La temporada del Real Valladolid comenzaba en los meses de julio y agosto. Después del batacazo de quedarse fuera del playoff de ascenso a las primeras de cambio, el club debía comenzar a trabajar de cara a la siguiente campaña, con el claro objetivo de retornar a Primera. La afición pedía la cabeza de Rubi y el club se la dio, aunque hubo que esperar hasta cerrar su destitución y la contratación del nuevo técnico. Días antes, el club ya conocía quiénes serían todos sus rivales en la Liga Adelante. Tanto los equipos que habían ascendido de Segunda B como los que habían descendido de Primera. Otros 21 rivales por subir y jugar con los mejores equipos del país.

Comenzó el mes de julio y como cada año, el Real Valladolid dio a conocer los jugadores con los que contaba, los que dejaban de tener contrato y quiénes tenían opciones de negociar con otros equipos. En este día dejaron de pertenecer a la disciplina blanquivioleta los jugadores de la primera plantilla Javi Varas, Raúl, Chus Herrero, Samuel, Peña, Sastre, Mojica, Hernán Pérez, Jonathan Pereira, Óscar Díaz, Roger y Túlio de Melo.

Con contrato en vigor, el Real Valladolid mantenía en su nómina a 12 futbolistas: el portero Mariño, que volvía tras cesión en el Levante, aunque el Real Valladolid seguía obligado a cederlo a un equipo de Primera División si llegara esa petición; los defensas Chica, Jesús Rueda, Marc Valiente y Bergdich (regresa tras cesión al Genoa); los mediocentros Álvaro Rubio, André Leão y Timor; y los mediapuntas Óscar, Jeffren, Alfaro y Omar. Víctor Pérez, por su parte, tenía un año más de cesión con el Levante.

Reestructuración de pies a cabeza

El mes de julio prometía ser movido en lo que respecta a las noticias y fichajes, y si en el primer día se hablaba de los contratos, ya en el segunda día se dieron dos noticias importantes. Primero se anunció la campaña de abonados bajo el lema “Arriba Pucela”, pero después saltó la noticia del primer fichaje para la temporada. Sorprendente en parte porque rompía con todo lo que el club venía haciendo, pero también valiente, puesto que el Real Valladolid apostaba por un jugador de Segunda B, sin experiencia en la categoría de plata. Juan Villar se convertía en la apuesta de Braulio Vázquez.

El atacante onubense llegaba a tierras pucelanas para dar un salto de calidad en su carrera. Y con el paso del tiempo se ha demostrado que Braulio hizo muy bien en apostar por el jugador criado en la cantera del Recreativo de Huelva, que ha anotado 15 goles y se ha convertido en el jugador más valioso de la entidad. Después de la incorporación de un atacante se cerró la llegada de un defensa, aunque más que una incorporación era casi una renovación. Samuel, tras rescindir su contrato con el Celta de Vigo, se comprometió con el conjunto pucelano dos temporadas más.

(Foto: Real Valladolid).

Una vez acometidos estos primeros fichajes, y a la espera de conocer el nombre del nuevo entrenador, el Real Valladolid anunció los primeros rivales de la pretemporada: Zamora, Celta B, Pontevedra y Rio Ave. Uno de los días claves en el Real Valladolid llegó el 6 de julio, con el comienzo de la campaña de abonados y la presentación de Juan Villar. Rubi decía adiós como entrenador del Pucela y llegaba Gaizka Garitano, tras su paso por el Eibar. El técnico vizcaíno llegó prometiendo trabajo porque aseguraba que con el escudo no se gana a nadie. Y así fue, el tiempo le daría la razón.

La pretemporada comenzó el 13 de julio y a esta primera cita estuvieron ausentes algunos futbolistas con contrato en vigor para la próxima temporada, caso de Valiente, Rueda, Omar, Jeffren y Bergdich, que tenían pie y medio fuera del club presidido por Carlos Suárez. Al día siguiente se conoció el calendario de partidos. La fortuna no sonrió al conjunto pucelano, pues en pleno mes de agosto tenía que desplazarse hasta Córdoba para debutar en la Liga Adelante.

El primero en abandonar el barco pucelano fue Marc Valiente

Con el transcurso de la pretemporada continuaron llegando jugadores al club, el primero fue Mario Hermoso, joven jugador proveniente de la cantera del Real Madrid y que jugaba de lateral. Después fue el turno de Guzmán Casaseca, extremo proveniente de Las Palmas. Al igual que había fichajes, el Real Valladolid también sufrió bajas importantes como el tiempo ha demostrado. El primero en abandonar el barco pucelano fue Marc Valiente. El central catalán dejó la disciplina del Real Valladolid después de cinco temporadas como blanquivioleta y puso rumbo al Macabbi Haifa. Después sería Bergdich quien terminaría su estancia en el conjunto pucelano con destino al Charlton Athletic.

Entre una y otra baja Braulio siguió trabajando en su despacho y realizó otras tres incorporaciones para aumentar los efectivos disponibles para Gaizka Garitano. Kepa Arrizabalaga llegó para ser el guardameta titular y junto a él llegaron los defensas Juanpe y Marcelo Silva. Así, el plantel vallisoletano puso rumbo a Mondariz, aunque antes disputó el primer amistoso de la pretemporada ante el Athletic de Bilbao. Una vez en el balneario, el conjunto blanquivioleta prosiguió con sus entrenamientos y partidos amistosos, con cómodas victorias ante el Celta B y el Pontevedra.

