La salud le dio un pequeño susto al entrenador de Osasuna, Enrique Martín Monreal, en el partido de ayer, donde Osasuna no supo conservar una renta favorable de dos goles y desperdició una buena oportunidad de conseguir la primera victoria después de que el conjunto canario consiguiera empatar el encuentro en los minutos finales.

Pero el partido es historia y lo importante ahora es el estado de salud de Enrique Martín Monreal, que tuvo que dejar de ver el partido en el minuto 5 de partido, después de padecer una ‘urgencia hipertensiva’, es decir, una subida de tensión tras el gol de Roberto Torres. Enrique Martín fue tratado por el médico en el vestuario y a la finalización del encuentro fue trasladado a la Clínica Universitaria, donde las pruebas realizadas descartaron cualquier cosa, salvo una subida de tensión, nada relacionado con el problema anterior que tuvo.

Enrique Martín Monreal ya tuvo un problema de salud cuando se hizo cargo del equipo en mayo de 2015, cuando sufrió un síndrome coronario agudo. El de Campanas fue ingresado en Urgencias de la Clínica San Miguel tras sentirse indispuesto con molestias en el pecho. Según el parte médico oficial de aquel día, Enrique Martín Monreal presentaba desde hace unos meses un dolor torácico de carácter progresivo, por lo que se decidió realizarle pruebas cardiológicas.

La tercera etapa del técnico rojillo comenzaba con mal pie, sin poder sentarse en el banquillo frente al Mirandés, pero todo quedó atrás, Martín se recuperó y salvó al equipo en Sabadell de una más que probable desaparición de la entidad navarra. Pero tras el susto de ayer y la mala dinámica del conjunto rojillo, que ha logrado tres puntos de los 21 disputados, dejan a Martín en la rampa de salida.

Y es que el fútbol no entiende de memoria, sino de resultados. Enrique Martín tomó el reto de salvar al equipo de su ciudad cuando solo quedaban seis partidos para que terminase la liga, en mayo de 2015. En ese tiempo consiguió que la gente se reenganchase al equipo de la misma manera que lo había hecho en el inicio de liga y volvió a lograr un nuevo milagro.

La directiva, en un buen gesto de agradecimiento, decidió darle la oportunidad de comenzar una nueva temporada en los mandos de la nave rojilla y Martín no la desaprovechó. Tras un inicio prometedor, con una plantilla planificada para no pasar los mismos apuros que el año anterior, el técnico consiguió unir a toda una comunidad y la afición respondió al equipo. Fuera donde fuese el equipo, Vitoria, Valladolid, Albacete, Oviedo, ahí había un número de seguidores presenciando el encuentro.

La burbuja que contenía en su interior al equipo y a la afición hizo que terminase estallando en la última jornada liguera, con el equipo clasificado para disputar, junto al Nástic, el Girona y el Córdoba, los playoff de ascenso a Primera División. Los pupilos de Martín arrollaron a los dos equipos catalanes y acabaron celebrando en la Plaza del Castillo un nuevo ascenso.

Pero este año las cosas no marchan como se esperaba y Martín puede que esté agotando su crédito. El fútbol es así de caprichoso y lo que un día te funciona en Segunda, al día siguiente deja de funcionar en Primera. Varios son ya los nombres que suenan para destituir al de Campanas en este parón, pero hay un nombre que toma más fuerza frente al de los demás, el de Joaquín Caparrós.