Quién lo ha visto y quién lo ve. El San Fernando Club Deportivo ha pasado en poco más de un mes de ver peligrar su puesto en la fase de ascenso a Segunda B a pelear por encontrar un sitio lo más cómodo posible en el tren de bronce que arrancará el próximo 16 de mayo en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas con el sorteo de la primera eliminatoria.

De momento, el conjunto de Antonio Méndez ha logrado inquietar a un Alcalá que creía tener el tercer puesto en el bolsillo. Nada más lejos de la realidad, el cuadro sevillano, tras dos tropiezos consecutivos, ha cedido al San Fernando el privilegio de depender de sí mismo en la última jornada de liga regular para cumplir con el objetivo marcado.

Y todo ello en una mañana dominical marcada totalmente por la lluvia. Las inclemencias meteorológicas han sido constantes en los últimos días y, a pesar de que el verde de Bahía Sur pudo aguantar el diluvio, su estado no fue el idóneo en el primer tiempo.

Por ello quizás, el duelo ante el Guadalcacín arrancó de una forma que nadie esperaba. El estadio presentaba un ambiente bastante desangelado. Los esfuerzos del club de La Real Isla de León por llenar el Iberoamericano con precios populares fueron en vano. La fiesta quedó pasada por agua y ambos equipos parecieron contagiarse de esa frustración en el ambiente, de lo que pudo haber sido y no fue.

Rival duro de pelar

Además, el estado del terreno de juego afectaba sobremanera a la elaboración del juego, ya que la banda derecha del ataque azulino se encontraba impracticable a causa de los charcos. El San Fernando debía reinventarse y ser más listo que su rival si se quería llevar, nunca mejor dicho, el gato al agua.

Y fue una tarea bastante complicada. Porque el conjunto de Ismael Pérez, ya salvado, llegó a Bahía Sur con la idea de disfrutar sin presión y supo adaptarse a la perfección en los primeros compases. José Vega demostró que en el Guada vive una segunda juventud y estuvo muy incisivo por banda izquierda, poniendo a prueba a un hueso como Sergio Ceballos que ni mucho menos se amedrentó ante el extremo.

El Guadalcacín  pudo adelantarse en los primeros compases de partido

Precisamente, un lanzamiento de falta de Vega fue la primera ocasión del partido, que no la mejor para los visitantes. El disparo del jerezano se marchó a la derecha de un Fran que a punto estuvo de ver perforada su portería solo tres minutos más tarde. Al cuarto de hora de encuentro, un centro desde la derecha de Juan Rosillo provocó una mala salida del arquero isleño, que chocó con Pablo Vázquez y Tamayo. El delantero superó al guardameta con un remate de cabeza y Gabi tuvo que erigirse como salvador bajo palos para evitar el 0-1.

Foto: José Cabeza
Foto: José Cabeza

El San Fernando pasaba apuros. Le costaba generar fútbol sobre una superficie que no invitaba a ello. El balón se frenaba constantemente en las transiciones y la imprecisión era constante en los pases largos.

La fruta madura del gol

Sin embargo, como un reloj suizo, la maquinaria cañaílla comenzó a engrasarse a la media hora de juego. Mario, hoy extremo diestro, empezó a entrar más en juego por su banda olvidándose de los impedimentos y la vanguardia azulina comenzó a entender la forma de ganar la contienda.

Así pues, en la recta final del primer período, el Club Deportivo asedió la portería defendida por Lebrón. La primera jugada trenzada por el bando local acabó con Jorge Herrero en clara posición de disparo desde la frontal, pero el todoterreno azulino eligió ser generoso y ceder a Dani Martínez, que trató de sorprender con un derechazo colocado.

El asedio azulino al final del primer tiempo obtuvo el premio del gol

Precisamente Herrero, como siempre fundamental en el esquema cañaílla, parecía tener la llave para desatascar el partido. En uno de sus numerosos desmarques entrando desde segunda línea, tuvo la opción de marcar cabeceando un centro del canterano Manu, que hoy volvió a cumplir en el lateral izquierdo.