(Foto: Real Valladolid).

Acabado el stage y empezado ya el mes de agosto, el Real Valladolid volvió a los Anexos para ultimar la preparación de cara al comienzo del campeonato liguero, pero aún quedaban muchos jugadores por llegar. Rodri y Mojica fueron los siguientes en formar parte del plantel del Pucela. Braulio Vázquez conseguía traer al delantero que deseaba y recuperar a Mojica, que tan buen rendimiento dio la temporada pasada. Poco antes se anunció la marcha de Omar Ramos del club. Su destino sería el Leganés.

Los días fueron pasando y los amistosos también, aunque sin rivales de verdadera entidad, como el Zamora o la Cultural Leonesa. Los rivales de mayor potencial serían el Sporting de Gijón y más tarde el Eibar, en el Trofeo Ciudad de Valladolid. Y entre tanto llegó una de las noticias más tristes que el club podía recibir. Jesús Rueda, uno de los capitanes del equipo, decidía abandonar el club y poner rumbo a un nuevo destino, que sería el Maccabi Tel Aviv. Pero su amor por el Real Valladolid hizo que quisiera despedirse como era debido.

Tras ganar al Eibar en el Trofeo Ciudad de Valladolid, el conjunto dirigido por Gaizka Garitano parecía que iba a dar mucho que hablar en la temporada, a pesar de que aún había que esperar más incorporaciones. Una de ellas fue el lateral Javi Moyano, que pagó su salida del Tenerife para recalar en el conjunto pucelano. Y llegó el día del estreno en Liga. El Real Valladolid viajaba a Córdoba para jugar ante el equipo franjiverde entrenado por José Luis Oltra. Un buen gol del andaluz Fidel en la recta final otorgaba la victoria al Córdoba CF en El Arcángel, en un partido que estaba llamado al empate sin goles. Primera derrota del Pucela en la temporada.

Agosto y el mercado de fichajes estaban finalizando, pero Braulio seguía trabajando y se guardaba varios ases bajo la manga para conseguir traer grandes jugadores de renombre y que los que no contaban se marcharan sin hacer ruido. Uno que llegó fue Manu del Moral, un jugador con mucha fama apostaba por el Pucela. Quien se marchó fue el hispano-venezolano Jeffren Suárez, del que no se ha vuelto a tener noticias. Otro de los jugadores que se incorporó a la disciplina del Real Valladolid fue Bruno Varela, portero portugués cedido por el Benfica. El meta era el jugador perfecto para competir con Kepa por ser titular.

(Foto: Real Valladolid).

Pero llegó el día 31 de agosto, último día del mercado de fichajes para el Real Valladolid, que debía acometer incorporaciones de última hora. Antes los pucelanos habían conseguido derrotar al Alcorcón, consiguiendo su primera victoria. Tres fueron los fichajes de este último día de mercado que será recordado por el famoso fax del Manchester United al Madrid para el traspaso de De Gea al conjunto merengue, que llegó tarde y truncó la llegada del internacional español. Pero centrándose en el Real Valladolid y sus incorporaciones, se debe mirar al mercado portugués. 

De tierras lusas provinieron los últimos refuerzos del cuadro blanquivioleta. Del Sporting de Braga vinieron de la mano Pedro Tiba y Erick Moreno. Y cuando decimos de la manos es casi de manera literal, pues las malas lenguas dicen que el Real Valladolid se vio obligado a acometer el traspaso de Moreno si quería a Tiba. La última llegada fue la Diego Rubio, una apuesta de futuro del Pucela, que por el momento no termina de cuajar. El club albivioleta incorporó al joven delantero chileno del Sporting de Portugal para las cuatro próximas temporadas.

Pero la jornada aún tendría una última sorpresa, o mejor dicho no lo era, pues era un secreto a voces. Después de realizar la pretemporada entera con el equipo, siendo uno más del grupo, Diego Mariño dejó el club y se marchó al Levante. La sorpresa no fue tal porque una vez Bruno Varela fue del Valladolid, la salida del guardameta gallego era cuestión de tiempo.

Un inicio complicado

El mes de septiembre arrancó para el club presidido por Carlos Suárez con mucho movimiento, especialmente en los despachos, ya que los primeros días sirvieron para presentar ante los medios de comunicación a las tres últimas incorporaciones de los pucelanos en el periodo estival de fichajes: Diego Rubio, Pedro Tiba y Erick Moreno. Además, el Real Valladolid cerró agosto con la cifra de 10.505 abonados, lo que impulsaría aún más si cabe a los suyos para la importante cita en El Toralín frente a la Ponferradina. No obstante, la tempranera expulsión de Juanpe condicionó en demasía a los pupilos de Gaizka Garitano, que cayeron estrepitosamente por tres dianas a cero y sufrieron la segunda derrota del curso en la Liga Adelante (ambas a domicilio).

