La vigente campeona del torneo comenzaba su viaje ante la República Checa, dejando que fueran los españoles quienes marcaran el ritmo del partido, confiando en poder aprovechar alguna ocasión a la contra. Fue en este aspecto, dónde más destacó el central de Camas. Un partido brillante atrás dónde pudo alternar con el otro central del equipo, Gerard Piqué, la cobertura individual y la zonal, con la única referencia del delantero checo en todo el encuentro.
A medida que el partido fue avanzando, España fue cayendo presa de la precipitación, llegando a querer generar jugadas de ataque sin una elaboración previa. El empate en el marcador cada vez parecía convertirse más en una realidad, y Ramos era el encargado de sacar la pelota jugada desde detrás, llegando a cometer errores por la impotencia del resultado con pases en largo que no llegaban a ninguna parte.
Fue entonces cuando el capitán de la selección sacó el orgullo que le caracteriza y a medida que el juego de España se centraba más en ataques por los costados, se quedó en el área cual delantero centro a intentar rematar todos los balones por alto.
En una de estas ocasiones fue cuando llegaría el único tanto del partido obra de Gerard Piqué a pase de Iniesta, pero de no haber rematado el central del FC Barcelona, Ramos se encontraba en disposición de hacer lo propio.
Capitán dentro y fuera
A medida que el tiempo iba pasando y España no conseguía imponer la superioridad del juego en el marcador, la selección se fue precipitando con un juego más directo pero nada efectivo. En esos momentos fue cuando el central de Camas animaba a su equipo, dándoles confianza para seguir intentándolo sin importar el resultado de la jugada.
Al final España logró imponerse, pero la labor de capitán no finaliza una vez pita el árbitro. En redes sociales también pudimos verle eufórico tras el triunfo y en rueda de prensa y en el vestuario también sacó la batuta de líder para apremiar a los suyos por el trabajo realizado.