pesadilla durante toda la temporada 2015/16, donde se ha visto condenado a los puestos de descenso y no ha logrado salir de la zona de peligro, algo que parece imposible que pueda hacer en las últimas tres jornadas que restan para que concluya el campeonato liguero. El conjunto granota no ha aprovechado la tregua que le ha brindado la Liga semana tras semana, cuando sus rivales directos no hacían los deberes y se dejaban puntos continuamente. No ha estado a la altura en duelos que eran finales y eso lo puede pagar muy caro. El descenso a Segunda División está cerca y los errores cometidos se reflejan en la clasificación.

Málaga, Atlético de Madrid y Rayo Vallecano son los últimos rivales del Levante en Liga, tres duelos que debe ganar y esperar resultados que le permitan seguir con vida. A estas alturas de temporada los hombres de Rubi se encuentran hundidos en la tabla y el duelo del lunes en La Rosaleda puede marcar su sentencia en Primera División. Las victorias de Sporting de Gijón y Granada no le dan margen de puntos por lo que está obligado a asaltar el feudo malagueño y cosechar tres puntos que permitan seguir con una mínima esperanza. Si el Levante no es capaz de derrotar al Málaga se puede convertir matemáticamente en equipo de Segunda División, tras seis temporadas consecutivas conviviendo en la élite del fútbol español.

La afición del Levante sueña con que se produzca un milagro para seguir compitiendo en Primera División, tras los dos últimos dolorosos golpes frente a Granada y Athletic Club la hinchada granota espera otra imagen de sus jugadores. El Málaga puede dictar sentencia, puede dañar unos colores y dejar sin opciones al cuadro azulgrana en Liga. Por honor, orgullo y lealtad a una camiseta el Levante debe luchar hasta el final. No es momento de rendirse, es momento de levantar la cabeza y demostrar sobre el verde esa ambición por ganar. La esperanza y la fe en el fútbol nunca hay que perderla.