Otra vez la grada de Vallecas hizo milagros. En otro partido raro del Rayo Vallecano, la afición fue la clave para que el conjunto de José Ramón Sandoval no le perdiera la cara en ningún momento al partido. Como suele ser habitual, y espoleados por el fondo y por Bukaneros, el estadio se convirtió en el jugador número 12 en el partido ante el Numancia.

El conjunto soriano se adelantó muy rápido, a los dos minutos, gracias a un gol de cabeza de Manu del Moral que lograba batir a Paulo Gazzaniga. El portero argentino jugó a causa de las molestias físicas de Toño, pero sigue sin ofrecer garantías y seguridad en el área rayista. El Rayo no se rindió, y una falta sacada rápidamente dejaba solo a Amaya para marcar el gol del empate, el cual, casi premonitoriamente, fue dedicado para la afición del Rayo.

Sin embargo, el Numancia hizo saltar todas las alarmas. Tras el descanso, Marc Mateu y Julio Álvarez, este tras otro error de Gazzaniga, ponían al Numancia con dos goles de ventaja (1-3) y la cabeza de Sandoval en el disparadero. El cambio de Álex Moreno y, sobre todo, el empuje desde la grada, iban a hacer las suyas para tratar de empatar el partido.

El Rayo, como ya sucediera en el choque del pasado miércoles en Copa del Rey ante el Nàstic, se volcó en ataque y comenzó a avasallar la meta de Aitor Fernández, que acababa de entrar por Munir. Llevados en volandas por la afición, una jugada de Lass por la banda derecha la remató Manucho, pero el rechace fue a parar a Álex Moreno que recortaba distancias a quince minutos del final. El propio Moreno pudo empatar con un remate al larguero, aunque el que iba a encontrar el premio del gol sería Patrick Ebert, en el minuto 84, tras una jugada en la que, otra vez Manucho, pudo marcar. La gente reclamó gol fantasma, pero el alemán disipó todas las dudas con un derechazo a la red. El Numancia no sabía cómo parar la estampida por todos lados, y a punto estuvo de perder ese punto que se va para el casillero de ambos.

No es casualidad, por lo tanto, que el Rayo Vallecano haya sumado puntos en todos los partidos disputados en casa esta temporada. Lejos de Vallecas el equipo se está mostrando algo frío y desubicado, pero en la zona alta de la Avenida de la Albufera el equipo se siente imbatible. Afición y jugadores son uno, y así lo reconocía Antonio Amaya, uno de los veteranos de este vestuario, tras el partido. El central cogió el megáfono y se dirigió a la gente: “una vez más, daros las gracias por el apoyo recibido”. “Ha sido un partido muy difícil”, reconoció, pero agradece que “nunca se bajen los brazos en la grada”.