Poco después, una gran internada de Ceballos provocó que Dani Martínez estuviera a punto de inaugurar el electrónico, pero su remate, prácticamente en el área pequeña, se marchó alto. El gol era cuestión de tiempo y llegó de la mano, o mejor dicho de los pies de un chico que, sin hacer ruido está peleando por su sitio a base de buenas actuaciones.

Jorge Herrero anotó así el primer gol azulino | Foto: José Cabeza
Jorge Herrero anotó así el primer gol azulino | Foto: José Cabeza

Pepe Carmona en línea de tres cuartos envió un pase alto que superó a la zaga jerezana y encontró el espacio perfecto para que Jorge Herrero, en carrera, llegara con tiempo para adelantarse a Lebrón y marcar el primero del partido. Un destello de calidad suficiente para desequilibrar la balanza y poner en ventaja al San Fernando bajo el chaparrón.

Barra libre para el ataque

Con la tranquilidad de la victoria parcial, Méndez dio descanso a Mario, convaleciente tras un encontronazo con David y la entrada de Tati dio aún más mordiente al ataque isleño. Además, la lluvia se detuvo y esto provocó que el Club Deportivo se desmelenase en tareas ofensivas. Eso sí, al poco de comenzar la segunda mitad, Tamayo perdonó el empate en un mano a mano ante Fran.

Cosas del fútbol, solo cinco minutos más tarde, el enrachado Edgar no tuvo piedad. Le ganó la partida por pura potencia a su marca y se lanzó al galope hacia un Lebrón que llegó a tocar el esférico pero fue incapaz de desviar su trayectoria con sabor a red.

Edgar, Ñoño y Ceballos redondearon un buen partido cañaílla

Con media hora todavía por delante, Méndez no dudó en probar nuevas variantes. Ñoño entró al terreno de juego por Gabi, algo que ubicó a Lolo Garrido como central. La consigna estaba clara: aprovechar los espacios y matar al contragolpe. Para ello, Francis relevó a un Edgar que ya había cumplido con su deber y Tati se colocó como falso nueve para asistir, junto al de Torreblanca, a las flechas de Ñoño o Dani Martínez.

Y así fue. Con el Guadalcacín prácticamente dejándose llevar, un pase al espacio del ex del Gerena espoleó a Ñoño que, como una auténtica gacela, controló en carrera y se plantó ante Lebrón. Un toque sutil bastó para que el balón entrase ajustado al poste y el 3-0 subiera al electrónico.

El choque se había convertido en un auténtico  y extraño correcalles, ya que las ocasiones se sucedían, pero la intensidad brillaba por su ausencia. De hecho, Tamayo, al que Fran ya le había birlado dos goles cantados, intentó sorprender con una chilena dentro del área. Por desgracia para él, el arquero azulino se volvió a mostrar sólido.

Ceballos celebró su gol con el delegado del San Fernando | Foto: José Cabeza
Ceballos celebró su gol con el delegado del San Fernando | Foto: José Cabeza

Era la antesala del 4-0, que anotó Ceballos a la salida de un saque de esquina. Remató solo, dentro del área pequeña y sin oposición, muestra inequívoca de que el Guada había entendido que su momento en el partido había pasado y no había sido capaz de aprovecharlo.

Como recompensa, eso sí, el tenaz Tamayo logró el gol que tanto había buscado y que ponía fin a una racha de imbatibilidad de tres partidos del San Fernando (no encajaba desde el 3-3 ante la Lebrijana).

La derrota del Alcalá permite escalar al San Fernando a la tercera posición

Así pues, todos contentos. El Guadalcacín plantó cara y ya sabe desde la semana pasada que volverá a competir en el Grupo X la próxima campaña. Mientras tanto, el San Fernando se siente eufórico. El ambiente en Bahía Sur es totalmente distinto al de hace apenas un mes.

Y, para colmo, la Lebrijana dio otra alegría al ‘regalarle’, con su victoria en Alcalá, la tercera plaza a los isleños. La semana que viene, en Écija, tocará confirmar esa abstracta medalla de bronce en la clasificación de la liga regular. Quien sabe si, en el mes de junio, los azulinos vuelven a celebrar que han alcanzado otro bronce, pero, esta vez, en forma de categoría…