La nota positiva seguía siendo el tema de los abonados

La nota positiva seguía siendo el tema de los abonados, que a comienzos de septiembre ya eran más de 11.000 para un Pucela que tenía la intención de volver a militar el curso que viene en Primera División. Llegaba la hora de afrontar la eliminatoria a partido único de la Copa del Rey en el Carlos Tartiere contra el Real Oviedo, plantel recién ascendido, pero que contaba con serias opciones de cuajar un curso importante en la categoría de plata del balompié a nivel nacional. Y serían los carbayones los que se llevarían el gato al agua delante de su gente por dos tantos a uno, dos goles del cuadro asturiano en apenas tres minutos que tumbaron por completo a los castellanos, junto con una nueva tarjeta roja que sufrió Juanpe con la zamarra albivioleta.

(Foto: Real Valladolid).

Garitano era muy consciente de la necesidad de frenar la dinámica negativa en la que se habían adentrado los suyos, sobre todo tras los reveses experimentados con Ponferradina y Real Oviedo en Liga y Copa, respectivamente. La siguiente parada en el calendario del torneo de la regularidad para el equipo blanquivioleta sería la visita al Nuevo José Zorrilla del Bilbao Athletic, el único filial que militaba en Segunda en el curso futbolístico 2015/16. No fue en absoluto un duelo sencillo para los intereses de los vallisoletanos, que acabaron incluso pidiendo la hora en los compases decisivos de la contienda, pero los tres puntos se quedarían en la capital de Castilla merced a una diana de Juan Villar justo antes del descanso.

Igualmente, la campaña de abonados del Real Valladolid se prolongaría hasta finales de septiembre, si bien es cierto que a mitad de mes ya había alcanzado los 11.500 para sumarse a la causa de luchar hasta el último instante por el codiciado ascenso a la Liga BBVA. Otro aspecto destacable sería que Juan Villar recibió el primer Jugador Cinco Estrellas de la entidad pucelana en la campaña, ya que había hecho méritos más que suficientes en los compromisos iniciales de la temporada en el mes de agosto. Por su parte, Alfaro estaría entre dos y tres semanas de baja por una avulsión musculo-aponeurótica del recto anterior del cuádriceps derecho, mientras que el club consolidaría su acuerdo de colaboración con RTVCyL.

Otro partido importante sería el que tendría lugar en Los Pajaritos, escenario que acogería un derbi regional entre Numancia y Pucela. Los visitantes se pusieron 0-2 en el electrónico gracias a las dianas de Mojica y Rodri, aunque el cuadro soriano acabaría devolviendo la equidad al luminoso para firmar las tablas al beneficiarse de las expulsiones de Juan Villar y Samuel. La actuación del colegiado a lo largo del choque fue bastante discutida, lo que provocó que los castellanos presentaran alegaciones al acta arbitral, pero eso no impidió que el onubense y el ex del Celta de Vigo fueran sancionados con uno y dos encuentros de suspensión, respectivamente.

El Nàstic de Tarragona arribaba a la ciudad que vio nacer a Miguel Delibes con el firme propósito de darle un susto al Pucela en su feudo, aunque los locales fueron superiores en lo que a juego se refiere durante los 90 minutos reglamentarios. Pese a ello, el 0-0 inicial no se movería del marcador del José Zorrilla, por lo que ambos conjuntos tuvieron que conformarse con sumar un punto en sus respectivos casilleros. En otro orden de las cosas, Grupo Recoletas se comprometía a ser el nuevo patrocinador principal de la cantera albivioleta, al tiempo que el número de abonados del Real Valladolid se elevaba hasta los 11.856.

Una noticia importante iba a ser la ausencia de Kepa y Bruno Varela para el duelo liguero frente al Real Oviedo a orillas del Pisuerga, puesto que ambos habían sido citados por las selecciones Sub 21 de España y Portugal, respectivamente. Por tanto, Julio Iricibar sería el encargado de custodiar la meta pucelana en dicho partido. Antes sería la batalla en El Alcoraz contra el Huesca, donde los pucelanos se adelantaron con una diana de Rodri, pero solo fueron capaces de obtener un empate (y gracias) en tierras oscenses merced a una increíble actuación de Kepa bajo palos. El próximo envite sería en casa ante los carbayones, quienes se impondrían con total merecimiento por un ajustado 2-3 para asestar un duro golpe a toda la expedición vallisoletana.

Los problemas continuaban aumentándose para el Real Valladolid, dado que Erick Moreno y Alfaro estarían apartados del grupo durante un mes por lesión. Kepa sí que daría una alegría al entorno blanquivioleta, ya que el joven cancerbero cedido por el Athletic Club de Bilbao sería galardonado con el premio Jugador Cinco Estrellas del mes de septiembre. Asimismo, José Antonio Pérez asumiría la presidencia de la Federación de Peñas del Pucela, mientras que el club castellano renovaba también su confianza con Podoactiva. Sin embargo, los malos resultados se iban a seguir prolongando, todo ello con motivo del partido contra el Llagostera en Palamós. Los gerundenses noquearon a los pucelanos por tres tantos a uno, lo que provocó que el club presidido por Carlos Suárez se adentrara en posiciones de descenso a Segunda B.

(Foto: Real Valladolid).

Este varapalo causó la destitución de Garitano como entrenador del Pucela, una cuestión que hizo que Miguel Ángel Portugal fuera el elegido para tomar las riendas del navío albivioleta. Rubén Albés subiría al primer equipo como ayudante del burgalés, por lo que Borja Jiménez ocuparía el cargo en el banquillo del Promesas. El debut de Portugal como técnico castellano sería en Zorrilla frente al Mirandés, rival al que no podría medirse Moyano por haber sufrido una sanción de dos partidos. Y la fórmula del nuevo míster funcionó, debido a que los locales le dieron una enorme satisfacción a su fiel afición al doblegar a los hombres de Carlos Terrazas por la mínima (2-1).

