-Atleti, Atleti, Atlético de Madrid- de Fernando Torres, clave ayer con asistencia y un penalti forzado tras un gran sprint después del enorme esfuerzo a sus espalda que él mismo no transformó; de Antoine Griezmann, que esperó su oportunidad para dar el zarpazo como ya lo hiciera contra el Barça; de Jan Oblak, que salvó al equipo en el Allianz con paradas colosales; del equipo en general, que sigue partido a partido demostrando su valía; del 'Cholo' Simeone que llegó pisando tierra y no parará hasta tocar el cielo; de Luis Aragonés, que dejó su alma impregnada para seguir ayudando desde arriba.

-Jugando- Con sus armas, con todas las cartas posibles. Estas semifinales con todos los resultados válidos fuera de casa, haciendo valer el histórico gol de Saúl en la ida.

Como ya dijera el Sabio de Hortaleza -ganando-, como dice Diego Pablo Simeone en rueda de prensa, la única forma de entender el fútbol y lo que uno debe pensar para llegar al éxito. Arollando al rival o al contragolpe sabiendo sufrir.

Eliminando a equipos de talla mundial como el Bayern de Múnich o el vigente campeón de la copa de Europa, el FC Barcelona -peleas como el mejor- independientemente del estilo contra el que se juegue. Con la intensidad y garra que ningún conjunto tiene.

Foto ATM

El estado de felicidad de los jugadores no tiene precio ante tales objetivos -porque siempre la afición, se estremece con pasión- y lleva en bolandas a este equipo que tantos momentos y tantas circunstancias ha vivido, que ahora saborea los mejores tiempos del colectivo colchonero.

-Cuando quedas entre todos campeón- en Liga contra los dos titanes, en Copa ante el eterno rival al igual que en la Supercopa nacional, en la Europa League con entrenadores anteriores y en el primer año del Cholismo, en la Supercopa de Europa y quién sabe si finalmente en la Champions League de este año, de nuevo contra todo pronóstico, de nuevo con Diego Pablo Simeone al frente.

-Y se ve frente al balón, a un equipo de verdad- que es lo más importante. Un cuadro fiel a los idearios de su entrenador, con las ideas claras y manteniendo siempre la compostura del juego. Un equipo que lucha partido a partido y solamente tiene ojos para el siguiente obstáculo en su camino, sin venirse abajo, dándolo todo. Algo con lo que soñaban los rojiblancos en tiempos revueltos.

Foto ATM

Ya no es casualidad -que esta tarde también peleará- sin importar la categoría del adversario, sin especular en la defensa y aprovechando al máximo las armas disponibles en ataque. Insertados en la filosofía del Cholo con la máxima entrega y sacrificio que supone. Sabiendo que se luchará la final de Milán, sea en el intento de revancha de Lisboa o ante un delantero que salió por la puerta de atrás del Calderón como el Kún Agüero.

-Yo me voy al Manzanares, al estadio Vicente Calderón- el talismán de Simeone y de la parroquia del Atleti. Donde la hinchada festejará y ovacionará el mérito de estos jugadores hasta el final de temporada. Fortín que protege la zaga y el zamora menos goleados de Europa hasta el momento. Escenario de mañanas, tardes y noches épicas.

Los choques vibran en el templo rojiblanco -dónde acuden a millares, los que gustan de un fútbol de emoción- un estilo de practicar fútbol entre otros muchos, todos válidos siendo eficaces, pero con una única manera de entender este deporte de masas. Un recinto que recopila emoción, sentimiento y revancha ante teóricos como Rummenigge o Xavi Hernández, el último de la lista.

La solidaridad en el juego es una de sus mayores virtudes -porque luchan como hermanos- realizando jugadas defensivas de dos contra uno. Mostrando apoyo entre compañeros, ofreciéndose cada uno para que todos tomen un respiro, para encauzar una victoria. Animándose ante las adversidades, uniéndose en discurso ante las malas lenguas.

-Defendiendo sus colores- siendo conscientes de lo que representa jugar en el Atlético de Madrid, como dijo Simeone en la previa contra el Bayern. Exhibiendo los vínculos internos, como cuando Juanfran apartaba a Ribery mientras sujetaba a su míster o cuando el capitán Gabi daba la cara por su compañero Correa ante el madridista Danilo en el último derbi celebrado.

Foto: ABC

Sin agresividad, -con un juego noble y sano-, actuando honestamente dentro de la legalidad. Adaptándose a cambios inesperados y manejando todo el abanico de opciones posible. Sin rencor o pérdida en cuanto a formas dentro del terreno de juego.

-Derrochando coraje y corazón- como el mejor entrenador de su historia, Simeone, manteniendo la calma durante la euforia colchonera en el gol de Griezmann para no perder cabeza. Sintiendo un escudo que quiere por encima de todo. Un corazón que se hizo de acero y que parece no dejar de latir, un alma que no deja de creer.

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Sobre el autor
Gonzalo Barquilla
Historias contadas, no vendidas. @gonzalopress