Abelardo junto a sus guajes han firmado dos años excepcionales, dos temporadas en las que se han ganado la admiración y el cariño de su afición. Y es que si echamos la vista atrás aún parece imposible que el proyecto de Abelardo se haya cimentado en tan poco tiempo.

El 4 de mayo de 2014 Sandoval era cesado como entrenador del Real Sporting de Gijón, una decisión muy aplaudida por los sportinguista después de la mala gestión de la plantilla y de los malos resultados del técnico madrileño. Abelardo era repescado como una opción de última hora, un hombre de la casa que había hecho un buen trabajo con el filial.

En cuatro partidos Abelardo metió al Sporting en puestos de promoción de ascenso. Pero la UD Las Palmas destrozaría las aspiraciones asturianas. Pero el milagro se obraría en la siguiente temporada.

Sin dinero para invertir en fichajes, los guajes de la mano de Abelardo salían al rescate del Real Sporting de Gijón. Como pasara en la época de Preciado, la afición comenzó a creer en un grupo de “novatos” con unas ganas inmensas de comerse el mundo y de devolver al histórico club a su categoría. Así lo hicieron. Y así se fue forjando el sentimiento que es conocido como “Abelardismo”, el sentimiento de ir con los tuyos hasta el final y confiar al máximo en el proyecto.

Esta temporada Abelardo volverá a tenerlo muy complicado, pero es en estas condiciones donde el técnico se crece. El equipo de los guajes se ha deshecho y son otros los que ocupan su posición, pero el Pitu confía en sus jugadores y el club confía en él. Por ello el Sporting ha decidido ampliar su contrato 4 años más. Tal y como señalan en el comunicado: “el Sporting quiere de este modo asentar la parcela deportiva en torno a un hombre de la casa, formado en Mareo y conocedor profundo del Club, su filosofía y su entorno, como piedra angular del Sporting del futuro”. Un futuro que empieza a labrarse este domingo con el inicio de la Liga.