André Leão vio la quinta cartulina amarilla en el triunfo frente al Mirandés y no podría vestirse de corto en la pugna en el fortín del Almería, aunque había que tener en cuenta que Timor era a esas alturas de la temporada el jugador con más minutos de la plantilla. El valenciano había sido titular en los 10 encuentros de la Liga Adelante disputados hasta el momento por el plantel uniformado a rayas blancas y violetas, así que iba a ser uno de los baluartes para tratar de sumar la primera victoria del Real Valladolid en su historia en el campo de los rojiblancos. Y no se podía pasar por alto el hecho de perseguir el primer triunfo del curso lejos de tierras castellanas, algo que se le estaba resistiendo en demasía al Pucela.

La mejor racha de la temporada

El mes de noviembre comenzó con la visita del Real Valladolid al Estadio de los Juegos del Mediterráneo para medirse a la UD Almería. Los blanquivioletas no fueron capaces de superar las tablas en el marcador, y firmaron un 1-1 en un encuentro en el que ambos conjuntos fallaron desde los once metros. Chuli en primer lugar, y Mojica en los minutos decisivos del partido pudieron cambiar el resultado final. En un encuentro en el que el juego de los pucelanos estuvo muy por debajo del nivel esperado, volvió a destacar un canterano vallisoletano, aunque en esta ocasión en las filas almerienses. Quique González fue el líder de la UD Almería y anotó en este encuentro su quinto gol de la temporada.

Tras el empate en Almería, los chicos de Miguel Ángel Portugal regresaron a los entrenamientos con un elevado número de bajas, uno de los principales lastres de esta campaña. A los ya lesionados Alfaro, Erick Moreno y Óscar González les acompañaron esta semana una larga lista de jugadores formada por Kepa Arrizabalaga, Manu del Moral, Timor, Pedro Tiba, Javi Chica o Álvaro Rubio, entre otros, lo que obligó al técnico burgalés a tener que citar para poder desarrollar las sesiones de entreno a varios jugadores del filial.

Muchos de estos futbolistas que hicieron saltar las alarmas durante la semana por sus respectivas molestias y lesiones acabaron entrando en la convocatoria para el choque contra el CD Leganés, y varios de ellos fueron titulares y disfrutaron de muchos minutos, como en el caso de Kepa, Chica, Tiba o Del Moral.  Los pucelanos, una semana más, no fueron capaces de conseguir un triunfo con el que levantar el vuelo, y al igual que había ocurrido la semana anterior en Almería, volvió a repetirse el mismo resultado. 1-1 frente al cuadro pepinero en un encuentro en el que Samuel adelantó a los de Portugal, pero que finalmente Szymanowski igualó a falta de 11 minutos para el final. El partido del Real Valladolid volvió a ser decepcionante y lo único positivo de este fue el debut oficial con el primer equipo de José. El jugador del Real Valladolid Promesas, que ya había ido convocado contra la UD Almería, pero no había tenido oportunidad de jugar, saltó al terreno de juego en el minuto 85 para sustituir a Pedro Tiba, dando de esta manera un paso más es su trayectoria.

Óscar González y David Timor se unieron al grupo de lesionados

Con el encuentro frente al Real Zaragoza en La Romareda en el horizonte, el conjunto albivioleta regresó a la dinámica de entrenamientos. Unos entrenamientos, que al igual que en las últimas semanas, volvieron a estar marcados por las bajas de un gran número de jugadores. Óscar González y David Timor se unieron al grupo de lesionados y trabajaron al margen del resto de compañeros para tratar de poder entrar en la convocatoria. El que sí pudo trabajar con el grupo a partir del miércoles fue Alejandro Alfaro, que volvía tras una lesión de larga duración. Timor y Óscar finalmente no se recuperaron de sus molestias y no pudieron estar a disposición de Miguel Ángel Portugal. Otros que tampoco pudieron estar, aunque en sus casos no fue por lesión, fueron los internacionales Mojica, Kepa Arrizabalaga y Bruno Varela, convocados con sus respectivas selecciones. Ante esta situación de ausencia de guardametas, Portugal se vio obligado a llamar a los dos porteros del filial, Julio y Dani Hernández.

El elegido para jugar el importante choque contra el Real Zaragoza fue Julio, que ya había sido titular contra el Real Oviedo por este mismo contexto. El Real Valladolid venció con solvencia y de forma inesperada al conjunto maño, que por esa época ocupaba la tercera posición en la tabla de clasificación. Los pupilos de Miguel Ángel Portugal consiguieron su primera victoria fuera de casa de toda la campaña. Un tanto de Cabrera en propia meta en el minuto 3 de partido y otro de Manu del Moral nada más reanudarse la segunda mitad fueron suficientes para que el Real Valladolid consiguiese una victoria con la que empezar a mirar hacia arriba.

