Tras el duro golpe de Cartagena, que supuso abandonar el liderato a escasas jornadas del final de liga, el Real Murcia afrontaba su último choque en la Nueva Condomina. Enfrente estaría un Granada B repleto de nacionalidades diversas  sin nada en juego, más allá que sumar una nueva victoria que redondeara su casillero.

De la esperanza al estupor

En medio de un ambiente frío, tanto en la climatológico como en el número de espectadores, arrancó el choque con novedades en Nueva Condomina. Aira, suscrito al 4-4-2 durante toda la temporada, decidió dar un cambio a su dibujo, transformándolo en un 4-3-3. Chavero y Arturo, única novedad en el once entrando por Fran Moreno, ocupando los interiores, Armando el pivote y Javi López, Carlos Álvarez y Germán repartiéndose el frente de ataque. La modificación pareció sentar bien a un Murcia que pronto encontraría la forma de atacar el arco de Dimitrievski.

El tanto parecía espantar definitivamente los fantasmas granas. Nada más lejos de la realidadA los pocos minutos del inicio, un balón bajado por Carlos Álvarez permitió a Germán plantarse ante Dimitrievski, pero éste la enviaría a córner. Poco después, Carlos en primera instancia y Arturo en segunda lo volverían a probar. El balón no acabó entrando, pero el colegiado señaló penalti sobre el abaranero. Al igual que en Cartagena, Chavero transformó con rotundidad, poniendo el 1-0 en el marcador cuando apenas se llegaba al minuto 20. El tanto, el primero de un jugador del Murcia en Nueva Condomina desde febrero, parecía espantar definitivamente los fantasmas granas. Nada más lejos de la realidad.

Tras el gol, el Real Murcia bajó filas, permitiendo al Granada crecer. Los hombres de José Miguel Campos, aprovechando la técnica individual de sus puntales, se asentaron en terreno grana y los goles no se hicieron esperar. Primero con una jugada embarullada que la defensa grana no acertó a despejar, permitiendo a Boateng hacer el tanto del empate. Y poco después mediante un eslalon individual de Nico, al que la zaga se vio incapaz de frenar en su camino hacia el gol. Pese al buen inicio, los dos tantos nazaríes cayeron como una losa sobre la mermada moral del Murcia, incapaz de reaccionar antes del descanso.

Reacción insuficiente

La salida del túnel de vestuarios vino acompañada de cambios en el equipo grana. Entraron Sergio García e Isi en el lugar de Javi López y Ruso, lo que devolvió al cuadro grana a su habitual 4-4-2, con Arturo y Chavero en el eje de medios. Los cambios dotaron de mayor intencionalidad al Murcia, lo que no se tradujo en un crecimiento en su línea de juego. El equipo seguía atascado con balón, jugando a arreones. Por su parte, al Granada le bastaba con aguantar bien replegado y salir al contraataque. Más después de que en el 57 una falta de entendimiento entre Fernando y Armando regalara la pelota a Guardiola, quien fue derribado por el meta grana dentro de área. El colegiado señaló penalti y el propio Guardiola convirtió, estableciendo el 1-3.

Solo Germán, que se echó al equipo a la espalda, parecía intimidar la calma visitanteEl tanto cayó como un jarro de agua fría sobre el Murcia, que echó entonces toda la carne en el asador. Con media hora por delante, Rafa de Vicente sustituyó a Armando y el Murcia pasó a formar con defensa de tres. El cambio ofensivo pareció funcionar y Germán acortó distancias a los pocos minutos. El canario arrebató un balón muerto a Dimitrievski y anotó a placer. La entrada de Rafa terminó de dar todo el peso del partido a los pimentoneros, que se asentaron definitivamente en territorio nazarí. Sin embargo, lo poco fluido del juego impidió ver traducido ese dominio en ocasiones, y solo Germán, que se echó al equipo a la espalda, parecía intimidar la calma visitante.

En el ala opuesta, la poca protección en la zaga grana regalaba al Granada muchas opciones de salir con espacios. Carlos Álvarez remató fuera un centro desde el lado derecho y José Ruíz, casi sobre la línea de gol, evitó un cuarto gol visitante que llegaría a cinco del final. El recién ingresado Wilson Cuero recibió dentro del área, se perfiló con la diestra y batió a Fernando con un tiro cruzado. El tanto terminó de minar la moral de un Murcia que aún daría un último golpe, gracias a un centro de Sergio García rematado por el omnipresente Germán. Sin embargo, ya no habría tiempo para más.

Derrota final 3-4 del Real Murcia que, sumada a la victoria del UCAM en Cádiz, fulmina cualquier opción grana de acabar la temporada como primero de grupo. Tras un inicio esperanzador, el cual prometía acabar definitivamente con la mala racha grana, dos errores puntuales en defensa desencadenaron la hecatombe. Con un partido para el final de la liga regular, el Real Murcia deberá centrarse resetear la mente y encarar los playoff con la máxima confianza posible.