Por PATRICIA CAZÓN.


Qué curioso. Mi recuerdo del Calderón no es un partido sino una rueda de prensa. Y ni siquiera es aquella en la que Torres dijo adiós camino Liverpool (que podría). O aquella en la que regresó (que también). Fue una rueda de prensa mucho más 'insignificante', y entiéndase por insignificante una rueda de prensa normal, rutinaria, otro día más. Muchos de los periodistas que la cubrieron conmigo, quizás, seguro no la recuerden. Yo sí. Yo, cuando el Calderón ya no esté, pasaré por allí y este momento será uno de los primeros que vengan a mi cabeza

El Atleti de aquel día, de aquel año, era el último Atleti de Torres, el primero de Agüero, con Pablo, Perea, Maniche o Luccin. Aquella mañana estrenaba patrocinio. Kia les hacía entrega de nuevos coches. Hubo dos partes: la primera en la Sala VIP, arriba; la segunda, abajo, sobre el césped. No sé por qué, de pronto, estábamos todos en la grada de Preferencia y teníamos que ir a la de enfrente. Y, aquí, ya se sabe: el camino más corto entre dos puntos siempre es la línea recta. Fuimos caminando por el césped. Y fue pisarlo y sentir una energía especial. Algo diferente, mágico, un "¡WOW!" en mayúsculas, la inmensidad.

Quizá (sólo) es que me hablaban los goles allí marcados. Quizá los partidos disputados. Quizá me hablaba Luis (aún vivía), o Gárate (vive), o Vicente Calderón (ya no). No sé quién me habló. Quizá lo hizo el propio estadio, que me susurró nada mas poner un pie en la hierba, "pisas sitio sagrado", pero de pronto me detuve, anonadada, casi en el centro, mientras los demás seguían. Entonces se me acercó Antonio López. "Impresiona, ¿verdad?", me preguntó; sin saber qué me pasaba, sabiendo. 

"Es increíble", contesté, anonadada por lo grande que me parecía la grada, el estadio, el campo a correr cada partido, con la boca abierta y la piel de gallina. "Pues imagínatelo lleno, con toda la afición animando, empujando...", me dijo Antonio. Y miré la grada absolutamente vacía pero la sentí llena. Como si de pronto todos los momentos allí vividos, por todos, jamás se fueran del todo. Hoy quiero pensar que con el estadio pasará lo mismo: será solo polvo y ahí seguirán, en el aire, tantos buenos momentos vividos. Ay.


En Atleti_VAVEL, cada lunes, una historia personal como recuerdo del Vicente Calderón, que vive su última temporada.

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