Alejandro Alfaro, al igual que en la semana anterior, volvió a entrenarse con el equipo, pero no todo iban a ser noticias positivas en la ciudad del Pisuerga.  Tras estar ausentes durante varios entrenamientos por molestias y ser sometidos a pruebas de diagnóstico,  se confirmaron los peores presagios. André Leão y Manu del Moral estaban lesionados. El portugués, por su parte, iba a estar alejado de los terrenos de juego al menos tres semanas a causa de una rotura de fibras en el bíceps femoral de su pierna derecha de grado I-II, mientras que el jienense, con la misma lesión que el mediocentro luso, pero en su caso de grado II-III, iba a estar apartado al menos dos meses. Mazazo para la disciplina vallisoletana que perdía a dos de sus jugadores más importantes. Otro que también iba a ser baja, aunque solo para el choque contra el C.A. Osasuna, fue Mario Hermoso, que en la victoria frente al Real Zaragoza vio la quinta cartulina amarilla. 

Con las ausencias de los lesionados y del sancionado Mario Hermoso, pero con un buen clima por los últimos resultados cosechados -tres empates y una victoria- visitaba al Real Valladolid el C.A. Osasuna. Los pucelanos soñaban con seguir con la racha y seguir puntuando frente al líder de la categoría, pero la gesta no pudo ser. Nino silenció el José Zorrilla. Llegó la primera derrota de la era Portugal, en un partido que estuvo condicionado por completo por la expulsión por doble amarilla de Marcelo Silva. Además, si esto ya era una mala noticia, Samuel y Rodri vieron la quinta amarilla, por lo que también se perderían el partido en Lugo. No todo fueron malas noticias, ya que a pesar de la derrota, la expulsión y las sanciones, Alejandro Alfaro y Óscar González volvieron a enfundarse la elástica blanquivioleta. El onubense disputó cerca de media hora de partido, mientras que el salmantino saltó al campo a falta de 15 minutos para el final. 

Las semanas de entrenamiento continuaban con la misma dinámica. Lesiones, regresos, citaciones de jugadores del filial, etc. Ante la ausencia de efectivos para ocupar el eje de la zaga, Portugal llamó a Cristian, jugador del Real Valladolid Promesas, para probarle y quién sabe si darle la oportunidad de jugar, pero la mala suerte se apoderaría del canterano, y en una acción en una sesión de entrenamiento cayó lesionado con un esguince en el ligamento lateral interno de su rodilla izquierda que le apartaría de los campos durante tres semanas. Álvaro Rubio, Kepa, Moyano y Juan Villar fueron algunos de los jugadores que se perdieron algún entrenamiento, ya fuese por molestias, por precaución o por descanso programado, pero finalmente, salvo Moyano, todos entraron en la convocatoria para medirse al CD Lugo.

Visitaba esa semana el conjunto pucelano el Anxo Carro con la intención de regresar a la senda de la victoria tras el traspiés contra Osasuna. No pudo ser tampoco en esta ocasión, y cerca estuvo el Real Valladolid de perder el encuentro, pero un absurdo penalti en el descuento transformado por Guzmán le regaló un punto muy valioso a los vallisoletanos. Los pucelanos remontaron un partido que se les había puesto cuesta arriba, y más después de que Mojica fuera expulsado por doble amarilla. Una expulsión que traería que hablar más adelante.

Y vaya que si trajo que hablar. El Comité de Competición sancionó al colombiano con tres partidos, siendo uno de ellos por la doble amarilla, y los otros dos por protestar mientras abandonaba el terreno de juego. El club recurrió, pero la respuesta a esto fue negativa. En este contexto de ‘aguas revueltas’, llegaron dos noticias muy positivas. Por un lado, Óscar González recibió el galardón que le acreditaba como mejor centrocampista de la Liga Adelante 2014/15 tras una gran temporada en la que anotó 16 tantos y dio 10 asistencias. Y por otro lado, el portugués André Leão recibió el alta médica y regresó a la convocatoria para enfrentarse al Deportivo Alavés tras haber estado lesionado tres semanas. El Real Valladolid cayó derrotado por 1-2 contra el Depotivo Alavés, pero la derrota en esta ocasión fue lo de menos. Lo peor fueron las sensaciones que dejó el equipo. Se volvió a ver a un Real Valladolid sin alma, sin ambición, jugando a pasar el rato, y esto empezó a enfadar a la parroquia vallisoletana.

No corrían buenos tiempos en Valladolid, con un equipo capaz de lo mejor, pero también capaz de lo peor, con un equipo que un fin de semana daba una de cal, y al siguiente una de arena. Con este panorama se empezaba una nueva semana de trabajo con la mirada puesta en Albacete, donde los pucelanos necesitaban conseguir su segunda victoria a domicilio de la Liga y tratar de revertir la situación. Cuando algo va mal, por mucho que se intente cambiar, todo acaba saliendo mal, y esto se veía reflejado en la disciplina pucelana. A todos los lesionados se les unía la revelación de la Liga y uno de los pilares del equipo, Juan Villar, que iba a sembrar el caos durante toda la semana al ausentarse por molestias en alguna sesión. Por suerte acabó entrando en la convocatoria, y qué suerte que entró, porque de sus botas salió el gol del triunfo en la visita al Carlos Belmonte. Los de Miguel Ángel Portugal volvieron a reencontrarse con su mejor versión en el partido frente al Albacete Balompié, haciendo un partido muy serio y dejando la puerta a cero. La nota negativa la puso el técnico burgalés, que fue expulsado a falta de un cuarto de hora para acabar la enmienda. Además, otro que salió mal parado fue Timor, que vio la quinta cartulina amarilla. André Leão dio el susto y tuvo que ser sustituido tras un duro golpe.

