Llegaba necesitado el Deportivo de la Coruña a este encuentro de la séptima jornada. Demostrando una línea de juego ascendente que no se correspondía con los resultados del equipo. Seis jornadas seguidas sin ganar y dos derrotas consecutivas, una de ellas contra un rival directo como es el Leganés, que se impuso en Riazor en la jornada intersemanal.

Y si el pasado era poco ilusionante, el futuro más allá de esta jornada para el equipo no es mucho mejor, ya que en el horizonte se ven a lo lejos dos visitas complicadas, al Camp Nou y a Balaídos. Sin duda el encuentro contra el Sporting tenía que ser el partido balsámico para que el equipo se reconciliase por fin con la victoria que por una cosa u otra se le venía resistiendo.

Para la causa volvía uno de los emblemas de este equipo, Sidnei Rechel, que volvía tras lesión y que jugó los 90 minutos al nivel al que ya nos tiene acostumbrados.

El partido comenzó con dominio alterno. Con idas y venidas sin que ni uno ni otro equipo concretase peligro con alguna llegada que pusiera en apuros al rival más allá de un lanzamiento lejano del turco Emre Çolak, que dejó bonitas combinaciones con el colombiano Marlos Moreno, y el tesón de Florín Andone, que sigue paliando con brega y pelea la ausencia de goles. Tampoco fue el día para el rumano en la faceta anotadora.

Así se llegó al minuto 10 de juego, en el que Raúl Albentosa remató con contundencia un córner, que Cuéllar consiguió desviar con una parada más que destacable.

A partir de este momento asistimos a un recital de imprecisiones por parte de uno y otro equipo, armonizadas por las constantes individualidades de Marlos y Emre, que por momentos se olvidaban de pasar el balón y se lanzaban a la aventura en solitario sin pensárselo dos veces.

Y en un balón parado llegó el gol del Deportivo. Llegó concretamente desde una falta al corazón del área. Borges remata de cabeza, rebota en dos futbolistas del Sporting y le queda el balón franco de nuevo al costarricense para fusilar a Cuéllar y adelantar al Deportivo en el marcador. Justo gol para un Deportivo que dominaba con superioridad el balón y gozaba de mejores ocasiones que el Sporting, que no había probado a Lux.

El gol, lejos de serenar al Deportivo pareció revolucionarlo. Buscaba la verticalidad y el área del Sporting casi con ansiedad, cayendo en errores de creación y perdiendo el balón con muchísima facillidad. No obstante el Sporting tampoco era capaz de generar situaciones de peligro claro.

Así se llegó al descanso. Buenas sensaciones las de un Deportivo al que le faltaba pausa en la creación pero que dominaba al Sporting con relativa facilidad.

La segunda parte comenzó como acabó la primera. El Deportivo seguía intentándolo y a punto estuvo Florín de alcanzar el gol a la salida de un córner. Pero una vez más Cuéllar sacó una mano prodigiosa para salvar a su equipo.

A partir de este momento el ansia del Deportivo se hizo mucho más palpable y el Sporting encontró la forma de aprovecharlo, aun sin generar grandes ocasiones, los asturianos se asomaban tímidamente a la portería del Deportivo de la Coruña.

Marlos Moreno era la imagen de la ansiedad del Deportivo, dando la sensación de que el balón quemaba en los pies, corriendo sin sentido y perdiendo balones fáciles. El colombiano demuestra maneras, pero sigue pagando las novatadas.

Y con el minuto 65 llegó el gol del Sporting en el primer tiro a puerta del conjunto asturiano. Un córner lanzado al primer palo, pasividad defensiva, pobre salida del guardameta, y el balón se cuela por la escuadra derecha de Germán Lux. Un tiro a puerta y un gol. Los fantasmas del encuentro contra el Leganés venían a la memoria de más de uno.

Y si el gol del Deportivo no hizo más que generar ansiedad en los locales, paradójicamente, el gol del Sporting asentó a los coruñeses, que empezaron a tocar con más criterio. Aunque quizá la salida del campo de Marlos y la entrada de Babel pudo tener algo que ver.

Se veía calma en el holandés cuando el balón le llegaba a las botas, criterio y pausa. Algo de lo que el Depor adoleció en muchas fases del encuentro. Con la entrada de Babel el equipo mejoró y volvió a generar ocasiones. No tan claras como las disfrutadas en otros momentos, pero al menos generaba peligro en el área de Cuéllar.

El Depor embotellaba al Sporting de Gijón pero no encontraba portería, parecía que una vez más, dos puntos iban a volar del feudo blanquiazul inmerecidamente. Parecía.

Y esque con el descuento llegó la genialidad de Ryan Babel, manejaba el balón Bruno Gama fuera del área, con el exterior abre para Babel y el holandés recorta al defensor y se saca un trallazo que se cuela en la portería de Cuéllar tras tocar el poste. Riazor, los jugadores y hasta Gaizka Garitano enloquecieron de alegría y así se llegó al final del encuentro. Tres puntos merecidos y balsámicos. Aire para el Depor que podrá respirar antes de encarar dos salidas muy complicadas.