Dos jornadas, tan solo dos jornadas restan para la conclusión de la competición de plata del fútbol español y tanto Llagostera como Almería se han complicado la vida para alargar más su estancia en la segunda categoría más importante. Empate a nada, en un encuentro marcado por el carácter físico del mismo y por la falta de acierto de cara a gol, principalmente procedente del bando almeriense. 

Los nervios, la presión procedente de terceros, hicieron que la balanza finalmente no se decantara por ninguno de los contendientes, que tendrán que esperar hasta el último momento para conocer su destino en Segunda División. Más amargo sabe el empate para el cuadro rojiblanco, que venía de ganar en casa de forma contundente al Real Oviedo (3-1).

La próxima jornada, el conjunto catalán visitará el feudo del equipo más en forma de la categoría, el Leganés de Garitano, mientras que el conjunto almeriense recibirá en casa al Mirandés, que navega en tierra de nadie en estos momentos. Dos partidos que dirimirán la trayectoria de estos dos conjuntos la próxima temporada, bien en Segunda División, bien en Segunda División B. Butarque y el Mediterráneo dictarán sentencia. 

Primera parte: el Almería puso la salsa

El partido comenzó con dos equipos intentando llevar la iniciativa, dada la importancia del encuentro. Sin embargo, la primera gran ocasión del mismo vino por parte del bando almeriense en el minuto 4 gracias a una gran internada de Dubarbier por la banda izquierda, habilitando a Quique dentro del área, pero este último acabó marrando el remate en el último instante. La gran presencia física del cuadro rojiblanco en el centro del campo con hombres como Ramón Azeez, Fran Vélez o Lolo Reyes dificultó sobremanera las tareas de elaboración de la escuadra catalana. 

Con el paso de los minutos el dominio almeriense se fue acrecentando, destacando un potente disparo de Fran Vélez desde la frontal, que se perdió por muy poco del marco de René y una acrobática chilena de Michel Macedo que besó las mallas por fuera. 

Ante la falta de concreción en los ataques almerienses, el monopolio del cuero cambió de dueño y el cuadro catalán comenzó a atacar sin descanso el área rojiblanca con un José Carlos estelar, incapaz de ser frenado por ningún zaguero urcitano. Sin embargo y, ante el pesar de la parroquia catalana, la balanza volvió a nivelarse una vez más y ambos equipos intentaron llevar la batuta con una falta de acierto bastante acuciante. 

Una de las grandes confirmaciones en el segundo tramo de la temporada, Sebastián Dubarbier, se hizo dueño y señor de la banda izquierda para poner peligrosos centros o asistir a sus compañeros en el interior del área, convirtiéndose en el futbolista más destacado de la primera mitad con diferencia. 

Cuando parecía que el colegiado alicantino, Saúl Ais Reig, iba a poner punto y final a la primera mitad, llegaría la ocasión más clara del encuentro, con la firma del nigeriano Kalu Uche. Centro preciso de Michel Macedo desde la banda diestra que remata de primeras el internacional con Nigeria y René se luce para despejar el cuero con la yema de los dedos. Con esta gran ocasión para el cuadro que dirige Fernando Soriano se llegaría a la conclusión del primer asalto. 

Segunda parte: los nervios acabaron imponiéndose

La segunda mitad comenzó con la misma tónica que la primera, dominio alterno pero actitud más ofensiva por parte de la escuadra que dirige en estos momentos el maño Fernando Soriano. Una vez más, en esta ocasión en los primeros minutos de la segunda parte, el Llagostera mostró una incapacidad alarmante para elaborar fútbol con el objetivo de cercar la meta defendida por Casto. 

Una vez transcurridos los primeros diez minutos, el encuentro tornó tedioso y anodino con dos equipos intentando defender el castillo para encontrar el gol mediante alguna jugada aislada. Tan solo un potente disparo de Imaz desde la frontal logró animar a las huestes catalanas, sin embargo el cuero acabó perdiéndose un poco por encima de la portería del Almería

Si alguna palabra definiera a la perfección el desarrollo de los segundos 45 minutos, esa sería monotonía. Balones en largo, juego muy físico por parte de ambos equipos y una gran cantidad de amarillas mostradas por el colegiado alicantino en consecuencia a ese estilo de juego, carente de ocasiones claras. 

Ni siquiera el doble cambio efectuado por Fernando Soriano, que dio entrada a Joaquín y Chuli, viró el sentido del encuentro, que estaba abocado de forma inevitable al empate. En el minuto 75 llegaría una de las ocasiones más claras por parte del bando almeriense, concretamente del argentino Dubarbier, que mediante una jugada individual se plantó en la frontal del área y colocó la pelota tan solo unos centímetros a la derecha de la línea de gol. 

En los minutos de la basura del encuentro, la posesión del Almería aumentó con creces y también las ocasiones, ya que Quique González tuvo el gol en sus manos en dos ocasiones. En la primera de ellas, Chuli asistió al pucelano, que en un estado totalmente desfondado se escoró para mandar la pelota directamente a uno de los guantes de René, que acabó despejando. En la segunda ocasión, el exjugador del Real Valladolid Promesas cabeceó muy forzado al palo. Con esta ocasión se llegaría al final del encuentro. Los futbolistas de ambos equipos abandonaron cabizbajos el terreno de juego, conocedores del resultado que llegaba de El Toralín, con la victoria de la Ponferradina.