El Real Valladolid recurrió la sanción de Portugal ante el Comité de Competición, pero este finalmente no se la retiró, castigándole con un partido de suspensión, pero al final la sanción quedó en nada, ya que el Comité de Apelación dejó sin valor alguno la sanción del Comité de Competición, por lo que Miguel Ángel Portugal pudo sentarse en el banquillo en el choque frente al CD Tenerife. Para el partido frente a los chicharreros, último encuentro del año del Real Valladolid en su feudo, el club sacó la promoción “Familia Blanquivioleta”, con la que cada abonado podría sacar dos invitaciones con la intención de llenar el estadio. Tras la victoria en Albacete, las buenas noticias iban llegando en forma de regresos. La enfermería pucelana empezaba a vaciarse, y en la semana previa al último partido del año, André Leão, Juan Villar, Tiba, Juanpe y Moyano – todos ellos lesionados –, regresaron a la dinámica con el resto de compañeros.

(Foto: Real Valladolid).

Llevaba el Pucela dos partidos muy malos en casa, y con las navidades a la vuelta de la esquina, tocaba regalarle una victoria a la afición. Y Zorrilla se reencontró con la victoria, y encima por goleada. El Real Valladolid le endosó un abultado 4-1 al CD Tenerife para acabar con muy buenas sensaciones el año. Óscar abriendo la lata, Juan Villar por doble partida y Guzmán para certificar la victoria hicieron los tantos. El partido de los chicos de Portugal fue de menos a más. Con este triunfo ante los canarios, el Real Valladolid conseguía por primera vez en toda la temporada enlazar dos victorias consecutivas.

Si Álvaro Rubio fue nombrado mejor jugador del Real Valladolid en el mes de noviembre, el elegido por los aficionados para el mes de diciembre fue Juan Villar, pichichi del equipo y que en los últimos encuentros del equipo había sido el líder de la manada. El primer regalo de las navidades llegó anticipado con la victoria al CD Tenerife, pero después del día de Navidad llegó una más positiva. Tras mucho tiempo, el Real Valladolid volvía a entrenar con todos sus efectivos disponibles el 29 de diciembre, por lo que la enfermería pucelana quedaba vacía tras muchos meses.

La Navidad regaló a los pucelanos la ilusión que la directiva no le pudo dar a su parroquia durante el mercado de fichajes de verano. La vuelta de Roger y de Borja, el fichaje de Rennella y también la incorporación de Nikos, aportaba al Real Valladolid ese salto de calidad que el equipo estaba esperando desde la primera jornada de Liga, pero que nunca terminó de llegar.

El primer mes del 2016 dejó sensaciones encontradas a lo largo de las cinco jornadas de Liga que se disputaron, fue un mes en el que quizá se puede aceptar que el equipo tuvo una ligera mejoría y comenzó a dar síntomas de despertar. Lo cierto es que el año arrancó mal para los pupilos de Miguel Ángel Portugal, con una derrota por la mínima en Girona que ponía fin a una racha de dos partidos consecutivos ganando. No traer los tres puntos de Montilivi entraba dentro de los planes, pero la preocupación volvió a surgir cuando en la siguiente jornada el Pucela no fue capaz de imponerse al Elche sobre el césped del Estadio José Zorrilla. Rodri, con su gol en el descuento, fue el encargado de que la parroquia pucelana no viese una nueva derrota de su equipo y reviviera viejos fantasmas que parecían haberse esfumado tras las contrataciones invernales.

El resurgir

Las dos siguientes jornadas de Liga fueron un halo de esperanza para la afición Pucela, que vio cómo el equipo trajo de Mallorca los tres puntos gracias a un gol in extremis de Juan Villar. Parecía el comienzo de una racha que colocase a los blanquivioletas cerca de las tan ansiadas posiciones de playoff, ya que a la jornada siguiente el José Zorrilla fue testigo de lo que para muchos fue el mejor partido de la temporada de los castellanos.

La visita del Córdoba a Valladolid fue un soplo de aire fresco

La visita del Córdoba a Valladolid fue un soplo de aire fresco debido al buen juego desplegado por el equipo y las buenas sensaciones que transmitieron sobre el tapete de Zorrilla. Los hombres de Miguel Ángel Portugal se impusieron con mucha claridad a los andaluces por dos a cero, sumando así su segunda victoria consecutiva y colocándose a tres puntos del playoff.

(Foto: Real Valladolid).
(Foto: Real Valladolid).

La buena racha se prolongó en Alcorcón, donde el Pucela consiguió rascar un punto del siempre complicado estadio de Santo Domingo gracias a un insulso empate a cero. Con este empate, los castellanos cerraron un mes que comenzó con la derrota en Girona, pero que terminó con muy buenas sensaciones y con unos resultados más que aceptables, que por momentos hicieron posible el objetivo de conseguir un puesto en el playoff.

El mes más corto del año arrancó con una dura dosis de realidad para el Real Valladolid, que no pudo pasar del empate en su estadio ante la Ponferradina. El reparto de puntos no hizo más que volver a poner de manifiesto las dudas que el cuadro de la ciudad del Pisuerga venía arrastrando durante toda la temporada. La Ponferradina cortó en seco la buena racha vallisoletana, dejando al los blanquivioletas a seis puntos del playoff.

Pese al tropiezo en casa, el Pucela se repuso bien de la situación y se trajo en la maleta los tres puntos en su visita a San Mamés gracias a un gol de Roger. La victoria hizo patente el buen hacer del Valladolid como visitante, dejando claro que el problema del equipo se encontraba a la hora de jugar en casa.

Abonado al empate

Febrero podría considerarse como el mes de los derbis, ya que además de la Ponferradina, el Numancia también pasó por el Zorrilla consiguiendo el mismo botín que los del Bierzo. El doblete de Roger no fue suficiente para doblegar a los sorianos, que plantaron mucha batalla e incluso se llegaron a poner 1-2 remontando el gol inicial de Roger. Los problemas en casa eran ya un secreto a voces para un equipo al que le venía infinitamente mejor jugar fuera de casa en vez de local.

De las cuatro jornadas que se disputaron en febrero, el Real Valladolid sumó tres empates, el último a domicilio ante el Nàstic, donde el delantero procedente del Real Betis, Rennella, consiguió inaugurar su cuenta goleadora y neutralizar así el gol inicial de Emaná. Con este punto a domicilio, los de la capital de Castilla y León cerraron invictos el mes de febrero, pero sabedores de que los resultados obtenidos no han sido los esperados y acrecentando los problemas en Zorrilla, que despidió febrero sin ver ganar a su equipo como local.

(Foto: Real Valladolid).
(Foto: Real Valladolid).

La zozobra definitiva

Tal era la igualdad, o mediocridad, de la presente Liga Adelante, que un equipo tan irregular, poco cuajado y sin ideas futbolísticas como el Real Valladolid seguía teniendo opciones pese al transcurso de los meses. “Esto es enganchar dos o tres partidos seguidos y te pones arriba”, decía aquel, un discurso que el vestuario tampoco paró de repetir, con Miguel Ángel Portugal como máximo exponente del optimismo ilustrado.

Sin embargo, al técnico burgalés no le faltaba razón, pero sí argumentos. Su Pucela, mejor dicho, todos los Pucelas del curso han sido incapaces de rendir bien tres o cuatro partidos, sumar y decirle a la categoría un “aquí estoy yo” propio de quien es verdaderamente capaz de subir en la tabla. Marzo comenzó con el Real Valladolid a medio camino de acercarse a los puestos de promoción, pero no hubo manera de conseguir dar el paso esperado.

El primer rival de este periodo primaveral fue un Huesca inmerso en la batalla por la permanencia, que llegó a Zorrilla con la vitola de equipo al que ganar fácil en casa, sumar tres puntos y a seguir acercándose al sexto puesto. Nones. Los oscenses dieron un baño de fútbol, ganas y acierto a los de blanco y violeta, que volvieron a tener que pedir disculpas a su respetable y entonar el ya manido “no ha sido el día, pero quedan X finales”.

Buen juego, goles, cierto rigor en defensa y triunfo a domicilio

Sorprendentemente, las dos siguientes se ganaron. La visita a Oviedo, fecha señalada por la parroquia local ante su simpatía con los carbayones, se saldó con un contundente 2-4 que hizo soñar a demasiados necios. Buen juego, goles, cierto rigor en defensa y triunfo a domicilio. Podría ser el punto de inflexión de la temporada, momento de romper la inercia e ir a por todas.

(Foto: Real Valladolid).

El 3 a 0 sobre el débil Llagostera – que aun así tuvo oportunidades para que el resultado hubiera sido otro – ilusionó al pueblo, un pueblo que acabó haciendo la ola con el equipo duodécimo, pues tal ha sido la racanería de buenas noticias brindadas desde el Real Valladolid que bastaron un par de buenas semanas para animar al aficionado. Ilusos.

De nuevo, Portugal entonaba ese afán positivo que, quizá por primera vez desde su llegada, tenía cierta base. El choque ante el Mirandés en tierras burgalesas sería la piedra de toque para confirmar esta buena tendencia y llegar por fin al anhelado playoff. Pero no pudo ser, y quizá tampoco era justo. El doloroso 4-1 recibido en Anduva eliminó definitivamente las esperanzas de poder volver a Primera de la manera que fuese. Ese batacazo sería definitivo.

Tras la goleada llegó la verdadera decadencia castellana, y eso que era difícil caer más bajo. Un empate milagroso ante el Almería en Zorrilla se vio sucedido por otra goleada, esta vez en Leganés. Sin muchos lujos, los madrileños les metieron cuatro a los blanquivioleta, que vieron cómo Timor, Sastre y Omar, desechados en Valladolid en parte por méritos propios, se convertían en fueras de serie para humillar al equipo y a los que acudieron a Butarque con la esperanza de ver a los vallisoletanos haciendo algo decente.

La sombra del despido se cernía sobre Miguel Ángel Portugal, incapaz de sortear las aguas turbulentas sobre las que navegaba su nave. Ni a golpe de cambios en el once ni a base de personalidad de entrenador. No había manera de que el extécnico del Racing se impusiera, quizá nadie le escuchaba o quizá no tuviera mucho que mereciera ser escuchado. 

La paciencia de Carlos Suárez se empezó a agotar tras caer otra vez en casa contra un Real Zaragoza que tampoco hizo grandes méritos para asaltar Zorrilla, pero suficientes para superar la frustración e incapacidad de los jugadores locales. Apenas Juan Villar, a base de pundonor y ganas, y un Roger a quien Segunda se le queda pequeña sobresalían ligeramente en el iceberg que no tardaría en hundir al entrenador que chocara con él.

Acababa abril, mes nefasto para los intereses del Real Valladolid, y tocaba visitar el mítico Sadar pamplonica. Allá donde Ebert hizo magia hace ya demasiado, allá donde se disputaron tantos partidos en Primera, el Pucela volvió a quedar retratado como un conjunto mediocre, sin dirección ni timón que guiara el rumbo. Las aspiraciones a los puestos de promoción ya no es que se esfumaran, sino que se evadían por completo, y se sustituían por un temible enemigo: el descenso.

(Foto: Real Valladolid).

Que todo un Valladolid se fuera amenazado por perder la categoría, y posiblemente la vida futbolística iniciada en 1928, se saldó con el adiós a Portugal y la llegada de Alberto López, exportero de la casa, con un cometido esencial: la permanencia. Siete semanas para no quedar entre los cuatro últimos, un cometido que nadie hubiera sospechado en agosto, pero que tampoco fue inesperado tal y como evolucionó la temporada.

El miedo al abismo

Mayo trajo el debut de Alberto López en el banquillo de Zorrilla. Llegado para salvar al equipo de forma holgada, su primer encuentro no sirvió para conseguir este objetivo secundario de la temporada. El Lugo fue su primer rival, y ante un José Zorrilla desangelado, ya sin ganas de fútbol, pero con el temor del descenso a Segunda B, el Real Valladolid salvó los muebles de mala manera. Un encuentro en el que se vieron las carencias de un equipo sin trabajo, sin esfuerzo. El Lugo consiguió el primer tanto, y si no llega a ser por Roger en el último minuto de partido, la trayectoria de este Real Valladolid podía haber cambiado. Punto salvado.

Tras este primer tropiezo de Alberto, a él y su Real Valladolid le tocaba visitar un estadio muy familiar: Mendizorroza. El Alavés como rival, en un choque en el que se vio quién se jugaba algo importante, el ascenso, y quién estaba dando tumbos en la recta final del campeonato, intentando evitar el drama del descenso, pero sin un gran apuro. Perdió el Pucela aquel encuentro y la sensación de poder bajar a Segunda B se acrecentaba, pero no llegaba a ser del todo verdadera al ver la distancia con los ocupantes de esas plazas. Lo cierto es que, aunque la distancia se fue reduciendo con el paso de las jornadas, la sensación es que no había tiempo suficiente para perder el colchón y de paso la categoría. Otro gallo hubiese cantado de durar tres o cuatro jornadas más el curso, el Real Valladolid habría descendido. O de no haber salvado esos puntos en los minutos finales de la contienda.

(Foto: Real Valladolid).

La victoria ante el Albacete prácticamente cerró la permanencia, ese gol de Óscar vale su peso en oro en otro encuentro para olvidar. El lavado de cara que le dio Alberto al Pucela se notó, pero para mal. El equipo realizó un juego rácano, con demasiados balones en largo, y cero fútbol. Pero tres puntos son tres puntos. Ganados, o perdidos, como sucedió una semana después en Tenerife. De lo que podía ser tranquilidad, al sufrimiento. Un tira y afloja, hacer la goma que le llaman en ciclismo, con la distancia con el descenso. De una semana tranquila se pasó a otra convulsa, con miedo en la afición, que aunque no se lo terminaba de creer, tenía ese picorcito de verse en un marrón inesperado. 

Temporada para olvidar en lo deportivo que se demostró con el último encuentro

Al final, los dos empates consecutivos ante Girona, en un choque en el que nadie quiso ganar ni perder, sin historia alguna; y Elche, valieron para certificar de forma matemática la permanencia en Segunda División. Temporada para olvidar en lo deportivo que se demostró con el último encuentro. Ni en ese último día, ya sin jugarse nada, sin tensión, sin presión, sin nervios; el Real Valladolid pudo darle una alegría a su afición. Derrota contundente ante el Mallorca. Al menos a unos sí les sirvió de algo ese partido. 

(Foto: Real Valladolid).

Despedidas y bienvenidas

Temporada ya terminada. Por fin se acabó, que pensarían algunos. Y ya a pensar en la siguiente. Muchas despedidas, de gente ilustre como Óscar o Borja. Continuidades pendientes como la de Álvaro Rubio. Pero, pocos días después del final del choque ante el Mallorca, se sentó la primera piedra para hacer borrón y cuenta nueva, empezar de nuevo. Paco Herrera ya es entrenador del Real Valladolid, y junto a él han llegado los dos primeros fichajes: Guitián e Isaac Becerra. Dos incorporaciones de calidad, de más hombre que nombre, tras los fracasos estos dos últimos cursos con los ‘fichajes estrellas’. Tras toda esta temporada, analizada punto por punto, solo queda ver los acontecimientos en el verano, la nueva plantilla albivioleta, y volver a pensar que este Real Valladolid será candidato al ascenso. Por delante, un verano movido.